Las tragedias que golpearon la vida de Connie Francis y cómo cambió los paradigmas de la salud mental en los artistas
La artista falleció este 17 de julio a los 87 años. Su destino estuvo marcado por el éxito de sus clásicos de la canción estadounidense, pero también por dos tragedias que marcaron su existencia y su carrera.

Puede que haya artistas más veneradas y transversales, pero los números dictan un escenario categórico: la cantante estadounidense Connie Francis fue la estrella femenina más exitosa a nivel comercial de los años 50 y 60.
Aunque siempre se califica a nombres como Wanda Jackson o Jo Ann Campbell como pioneras del rock and roll, Francis hizo grandes méritos artísticos, creativos e interpretativos para que las mujeres ganaran un lugar en una escena dominada por vocalistas masculinos. Su huella, en ese sentido, fue clave.
Una herencia que se apagó este jueves 17 con su fallecimiento, a los 87 años y aquejada hace años por diversas enfermedades.

Fue además la primera mujer en alcanzar el número 1 en la lista Billboard Hot 100. Pero su legado no se remitió al pasado. Como suele suceder con muchas estrellas pretéritas en tiempos digitales y virales, Francis fue noticia recientemente debido a que su canción de 1962 Pretty Little Baby se convirtió en un gran éxito viral en TikTok y en Instagram 63 años después de publicarse.
En Chile -donde la intérprete gozó de alta fama y rotación radial-, el track se conoció durante los años 70 como Linda muchachita.
Las tragedias que marcaron su vida
Pero su historia de éxito y reconocimiento estuvo alterada por el sino dramático. Dos hechos condicionaron su carrera y marcaron profundamente su vida privada.
Uno de los eventos más trágicos fue un abuso sexual que sufrió en 1974. Un hombre armado con un cuchillo irrumpió en su habitación luego de presentarse en un festival en Nueva York y, cerca de las 5:30 de la mañana, la violó violentamente. Luego la ató a una silla, le sujetó las manos a la espalda y la cubrió con un colchón. El agresor huyó con su abrigo de visón y sus joyas, y la policía nunca pudo encontrarlo.
Este hecho le provocó una crisis nerviosa y una depresión que la mantuvo en cama por meses y sin salir de casa. Estuvo siete años alejada de los escenarios. Su regreso fue en la sala de conciertos de Westbury, cerca de donde había sido atacada.

Hizo pública la historia, y el hotel Howard Johnson Motor Lodges -donde sucedió el hecho- recibió la orden de pagarle 2,5 millones de dólares en compensación (posteriormente reducida a 1,475 millones en un acuerdo); este caso se convertiría en un caso paradigmático, que condujo a importantes mejoras en la seguridad de hoteles y moteles estadounidenses. Eso sí, la valentía de Francis al hablar públicamente de su situación no la ayudó a superar las repercusiones en su salud mental.
Otro trágico evento en su vida ocurrió en marzo de 1982, cuando su hermano, el abogado George Francis, fue asesinado a tiros por dos hombres frente a su casa en un barrio elegante de North Caldwell, Nueva Jersey. Las autoridades consideraron que el tiroteo fue un asesinato coordinado por la mafia.
El trauma llevaría a que Francis fuera diagnosticada erróneamente con trastorno maníaco-depresivo. Fue hospitalizada involuntariamente por su controlador padre y pasó gran parte de la década de 1980 entrando y saliendo de instituciones psiquiátricas. Una vez más, Francis fue lo suficientemente valiente para hablar como un sobreviviente y se convirtió en portavoz de Mental Health America para ayudar a otros “que sufren los efectos nocivos de la depresión y el trauma de todo tipo”.
Su caso -y el atreverse a hablar del tema en las entrevistas y de forma pública- marcó a parte de la sociedad estadounidense, que vio cómo las estrellas del espectáculo también podían sincerar graves episodios que condicionaban su vida para siempre.
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