Abdicación del Estado

SEÑOR DIRECTOR:
Don Miguel A. Vergara tiene razón: la injusticia estructural que padecieron y siguen padeciendo numerosos carabineros y miembros de las FF.AA. es un escándalo político y moral. Esa realidad no refuta, sino que confirma la abdicación del Estado.
Decir que “sacar a los militares a la calle” los habría condenado a la cárcel invierte la relación causal. La realidad es más grave: el Estado no actuó, y aun así los uniformados fueron perseguidos y condenados. Eso ocurre cuando la autoridad pretende orden sin asumir el costo del orden, y fuerza sin hacerse responsable del uso legítimo de la fuerza.
Los uniformados no fueron abandonados por un exceso de firmeza estatal, sino por lo contrario: el Estado renunció a ejercer su autoridad de manera completa y responsable. El resultado fue el peor de los mundos: ni se restableció plenamente el orden ni se protegió a quienes debían restablecerlo.
Por lo mismo, la solidaridad con los uniformados exige decir la verdad completa. No fue la firmeza del Estado lo que los abandonó, sino su retirada. Cuando el Estado abdica, los primeros sacrificados no son los violentos, sino quienes cumplen su deber.
Álvaro Ferrer Del Valle
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