SEÑOR DIRECTOR:

El proyecto de Financiamiento de la Educación Superior (FES), además de sus efectos financieros relevantes para estudiantes e instituciones, implica un riesgo aún más profundo e intangible para las universidades: la pérdida de autonomía y libertad. Así han advertido diversos actores universitarios, al señalar que subordinar la planificación a criterios centralizados limita la capacidad de investigar e innovar en propuestas educativas diferenciadoras.

El FES, que en materia educacional fue el anuncio más celebrado por el Presidente en su última Cuenta Pública, restringe el rol de las universidades -que va más allá de la formación- y, por qué no, plantea el riesgo de dividir el sistema entre instituciones de primera y segunda categoría: por un lado, aquellas adscritas al FES; por otro, las que, en la convicción de mantener modelos innovadores y competitivos, deban restarse, quedando disponible solo para quienes puedan soportar tal carga económica.

De prosperar, se repetirá el mismo error que con la reforma al sistema de admisión escolar: una apariencia igualitarista que esconde una realidad segregadora.

José Manuel Valdivieso

Fundación P!ensa