Uno de los nombres de la Historia de Chile que ha quedado algo marginado del imaginario colectivo, es el del capitán de Ejército Juan Lorenzo Colipí. Un militar mapuche que se distinguió durante la Guerra contra la Confedración Perú-Boliviana, esto en el marco de la llamada segunda expedición restauradora, una fuerza combinada chileno-peruana, comandada por el general Manuel Bulnes Prieto.

¿Quién era Juan Lorenzo Colipí? responde a Culto el historiador Rafael Mellafe, especialista en Historia militar, quien ha hablado del tema en su canal de YouTube.

“Colipí nació en Purén cerca de 1818. Su padre era un respetado cacique de la zona y, según Barros Arana, ‘de impresionante altura y fuerza hercúlea’. Se integró a la 4° compañía del Batallón Valdivia en enero de 1835, ingresó como soldado".

Mellafe agrega que por su desempeño en las filas del Ejército chileno, Colipí pronto fue escalando. “Gracias a sus condiciones de liderazgo natural y fortaleza física pronto ascendió a sargento 2° sirviendo en la 3° compañía de la unidad. A finales de ese año, Colipí es trasladado al Batallón Carampangue con el grado de sargento 1°“.

Fue que siendo parte de esta última unidad se embarcó como parte de la expedición de Bulnes, en 1838, cuyo objetivo era derrocar al denominado protector, el boliviano Andrés de Santa Cruz.

Colipí tuvo una destacada participación en dos acciones: el combate del puente de Llaclla y el combate del puente de Buin. En el primero, del 17 de diciembre de 1838, como subteniente lideró a un grupo de 11 hombres que a punta de fusil y combate cuerpo a cuerpo defendieron el puente por sobre unos 50 confederados. El contexto de la batalla se dio en el marco de la salida del ejército de Bulnes de Lima -ciudad que había ocupado- y estaba tratando de reunir a todas sus fuerzas, pero eran perseguidos por los peruanos. Es ahí donde la acción de Colipí cobró relevancia.

“Recordemos que las fuerzas del Ejército restaurador comandadas por Manuel Bulnes Prieto, se retiró de Lima el 8 de noviembre en demanda de mejor clima para sus hombres. De esa manera llegó hasta el Callejón de Huaylas, por donde corre el río Santa y fue subiendo con las unidades en forma escalonada hacia el norte, hacia Yungay”, explica Mellafe.

“Las últimas unidades del Ejército Restaurador estaban a la entrada sur del callejón en un lugar llamado Chiquián. El peligro estaba en que las unidades de avanzada de Santa Cruz, comandadas por el general venezolano José Trinidad Morán le pisaban los talones a los chilenos. La defensa del puente Llaclla supuso el retraso del avance del Protector (Santa Cruz) dando tiempo suficiente a los Restauradores a reemprender la marcha sin problemas”.

Por su desempeño en el puente Llaclla, Colipí fue ascendido a teniente. Luego, en la acción del puente Buin, del 6 de enero de 1839, el oficial hizo algo más o menos similar, indica Rafael Mellafe: “La acción sobre el puente Buin, si bien es cierto es más grande en términos de combatientes, es básicamente lo mismo. Defender el puente sobre el río Buin (afluente del Santa) para que el resto del Ejército Restaurador continúe su repliegue hacia Yungay”.

Mellafe destaca que ambas acciones cumplieron un rol táctico: “Tenían por objetivo ralentizar el desplazamiento enemigo para dar tiempo a las fuerzas restauradoras a continuar la marcha hacia el norte”.

Colipí nuevamente tuvo un desempeño destacado, y por ello, en marzo de 1839 fue ascendido a capitán. Con ese grado terminó su participación en la guerra e incluso fue condecorado. Murió en 1850, cuando fue envenenado por el lonco mapuche Juan Mangin Hueno, de los arribanos (wenteche), rivales históricos de los abajinos (nagche) grupo al que pertenecía Colipí.