
Chipana: el olvidado primer combate naval de la Guerra del Pacífico
En abril de 1879 ocurrió el primer enfrentamiento real entre fuerzas del Perú y Chile durante la Guerra del Pacífico. La cañonera chilena Magallanes se enfrentó a los buques peruanos Unión y Pilcomayo. El comandante nacional Juan José Latorre debía llevar un correo a Iquique y ordenó huir ante la persecución enemiga. ¿Qué pasó? Acá lo contamos.

Ocurrió a mediados de abril de 1879 y fue el primer enfrentamiento real entre fuerzas del Perú y Chile durante la Guerra del Pacífico. Los primeros fuegos. El puntapié inicial de una guerra que sería bastante larga.
Ocurre que la escuadra chilena tenía bloqueado el puerto peruano de Iquique, por iniciativa del almirante Juan Williams Rebolledo, comandante en jefe de la Armada nacional. Su idea, era hostilizar a las poblaciones peruanas de la costa de Tarapacá y eso obligaría a la Armada enemiga a salir a defender ese territorio, y ahí, el almirante pensaba batir a su similar del Perú en un combate de escuadras.

El bloqueo se inició el 3 de abril de 1879, y al transcurrir las semanas, los resultados no estaban siendo muy efectivos. No solo los peruanos no habían mordido el anzuelo, sino que seguían enviando transportes a la zona sin problemas. El 6 de abril, el transporte peruano Chalaco salió con implementos para reforzar Arica, Pisagua, y además elementos para trasladar por tierra a Iquique. A pesar de que a Williams se le ordenó ir en su persecución, no lo hizo.
Incluso, días después el Perú envió otro transporte desde El Callao, el Talismán, también para reforzar a Arica. Ambos transportes pudieron ir, completar sus misiones y volver sin problemas a El Callao.
Sin embargo, el 7 de abril de 1879, Williams recibió la noticia de que dos naves peruanas habían salido rumbo al sur. Temiendo que atacaran Antofagasta, el almirante envió al blindado Cochrane y la cañonera Magallanes para defender ese puerto. Arribaron el 9 de abril, pero los peruanos no estaban.
Sin embargo, dos días después, la Magallanes fue enviada de vuelta a Iquique por orden del coronel Emilio Sotomayor, quien en el buque envió un telegrama del Presidente Pinto para Rafael Sotomayor. Así, la Magallanes emprendió su regreso. A su mando iba el capitán de fragata Juan José Latorre.

Entretanto, el presidente de Perú, Mariano Ignacio Prado, ordenó a las naves Unión y Pilcomayo que salieran a ubicarse en la ruta Antofagasta-Iquique para interceptar cualquier buque chileno que acudiera a llevar pertrechos al bloqueo. ¿Por qué esos dos buques? Según el historiador Gonzalo Bulnes, “eran los únicos preparados en ese momento para salir al mar”, afirma en su clásico Historia de la Guerra del Pacífico.
En el viaje de vuelta, todo marchaba bien para la Magallanes hasta que, en la mañana del 12 de abril, al llegar a Punta Chipana, unas cinco millas al norte de la desembocadura del río Loa, se topó con los buques peruanos.
“La Magallanes se aproximó a la costa, divisó dos humos que al principio tomó por chilenos, y gobernó en demanda de ellos. Los buques pegados a la costa hicieron la misma maniobra. Al reconocerlos, la Magallanes viró al noroeste”, señala Gonzalo Bulnes en su citado libro.
Al notar que los buques peruanos lo superaban en número, Juan José Latorre no dudó en ordenar la escapatoria del lugar, mientras, el comandante de la Unión, Aurelio García y García, ordenó la persecución del buque chileno junto a la Pilcomayo que se había quedado un poco más atrás. Eran las 11.15 de la mañana.

Gonzalo Bulnes indica que la decisión de Latorre también pasaba por otro factor: su misión no era entablar combate, sino llevar el citado telegrama a Iquique. “Entretanto la Magallanes se escapaba, alimentando sus calderos con las sustancias mas combustibles. El Comandante Latorre procedía bien. Su obligación era procurar evitar el combate. Era un correo de gabinete en viaje a Iquique, su deber consistía en salvar su buque, y cuando la distancia se estrechara y el combate fuera inevitable afrontarlo con audacia, como lo hizo”.
Mientras escapaba, la Magallanes efectuó disparos para defenderse de los buques peruanos. “A 3,500 metros, la Pilcomayo rompió sus fuegos con muy buenas punterías. Una granada reventó cerca de la popa de la corbeta chilena y le hizo algunos perjuicios en el casco. Fue el único disparo que dio en el blanco -señala Gonzalo Bulnes-. Entonces Latorre afirmó su bandera con un cañonazo, rompió las comunicaciones que llevaba, mientras las tripulaciones con la gorra en la mano saludaban a la Patria, con ese grito que brota del corazón de los chilenos en las horas felices o adversas: iViva Chile!”.
“La Pilcomayo se había quedado atrás, y la Unión que le ganaba distancia disparó más de 150 tiros. La Magallanes le contestó con 42 disparos. Las punterías de la Union eran buenas pero quedaban cortas. Caían cerca de la Magallanes levantando penachos de agua. El combate serio duró una hora escasa”.
Cerca de las 13.00, el combate empezó a decaer. “Una granada de la Magallanes dio en el blanco e instantáneamente la máquina de la Unión lanzó una bocanada de humo y se detuvo dejando que aquella se alejara hacia su rumbo fijo, el norte”. Así, la Magallanes pudo zafar de dos barcos enemigos y seguir hasta Iquique.

A pesar de que ninguno de los buques resultó inutilizado ni hundido, Gonzalo Bulnes atribuye a Chile el triunfo del Combate de Chipana, porque finalmente Latorre consiguió llegar a Iquique y entregar la correspondencia que se le encargó. “Latorre siguió su triunfal marcha a Iquique, e ingresó el mismo día a la escuadra bloqueadora sin más accidente en su buque que una rasmilladura [sic] de 80 centímetros en la popa, y haber tenido que arrojar al agua una lancha a vapor para desembarazar su campo de tiro”.
En la prensa se recogieron noticias del combate y de la actuación de Juan José Latorre. En la Revue maritime et coloniale (recogido en el Boletín de la Guerra del Pacífico), se comentó: “Después de un brillante combate, el comandante Latorre puso en fuga a la Unión; la Pilcomayo no tardó en seguirla. Los buques peruanos debieron su salvación a la superioridad de su andar. La Unión había sufrido serias averías y tuvo que entrar al dique del Callao donde quedó largo tiempo".
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