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Alyson Richman, autora de novela histórica: “Ser escritor ahora es más importante que nunca”

El primer libro de la autora estadounidense llega a Chile en español gracias a Planeta. El Hijo del Tallador de Máscaras fue el inicio de la virtuosa carrera de Richman, que ya tiene en su haber más de una decena de libros de ficción histórica, de los cuales, uno de ellos, habla sobre la dictadura militar de Augusto Pinochet. La escritora reflexiona en Culto sobre el momento político de Estados Unidos y el rol de los artistas en escenarios polarizados.

Alyson Richman, autora de novela histórica: “Ser escritor ahora es más importante que nunca”

La escritora best seller Alyson Richman suma un nuevo libro en Chile. Se trata de El hijo del tallador de máscaras, su primera novela, que llega al español gracias a Editorial Planeta.

“Es un honor que mis libros se traduzcan al español. Es mi primera novela, la escribí cuando tenía 26 años. Siento una inmensa satisfacción al pensar que mis lectores hispanohablantes podrán leer todos los libros que he escrito. El sueño de cualquier autor es escribir una historia que trascienda la distancia, el idioma y, a veces, el trasfondo cultural. Es poder crear una historia universal que conecte a lectores de todo el mundo”, dice la autora estadounidense en videollamada con Culto.

El título sigue a un tallador de máscaras y a su hijo, su aprendiz, quien desafiará las tradiciones y pondrá en jaque la relación con su familia y el milenario oficio.

La conexión de Richman con el arte japonés es profunda. Debido al trabajo de su padre, vivió durante su niñez y adolescencia en el país nipón. Además, su madre era artista. Esas influencias la llevaron a estudiar Historia del Arte y Estudios Japoneses en Estados Unidos, lo que hizo retornar unos años después a Asia, específicamente a Kioto.

Allí descubrió la mística de las máscaras en el teatro nipón. “Es una de las formas más tradicionales del teatro japonés. Se usa una máscara. Normalmente, solo los hombres son actores en el teatro. Interpretan los papeles femeninos a través de ellas. Existe una creencia muy espiritual en la máscara: una vez que el actor se la pone en el rostro y sube al escenario, libera el espíritu que el tallador ha infundido en la madera”, explica.

Durante ese periodo, estudió, junto a otros tres jóvenes, con un tallador de máscaras de 87 años, uno de los pocos que quedaban en Japón. “Era considerado un tesoro nacional”, dice. Tallar con cincel y moler los pigmentos a mano con un mortero eran parte del extenuante pero gratificante proceso. “Demoré nueve meses en tallar una sola máscara”, dice.

Muchas preguntas rondaban la mente de la Alyson Richman de 23 años. Una de ellas era cual era la influencia del arte japonés en el occidental, y viceversa. Lo veía por ejemplo en Monet, o en Van Gogh… Pero, ¿qué tanto influyó Europa en los japoneses? “Tenía esa pregunta en mi mente mientras tallaba mi máscara, pensé que me gustaría estudiar eso después de graduarme. Así que conseguí una beca para investigarlo. La gente bromeaba: ¿qué vas a hacer con tu título de historia del arte? Yo seguía pensando en que me encantaría escribir novelas sobre Japón, sobre individuos creativos”.

Así llegó la idea del tallador de máscaras como mentor, que a la vez tuviera una relación familiar con su discípulo. “Un joven, hijo de un tallador, y su padre, que espera que siga el camino tradicional de sus antepasados. Sin embargo, este joven está madurando cuando Japón finalmente se abre al mundo y aparece la idea de cruzar el océano para estudiar en un lugar como Europa. Se convierte en la historia de un padre e hijo, de dos artistas con diferentes pasiones creativas y cómo concilian esas diferencias artísticas”, explica la autora.

Justo en ese periodo, cuando Richman ya había escrito 100 páginas de El hijo tallador de máscaras, comenzó una relación con su actual esposo. Llegaron a un acuerdo. “Me dijo que podía dejar mi trabajo por un año, él pagaría las facturas, el arriendo y yo debía terminar la novela”, recuerda.

Si bien sabía mucho sobre historia del arte, el proceso de escribir novelas fue autodidacta. “Siempre escribo desde una perspectiva artística, veo cada capítulo como un lienzo en blanco y trato de que mis oraciones sean como pinceladas”.

—¿Se parece el proceso de tallar una máscara a escribir un libro?

Podría decir que sí, no necesariamente escribir una novela, pero es muy similar al proceso de escritura. Trato de hacer que palabras salgan de la página. Hay una cualidad muy tridimensional cuando intentas escribir cosas que tienen textura, color, espacios negativos y positivos, cómo creas ese espacio, esa luz y sombra en un libro. Crear es un proceso de quitar, no de poner. En una novela estás poniendo palabras en la página, pero luego la edición va quitando cosas, para que las más importantes salgan en alto relieve.

— Ha dicho que aborda temas universales en tus libros. ¿Cuál es el tema universal en este?

Creo que el anhelo, dejar algo de uno mismo en este mundo, un legado duradero. Para algunos podrían ser los hijos, para otros una máscara, una composición musical o una amistad muy especial. Esa sensación de dejar huella en este mundo creo que es un anhelo universal. Pienso que en todos mis libros existe el anhelo universal de ser amado.

— Como autora de novelas históricas, actualmente vive en un país que atraviesa por importantes cambios políticos y sociales. Como escritora estadounidense, ¿cómo ve el papel de la literatura en tiempos de polarización?

Para ser honesta, siento un miedo terrible por lo que está sucediendo en Estados Unidos, no solo por la extrema polarización entre la izquierda y la derecha, sino también por la prohibición de libros. Vemos cómo el sistema educativo se ve amenazado por la crisis, vemos cómo se dejan de financiar las artes, las universidades y todo tipo de cosas que jamás habrías imaginado.

Tengo hijos en la universidad, tengo la esperanza de que la nueva generación de jóvenes, la próxima generación de mujeres jóvenes, siga leyendo, aprendiendo y buscando la historia para que no se repita. Pero como alguien que ha estudiado historia y ha visto estos ciclos en todo el mundo, especialmente a quienes persiguen a los escritores y a la intelectualidad, es un momento muy aterrador. Creo que es fundamental que los escritores sigan escribiendo. Sigo pensando que es significativo apoyar los libros prohibidos y asegurar que sigan disponibles y se compartan.

Creo que es relevante apoyar a las bibliotecas, porque están perdiendo una enorme cantidad de fondos. Así que, en cierto modo, ser escritor ahora es más importante que nunca. Es una forma de tener voz, una voz que, con suerte, pueda alzarse e informar. Mi motivación como escritora es unir, no dividir. Quiero crear historias que conecten, que unan a las personas para que se den cuenta de lo mucho que compartimos.

La conexión de Alyson Richman con Chile

Gabriel García Márquez e Isabel Allende son autores de cabecera para Alyson Richman. Con ellos aprendió que si se escribía bien, se podía contar cualquier historia. “Su realismo mágico dejó una huella imborrable en mi alma de escritora”.

Si bien ha visitado países de Latinoamérica como Perú, Ecuador, Argentina o Uruguay, aún no visita Chile. “Tengo muchas ganas de ir, pero todavía no he podido hacer ningún evento en librerías. Es algo que realmente espero que mi editor y yo podamos hacer con mi próximo libro, que sale a finales de este año”, explica.

Su último libro, The Time Keepers, aborda la historia de tres personajes conectados por la guerra de Vietnam. “Viajé a Vietnam por ese libro, estudié a refugiados vietnamitas, y a muchos veteranos de guerra. Muchos de ellos ni siquiera habían hablado de ello con amigos y familiares. Cuando entrevisto a alguien que ha vivido una parte muy traumática de la historia, o un periodo muy difícil, existe un vínculo sagrado entre esa persona y yo. Siempre espero honrarlos de la mejor manera posible”.

La dictadura militar de 1973 en Chile también ocupa páginas de su extensa creación. En La melodía de la memoria, la autora se sumerge en una historia de amor, política y exilio. “Mis queridos amigos en Suecia son padrinos de mis hijos. Su familia y él huyeron de Chile durante el régimen de Pinochet, después de que su madre fuera encarcelada en Villa Grimaldi. Cuando ella llegó a Suecia, no pudo escuchar música, porque la usaban mientras la torturaban. Él después se casa con la hija de un finlandés, que huyó de la guerra. El libro trata sobre una pareja que aprende sobre lo que sucedió en Chile, pero también en Finlandia durante la Guerra de Invierno. Escribí este libro justo después de El hijo del tallador de máscaras, en el 2000 o 2001. Cuando lo empecé a escribir, Pinochet acababa de ser arrestado”.

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