
La cantante chilena Rubio debuta en el Tiny Desk: “Nunca había cantado así en mi vida”
El proyecto de la chilena Fran Straube lanza este 2 de octubre su sesión en el espacio de EE.UU. que se ha vuelto una referencia en la música popular. Con menos de un mes de preparación, el hito la encuentra en un momento de expansión personal y artística que la ha llevado a desarrollar un sonido más luminoso y optimista. “Fue muy lindo el proceso de creer en mí, por primera vez siento orgullo”, dice.

Es de esas coincidencias inexplicables. Cuando Rubio, el proyecto de Francisca Straube, se presentó en el festival BIME, en Bilbao, el pasado 31 de octubre de 2024, se abrió un portal. Entre el público estaba la curadora del programa Tiny Desk, los conciertos en formato íntimo de la cadena NPR que se han vuelto una referencia de la cultura pop. Le gustó la propuesta de la artista chilena y tras terminar, se le acercó.
“Yo no sabía que ella estaba ahí, después supe que estaba -dice Straube, sentada en una café santiaguino, una tarde soleada de la incipiente primavera-. Después, en el camarino, se me acerca y me dice que le encantó, que quería invitarme al Tiny Desk, pero, que veía a Rubio muy electrónico”.
Tras su paso como baterista por bandas como Fármacos y Miss Garrison, el proyecto solista de Straube debutó en 2018, con el disco Pez. Le siguieron Mango Negro (2020) y el buen Venus & Blue (2023). Todos cruzados por su ambición por explorar en los sonidos procesados, las máquinas y los efectos de sonido. De hecho, su voz parece flotar en reverb. Por ello es que para la artista resultaba todo un desafío llevar su sonido a un formato más reducido. “La reverb es mi alma”, asegura.

Por ello, ante el desafío que le planteó la curadora de Tiny Desk, Francisca decidió montar una canción de prueba. “Me preguntó si tenía algo más acústico, le dije, mira no tengo, pero la hago”. Fue entonces que decidió preparar un video con una canción de prueba. “Hicimos un video de la canción Seres Invisibles, así como más fogatero, como con cuerdas, todo más tocado. Se lo mandé y solté, me dije ‘bueno veamos’. Solté. Y de repente me llegó un WhatsApp ¿pueden? Y nos organizamos, tuvimos menos de un mes”. Así, se sumó al selecto grupo de chilenos que han participado allí, como Ana Tijoux, Claudia Acuña, 31 Minutos, además de las pandémicas versiones “in home”de Mon Laferte y Mahani Teave.
Con el tiempo corriendo, Straube comenzó a trabajar con su habituales colaborares, el músico Lego Moustache (ex Astro) y su partner en el estudio, el productor Pablo Stipicic. Este decidió romper su distancia con el escenario y sumarse como guitarrista. “Cuando le conté, me dice ‘ay, pero invítame’. Y yo ‘¿en serio? ¿quieres ser el guitarrista?’. Lo invité, nunca ha tocado, bueno, en su mundo metal cuando era joven, pero desde ahí nada. Para mí es muy simbólico haber pasado esta experiencia con él.
Además, Straube sumó a la sesión a los músicos mexicanos Rafel Durand (teclados) y Mike Hernández (bajo), a quienes ya conoce. Además, decidió sumar un grupo de cuerdas, cuyos arreglos fueron trabajados por Durand y la misma cantante. Finalmente, eligieron cuatro canciones, Hacia el fondo (“quedó media Santana”, dice), Lo que no hablas (“es una versión media Bowie”), además de Seres Invisibles y Voy creciendo, una animada canción lanzada en agosto pasado como un adelanto del nuevo -y luminoso- disco de Rubio. “Fue muy interesante ver cómo las versionábamos”, apunta.

Los ensayos se desarrollaron en México, país donde reside la artista. Para Straube supuso un desafío, porque su música tiende a usar los efectos como parte de la composición. “Yo nunca había tocado a capella, porque ahí uno canta así nomás, sin retornos, sin nada y yo nunca había cantado así en mi vida, nunca, te juro. Entonces fue a los leones, de cero a 100. En los ensayos me hice burbuja al principio, para mí fue un gran desafío todo ese proceso la verdad, de creer en mí. No están los efectos, así que hay que cantar a capella nomás. Mi voz no es virtuosa. O sea, yo canto, pero mi voz es especial, no soy una persona como Adele, que canta y es virtuosa, ¿cachai? Mi voz es como más de personaje, tiene una cosa distinta. Fue muy lindo el proceso de creer en mí”.
Incluso, con su habitual obsesión por los detalles, Francisca dedicó tardes completas a ver todos los Tiny Desk que se han grabado. “¡Los vi todos! Nunca había visto tanto Tiny Desk”.
Luego de preparar los temas solo con los cinco músicos, realizó solo dos ensayos junto a las cuerdas, antes de la grabación definitiva. La artista también recurrió a su experiencia previa participando en dos sesiones en KEXP, la estación radial de Seattle, especializada en música indie. Aunque hay algunas diferencias; allí el artista monta su show, no debe adaptar su sonido.”Yo creo que la experiencia de hacer una sola toma y ya, el KEXP es así. Entonces, como que ya estábamos un poco preparados, pero claro, ahí haces una sesión con tus efectos, tu sonido, haces tu show, entonces es muy distinto”.
La sesión se grabó el 30 de julio en las oficinas de NPR en Washington. “¡Es un lugar muy chiquitito! -dice Straube-. Está como una esquina, es muy chiquitito, de hecho se ve más grande en video, yo creo que por los lentes que usan. La verdad, es un espacio enano. Entonces lo que más te demora es ver cómo te acomodas, cómo te ves en cámara, porque había que ver donde meter a las cuerdas, que ponte aquí, no, mejor acá, y así. Además es todo con micrófono, entonces las voces no pueden estar cerca de la batería porque las agarra. En ver todo eso te demoras mucho”.

Una vez que se definen las posiciones y las tomas de cámara, hay un breve ensayo. “Haces una pasada para que ellos puedan ver como va a ser esto y ¡listo! Se graba. Solo tienes una oportunidad para grabarlo y después tenía una oportunidad para corregir una mezcla, que al final es más que nada de volúmenes”.
La artista detalla que hubo una idea que no se podía sacar de la cabeza durante la sesión. “En todo mi proceso interno de mi voz, todo el rato estaba pensando ‘me va a dar tos, me va a dar tos’ y nada, no me vino nada de tos. Lo pasé súper bien tocando el show”.
Según Straube, el Tiny Desk gatilló una explosión de sentimientos. “Yo me sentía muy emocionada, la verdad estaba como todo el rato con ganas de llorar. De hecho, el show en sí quedó muy emotivo. En el público que había ahí, unas personas como que se pusieron a llorar, la chelista se puso a llorar también y yo estaba como ¿por qué están todos llorando?”.
¿Ves esta chance del Tiny Desk como algo que te puede abrir más puertas para tu carrera?
No, no tengo ni una expectativa, la verdad. Ya el hecho de haberlo hecho para mí es muy bonito. Entiendo que ahora el Tiny está como muy hype, pero no, no. O sea, no tengo ni una expectativa con eso. Para mí es como seguir un crecimiento más. Yo creo que lo bueno de también llevar tanto años y de estar así o en la mierda o también estar así en el cielo, te hace ser más humilde, o te hace estar sin tanta expectativa, sin tanto humo.
Igual es difícil no pensar en lo que pasó con Ca7riel y Paco, precisamente con el Tiny…
Pero yo ahí nomás, con lo que tenga que ser. Claramente sí, es una vitrina, ojalá que la gente que le guste pueda conocer el mundo de Rubio, hay tanto video, tanta música. Entonces, si eso permite que la gente pueda descubrir el proyecto, lo encuentro muy bonito, porque hay todo un mundo detrás.

El lanzamiento del Tiny Desk este 2 de octubre, coincide con el arranque de una nueva era para Rubio, que decantará en su próximo disco, el cuarto de su trayectoria. Ya publicó el sencillo Voy creciendo, una canción animada y mucho más directa que lo que suele trabajar. Fue la primera que escribió (en apenas un par de horas) de cara al álbum de cuyo título solo se han revelado las iniciales EPV1OJ. Como en un juego de ingenio, se irá desagregando palabra por palabra, en cada videoclip.
Un camino que se extenderá en algunos de los cortes sucesivos, que anticipan una nueva era del proyecto. “Me acuerdo que un momento llegué al estudio y le dije al Pablo [Stipicic] ‘¿sabes qué? Tengo ganas de hacer canciones sencillas, canciones que se toquen con guitarra, un, dos, tres, let’s go. Y él me dijo ‘Me encanta esa idea, vamos’. Y así parte todo desde lo sencillo”.
La apuesta es tal, que el siguiente sencillo, titulado Nuestra canción (a lanzarse el próximo 17 de octubre), es una balada. “Esa también te va a sorprender -anticipa Straube-. Claro, porque Voy creciendo, que es como más épica, es un poco como himno de estadio. Entonces, ahora viene algo muy, pero muy romántico”.
Según la artista, se trata de una era en que parece dejar atrás su sonido más dark, por un tono más optimista. “Lo he dicho en otras entrevistas, como que llegó el color a Rubio, yo siento. Llegó la simpleza, llegó otra sensación en mí. Este disco es como si me hubiera conectado con mi niña interna, Hay algo ahí como con mi niñez. Está muy orgánico todo, mucho más banda”.
Según Straube, el proceso le ha permitido recuperar confianza en sí misma. “A mí me ha costado mucho creer en mí o decir que Rubio es bueno, por ejemplo. Siempre he sido como muy autoexigente conmigo misma y estoy yendo a terapia hace un rato y hemos visto ese tema, de no creer en mí, el miedo a brillar, un poco. Y esta es primera vez que yo siento como que algo de Rubio está bueno. Primera vez que siento como orgullo”.
¿De dónde vino ese giro? Ese nuevo universo de color…
No sé cómo llegué. Yo creo que también es como mi proceso de vida, en el que uno está andando también. Yo creo que todos los humanos vamos cambiando. También ando escuchando música más tranquila, más folky, no sé. O sea, yo nunca había usado rosado y ¡ahora el logo de Rubio es rosado! Qué lindo como uno va cambiando y también va sintiendo otros gustos.
Rubio ya fue confirmada en la parrilla de Lollapalooza 2026, una oportunidad en que mostrará esta nueva era que la ha llenado de orgullo. “Ya estamos diseñando hasta las visuales, todo un mundo nuevo. Tenemos que ver cómo lo manifestamos”.
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