El fracaso de dos estrellas: qué fue de Quico y Don Ramón cuando dejaron a Chespirito
El capítulo final de la serie de Chespirito de HBO Max muestra el adiós de Carlos Villagrán y Ramón Valdés del elenco que encabezaba Roberto Gómez Bolaños. Partieron bajo la ambición de un mejor futuro. No les fue bien.

Hay dos secuencias de la serie biográfica Chespirito: sin querer queriendo (HBO Max) que retratan el quiebre del protagonista, Roberto Gómez Bolaños, con dos de los actores más queridos y populares de su elenco, Carlos Villagrán (Quico) y Ramón Valdés (Don Ramón).
Cuando a fines de los 70 el elenco completo de la vecindad de El Chavo del 8 viaja a Acapulco, para grabar su episodio especial en el balneario mexicano, Villagrán -que en la producción lleva el nombre de Marcos Barragán- le informa a Chespirito que está en avanzadas negociaciones para explotar su personaje en solitario en otros mercados, como Venezuela. Es un minuto en el que siente que su arrastre personal rebalsa el espacio y que tiene alas para despegar por mérito propio. En síntesis, no necesita al resto para brillar.

Ante las maniobras, Chespirito se siente incómodo. “Además de inflar los cachetes, ¿qué más sabes hacer?“, le espeta. Barragán aparenta que su versatilidad es mucho mayor. Curioso: sólo este lunes 28 de julio se han viralizado imágenes del verdadero Carlos Villagrán personificando a Quico a los 81 años en Perú. O sea, nunca pudo zafar del personaje, pese a sus ambiciones.
Don Ramón se comportó menos altanero que “el cachetón”, pero también subraya sus ganas de flotar de forma autónoma. En el último capítulo de la entrega de HBO Max, estrenado la semana pasada, el personaje le confiesa a “Chespiro” -como lo llamaba- que se va a ir con Quico a explorar nuevos rumbos. Le pide disculpas, le dice que tolere la decisión y le asegura que todo está basado en la mala relación que ya explotó al interior del elenco y que en Acapulco fue dinamita pura. Gómez Bolaños lo acepta y ambos quedan en buenos términos, a diferencia de la fractura que supone el adiós de Quico.
Fracaso y baja de audiencia
Pero Quico y Don Ramón nunca más serían los mismos. El éxito no jugó a favor de ellos. Es más: en la vida real -lo que también muestra la serie-, Villagrán fue a conversar con los propios ejecutivos de Televisa, donde se emitía Chespirito, para que le dieran un espacio propio. Ellos lo rechazan, ante el eventual problema de marca y derechos que puede desencadenar la decisión.
Villagrán y Valdés parten a principios de los 80 a Venezuela, donde su suceso era total, y donde la TV escalaba como un mercado millonario. Eran épocas en que la industria del espectáculo de ese país dominaba parte de la región.
El primero de los programas que realiza Villagrán fue El Niño de Papel (1981 - 1982), que logró mantenerse al aire solo unos pocos meses. Luego de esa dura cancelación que significó el primer gran revés de su carrera, hizo la serie Federrico (1982 - 1983), la más exitosa de su carrera en solitario. Su primera temporada contó con la actuación de Ramón Valdés. En esa ficción, Villagrán nuevamente interpretaba a Quico, por lo que sus intenciones de abandonar su afamado personaje eran relativas.

Para evitar conflictos con Chespirito -y para aparentar algo de diferencia-, Quico aparecía con el mismo traje de marinero que lo caracterizaba, pero ahora era blanco. Don Ramón también: delgado y huesudo, pero con una polera blanca en vez de la clásica negra de su anterior vecindad. Todos sus episodios fueron escritos y dirigidos por Villagrán, y emitidos por RCTV.
Posteriormente fue protagonista de un espacio televisivo infantil en vivo, llamado El Circo de Monsiueur Cachetón. El actor interpretaba a Monsieur Cachetón, el dueño de un circo. Fue emitido por varias cadenas latinoamericanas independientes a partir de 1985 y lo mantuvo de gira por el continente, explorando un personaje muy similar a Quico. Casi idéntico.
Su tercera y última serie fue Kiko Botones, en 1986, donde personificaba a una suerte de conserje. Pero ahí su audiencia ya había decaído. Pese a que el proyecto se exportó a varios países de la región, no estuvo ni cerca de conseguir algún impacto. Finalmente fue cancelado. Ahí también había otro detalle singular: Quico ahora era Kiko, cambio que impulsó para evitar acciones judiciales de parte de Chespirito.
Luego de su experiencia en Venezuela, el actor regresó con su personaje a México en 1987, donde logró un contrato con la pequeña televisora Tele Rey para realizar un nuevo proyecto de comedia, denominado ¡Ah, qué Kiko!, en 1988. En un principio contó una vez más con la presencia de Ramón Valdés, siendo sustituido posteriormente por el actor Sergio Ramos, ya que Don Ramón fue diagnosticado de un cáncer de estómago, el que lo llevó a la muerte en 1988. ¡Ah, qué Kiko! fue el último programa en el que participó Valdés.
Villagrán en los 90 se dedicó a girar por Latinoamérica con su circo -incluyendo muchas veces Chile-, replicando para siempre el personaje del que supuestamente quería escapar.
A diferencia de Villagrán, Gómez Bolaños siempre tuvo palabras de cariño y agradecimiento para Valdés. En rigor, su partida del elenco a fines de los 70 se debió netamente a la convivencia de sus integrantes y a la influencia progresiva que Florinda Meza había empezado a imponer.
“A mi papá no le importaba ganar miles de dólares si no estaba a gusto en su trabajo... (Florinda) se tomó atribuciones en las que ya se pasaba de la raya y Roberto no decía nada. A mi papá no le gustó y renunció de buena manera”, dijo alguna vez su hijo, Esteban Valdés, tratando de esclarecer la trama.
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