
La legendaria visita a Chile se toma el nuevo capítulo de la serie de Chespirito
Roberto Gómez Bolaños y el elenco de El Chavo del 8 estuvieron en nuestro país en octubre de 1977. El séptimo capítulo de la serie biográfica reconstruye ese viaje, con especial énfasis en el inicio del amorío entre el protagonista y Margarita Ruíz, el personaje ficticio que representa a Florinda Meza.

Semana a semana, desde el pasado 5 de junio, los espectadores de la serie Chespirito: Sin querer queriendo se han encontrado con la reconstrucción de distintos momentos estrechamente ligados a la historia de Roberto Gómez Bolaños y sus principales colaboradores en la realización de El Chavo del 8. Eso alcanza otro nivel de cercanía en el séptimo capítulo de la producción biográfica.
En la entrega más reciente del proyecto, ya disponible en la plataforma HBO Max, se muestra la visita del artista y sus compañeros a Chile en octubre de 1977. Un viaje que se desarrolló en medio de uno de los momentos de mayor éxito del programa.

Mientras el matrimonio de Gómez Bolaños y Graciela Fernández se desmorona (“esta familia necesita una cabeza”, le dice ella), surge la posibilidad de viajar por Sudamérica durante tres semanas. Es un mal momento para salir de casa, pero la idea se materializa. Mediante un veloz montaje, la serie resume su recorrido por distintos puntos del continente, hasta exhibir a los personajes aterrizando en territorio chileno.
Todas las escenas en Chile transcurren en interiores, algo que seguramente volvió menos complejo el trabajo de recreación de época. En la primera escena el protagonista llama desde el teléfono de su habitación de hotel a su casa, pero nadie le atiende. Luego recibe un llamado de Margarita Ruíz (el nombre con el que se conoce a Florinda Meza en la ficción). “Tú me caes bien”, le dice Maggie. “Tú me caes mejor”, replica él.
El elenco brindó dos funciones con aforo completo en el Estadio Nacional. Lo cierto es que la serie se ahorra la reconstrucción de esos espectáculos, y retoma la historia durante la celebración posterior en un bar. “El escenario en medio del campo era una locura”, exclama María Antonieta de las Nieves (La Chilindrina), mientras el resto comparte el sentimiento de estupefacción frente a lo vivido.
Todos se retiran, dejando solos a Maggie y a Chespirito junto a la piscina. “Me has hecho vivir cosas que jamás imaginé”, le reconoce ella. Hablan de lo profesional, pero pronto la conversación gira hacia algo más íntimo. Él le confiesa sentir “hambre de besos” y, en efecto, comparten un apasionado beso y terminan en la habitación de él.
Al mostrar eso, la producción se ciñe a lo que dice la historia: el romance de Gómez Bolaños y Meza habría comenzado en Chile. Según lo que han asegurado colegas como Rubén Aguirre, el primer beso entre ambos habría ocurrido en suelo local.
Además de presentarse en el Estadio Nacional, los integrantes de El Chavo del 8 también participaron en Dingolondango, el programa conducido por Enrique Maluenda y transmitido por TVN. Sin embargo, eso no está incluido en Chespirito: Sin querer queriendo.
La serie usa la visita a Chile como el momento cúlmine en la inevitable separación entre el protagonista y su esposa, y la formalización del amorío con su compañera. “Porque no me comporté como un caballero. Porque lo que pasó en Chile no debió de haber pasado. Tú te mereces todo el respeto”, le dice a Graciela Fernández.

Luego la narración salta a Acapulco en 1978, retomando la hebra que inició en su primer episodio. La relación del matrimonio está fracturada, Maggie acaba con su compromiso con Mariano Casasola (personaje ficticio que representa a Enrique Segoviano) y le da un ultimátum a Chespirito.
Son los instantes más dramáticos de una historia que, al menos en la pantalla, terminará el próximo 24 de julio, cuando el servicio de streaming reciba su capítulo final.
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