
Cantando en una silla y con un puñado de temas de Black Sabbath: así fue el último show de Ozzy Osbourne
El pasado 5 de julio, solo 17 días antes de morir, el "príncipe de las tinieblas" subió por última vez al escenario. Fue un show en que desfilaron leyendas del metal, como Metallica, Slayer, entre otros. Pero ahí se le vio muy disminuido, pues interpretó dos sets, muy acotados, de sus éxitos como solista y junto a Black Sabbath.

“Los quiero a todos”, repitió una y otra vez Ozzy Osbourne, ante la audiencia que repletó el Villa Park de Birmingham, el pasado 5 de julio. Un evento, en que el “príncipe de las tinieblas” se despidió de los escenarios ante la flor y nata del heavy metal.
Aquella fue efectivamente, la última actuación de Ozzy, fallecido este 22 de julio. Apenas unos días desde que subiera por última vez a cantar a un escenario.
El evento, llamado Back to Beginning, fue organizado por la esposa de Osbourne, Sharon, junto con el guitarrista de Rage Against the Machine, Tom Morello. Tuvo en su cartel la presencia de nombres de primera línea como Metallica, Guns N’ Roses, Alice in Chains, Pantera, Tool, Slayer, en una cumbre del metal del altos decibeles.

Osbourne, participó en dos sets; uno en que repasó su era solista, con hits como Mr. Crowley, I don’t know. Fue un set acotado, de solo cinco canciones. El “príncipe de las tinieblas” se vio claramente emocionado. “Durante Mama, I’m Coming Home, su desgarradora balada de 1991, parecía estar al borde de las lágrimas, un estado que se reflejó en los rostros de muchos espectadores que vieron en la transmisión", escribió el New York Times.
Ozzy pagó tributo a sus problemas físicos y subió a escena en una silla decorada para la ocasión. cantó como pudo. “Osbourne ofreció una voz impresionante y un prolongado intercambio de energía y afecto entre el artista y el público -detalló el NYT-. Lo que le faltaba en movilidad, lo compensaba con expresiones y gestos: abriendo los ojos de par en par, sonriendo con picardía, apretando los puños, aplaudiendo y agitando las manos”.
El cierre fue con su máximo hit, Crazy Train, el que tuvo asimismo un homenaje al coautor del tema, el malogrado genio de la guitarra, Randy Rhoads. “Durante Crazy Train, su emblemático éxito solista le dijo al público que era su “última oportunidad para volverse locos”, acotó el NYT.
El cierre del show, sucedió con una breve presentación de Ozzy con la formación reunida de Black Sabbath; es decir, Osbourne, Tony Iommi, Geezer Butler y Bill Ward, los Beatles del metal. Eso sí, en este segmento se vio al cantante mucho más disminuido.
“El regreso de Bill Ward agrega el swing que otros bateristas de Sabbath nunca lograron, Tony Iommi produce esos riffs monstruosos, Geezer Butler revolotea alrededor de ellos en el bajo, y Ozzy Osbourne...es Ozzy Osbourne, una fuerza de la naturaleza desconcertada y desconcertada”, señaló The Guardian.
Sabbath reunido apenas tocó cuatro temas, concentrados en sus dos legendarios primeros discos (Black Sabbath, 1970 y Paranoid, 1970); abrieron con War Pigs, siguieron con N.I.B, luego Iron Man y el remate con Paranoid, la última canción que Ozzy cantaría en un escenario. Una despedida acotada para el nivel de leyenda de Sabbath.
“Desafortunadamente, hemos llegado a nuestra última canción...de siempre”, dijo Ozzy con un tono ligeramente desolado. “Solo quiero decirles, en nombre de los chicos de Black Sabbath y en el mío propio, que su apoyo a lo largo de los años ha hecho posible que vivamos como lo hacemos. Gracias de todo corazón. Los quiero; los queremos”.
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