Por Constanza Moncada M.Polémica en torno al testamento de Gabriela Mistral: acusan derechos impagos y deuda histórica con niños de Montegrande
El conflicto por los derechos de Gabriela Mistral revive en Montegrande, donde vecinos cuestionan la administración franciscana -encargados de recibir y distribuir los montos que se reciben por la edición de la autora- y la falta de impacto del fondo. La proximidad del dominio público obliga a revisar la historia y el cumplimiento del testamento de la poeta que le dio a Chile su primer Nobel hace 80 años.

La conexión de Gabriela Mistral con Montegrande es profunda. La poeta pidió ser enterrada en la cima del cerro, para contemplar al valle y su gente. Pensó en su tierra hasta después de la vida, estipulando en su testamento que “todos los dineros que se me deban o que provengan de la venta de mis obras literarias en la América del Sur, se los lego a los niños pobres del pueblo de Montegrande, Valle de Elqui, Chile”.
Pero a menos de tres años de que la obra entre al dominio público -el 1 de enero de 2028-, en Montegrande crece la duda de si la voluntad de la poeta se ha cumplido realmente.
La tercera cláusula del documento establece que “dichos dineros deberán ser pagados a la referida Orden de San Francisco, las que lo recibirá y distribuirá, y la que decidirá acerca de qué niño o niños han de recibir este beneficio bajo los términos de este testamento, y dicha Orden se hará cargo de distribuir dichos dineros”. A su vez, agregó que la Orden podía usar el 10% de esos ingresos para sus propias necesidades y obras de caridad.

De acuerdo a lo explicado por los franciscanos en su sitio web, quien quiera publicar obras de la poeta deben firmar un contrato con la Orden, que deja constancia de la autorización para la reproducción de la obra. Asimismo, las editoriales y/o particulares deben realizar una donación voluntaria y única al Fondo Gabriela Mistral.
Viviana Mardones, representante legal de los niños y niñas de la Orquesta del Valle del Elqui-Paihuano, presentó en la Comisión de Cultura, Artes y Comunicaciones un informe sobre el eventual incumplimiento del legado testamentario de Mistral, relativo a sus derechos de autor generados en Sudamérica.
En diálogo con Culto, explica: “Cuando fui a Montegrande, me di cuenta de que la realidad era una cuestión totalmente contradictoria a lo que ella quería. Gabriela Mistral escribió una especie de decálogo de los derechos de los niños, era una visionaria respecto a los derechos de la infancia. Me di cuenta de la contradicción; el patrimonio no se ve reflejado. Viendo tantos libros que existen de Gabriela Mistral, y si las editoriales pagaran el derecho de autor, los niños y niñas no tendrían carencia material”.

Para Mardones, la precariedad material desplaza las necesidades de educación y recreación. “Ella (Mistral) quería darles a los niños cultura, arte, literatura, que tuvieran el derecho a salir del Valle”.
Montegrande, que se localiza en el corazón del Valle del Elqui y es un punto clave en la conectividad con localidades aledañas, carece de una biblioteca. Según Marcelo Rojas, presidente de la Junta de Vecinos de Montegrande, desde 2017 están intentando gestionar una con el espíritu de Gabriela Mistral, pero “faltan voluntades”.
El dirigente acusa que en el territorio no se evidencian las ganancias que estiman por derechos de autor.
“En los 80 años, queremos que el legado de Gabriela Mistral siga, pero con más transparencia hacia nuestra localidad, que se extiendan los derechos de autor a todas esas editoriales que no han pagado, que se pongan al día, porque queremos que nuestros niños sean grandes como Mistral”, dice Rojas.

Un ejemplo del contexto actual es la crítica situación de la Orquesta de Niños y Niñas de Montegrande-Paihuano, fundada y dirigida por el profesor Guillermo Castellón hace 25 años. En diálogo con Culto, explica que el municipio les retiró el financiamiento.
“En la actualidad, se está presentando un proyecto al Servicio Local de Educación Pública de Vicuña para ver si es política de ellos, a partir de marzo de 2027, sostenernos”, señala. El 10 de diciembre, para los 80 años del Nobel, fue el último concierto de la Orquesta hasta nuevo aviso.
Viviana Mardones asegura que en una reunión la semana pasada, Rodrigo Egaña, director nacional de SLEP, se comprometió a acompañar el proceso y a proteger la orquesta. No obstante, aún no hay novedades.

La respuesta de los franciscanos
Por años, los franciscanos han administrado el fondo y entregado las autorizaciones para publicar la obra de poeta. Cristian Eichin, fraile responsable de la administración del Fondo Gabriela Mistral desde 2022, asegura que no hay registros históricos de los ingresos y egresos de dineros provenientes de los derechos de autor. Eso sí, enfatiza en que “sí había una ayuda a los niños de Montegrande, con el escaso dinero que entraba”. Tampoco hay registros del periodo de la dictadura.
Eichin explica que cada vez que una editorial quiere publicar a Mistral, debe firmar un contrato y hacer una donación ética, “proporcional al tipo de publicación que ellos van a tener, porque no solamente es una concesión de derechos, sino que está asociado a lo que es la misma Gabriela Mistral”. Además, deben donar a lo menos dos ejemplares del título a publicar.
El fraile señala que el dinero se traduce en bienes para alrededor de 20 a 30 niños, por intermedio de la Escuela Gabriela Mistral. “No ganamos nada con esto, al contrario. Hay años en que hemos tenido que embolsar dinero de nuestra arca para cubrir la ayuda”, expone el fraile.

Al año, firman en promedio aproximadamente 10 contratos internacionales, y entre 20 y 25 contratos nacionales. Sin embargo, Eichin advierte que “hay muchos mitos sobre la cantidad de dinero que se recibe”.
El monto se ve afectado por “editoriales o personas individuales también usan la imagen o publican textos de Gabriela Mistral sin la autorización nuestra“, apunta el sacerdote. Y agrega: ”Hay editoriales que quieren publicar muchos libros y ofrecen $30.000. Entonces uno, ante eso, apela a la conciencia, pero eso es lo que dan".
En 2019, Eichin transparenta que recibieron $1.105.782, que según el sitio web de la orden se gastaron en “tres estaciones de ejercicios, libros de educación básica, literatura, infantil, implementos escolares, entre otros artículos”.
En 2021, en tanto, fueron $4.384.770, invertidos en 5 tablets y guías pedagógicas con la biografía y obra de la poeta, 3 cajas de material educativo, 2 cajas de materiales de desinfección e higiene para sus espacios y 115 polar estampados. Al año siguiente, por ejemplo, la cifra total habría bajado a $715.000.

“No alcanzamos a controlar todas las publicaciones que se hagan sobre Mistral, sea dentro o fuera del país”, reitera. Sobre la labor fiscalizadora, afirma que no tienen las competencias. “Solamente tenemos las competencias de administrar los fondos”, aclara.
Claudia Reyes, mistraliana y dueña de Editorial Letrarte, publicó Poema de Chile en 2013. Asegura que se puso en contacto con los franciscanos por correo electrónico, recibió la autorización y la frase tipo para insertar en el libro («La Orden Franciscana de Chile autoriza el uso de la obra de Gabriela Mistral. Lo equivalente a los derechos de autoría es entregado a la Orden Franciscana de Chile, para los niños de Montegrande y de Chile, de conformidad a la voluntad testamentaria de Gabriela Mistral»).
“Fue algo como muy desregulado, fue simplemente hacer una transferencia, tampoco me dijeron cuánto ni cómo, ni lo calcularon, nada; era más o menos era mi voluntad", dice.
Pollera Ediciones ha publicado Poema de Chile y otras antologías de escritos de Mistral. Simón Ergas, editor, confirma que han hecho los nexos con los franciscanos, pero “no manejamos más información sobre cómo esta se gestiona”.

Penguin Random House, que a través de Lumen distribuye Doris Vida Mía, Elogio de la naturaleza o Caminando se siembra, declinó referirse al tema tras las consultas de Culto.
Viviana Mardones estima que las regalías en Chile por el catálogo de Mistral oscilan entre US$20.000 y US$60.000 anuales, cálculo aproximado realizado a través de un listado de obras.
Otro eje administrado por los franciscanos corresponde a los muebles o inmuebles que tenía Mistral en La Serena, que la Nobel legó a los niños del pueblo de Montegrande.
“La Orden de San Francisco recibirá el título de propiedad a su propio nombre y usará dicha propiedad o propiedades, o el producto de su venta, en la forma que dicha Orden considere mejor a su sola discreción, en la forma que se ha indicado en la cláusula TERCERA", escribió.
No obstante, en 1978, en plena dictadura, la Orden vendió la llamada Casa de Las Palmeras en La Serena y pasó por varios dueños, hasta llegar al municipio. “Ese dinero no llegó al fondo, porque no era de derecho de autor”, revela Eichin.
Vigencia de los derechos
En 1979, la Junta Militar creó el decreto de ley 6.560, que autorizaba la reproducción de la obra de Gabriela Mistral, pero establecía que cualquier edición debía hacerse en contrato con la Orden Franciscana de Chile, a quienes se les entregaban los derechos.
Para Soledad Falabella, investigadora de Mistral, esto constituyó una “expropiación de la obra” de la poeta y de los derechos de los niños de Montegrande durante la dictadura.
No obstante, en 2003, durante el gobierno de Ricardo Lagos, la ley 19.854 derogó el decreto.
Desde ese punto, la potestad de los derechos queda en duda. Consultado por el caso, Maximiliano Santa Cruz, socio de Santa Cruz IP y exdirector del Instituto Nacional de Propiedad Intelectual (INAPI), explica: “El decreto fue derogado en 2003 y, en consecuencia, la Orden debió volver a su rol original: recibir y distribuir recursos, no administrar ni autorizar usos de la obra”.

¿Qué pasa entonces con los derechos de Mistral? “Cuando Doris Atkinson entregó el legado a Chile, como ella era la heredera universal, también era heredera de los derechos en el resto del mundo. Cuando se entregó todo esto, se agregó por extensión que los franciscanos recibieran todo, que tuvieran la potestad de los derechos a nivel mundial”, postula Pedro Pablo Zegers, mistraliano.
En base a la normativa vigente, Santa Cruz asegura que los derechos de la poeta no están liberados. Esto, adelanta, ocurrirá el 1 de enero de 2028, es decir, 70 años después del fallecimiento de Gabriela Mistral. “Cualquier persona podrá publicar Desolación, Ternura, Tala, Lagar, etc., hacer nuevas ediciones, traducciones o audiolibros, adaptarlas al teatro, cine, música o formatos digitales, e incorporarlas en materiales educativos o comerciales, sin necesidad de autorización ni pago”, explica.
¿Y qué pasa con quienes no pagaron derechos de autor antes de la fecha?
“Que las obras de Mistral entren al dominio público en 2028 no significa que los beneficiarios de su testamento —los “niños pobres de Montegrande”— pierdan sus derechos sobre los ingresos generados antes de esa fecha. Los fondos obtenidos por la explotación de la obra antes del 1 de enero de 2028 siguen estando sujetos al testamento. Por ello, los beneficiarios conservan el derecho a percibir los montos que se hayan generado, así como a exigirlos si estiman que fueron insuficientes o que no se les transfirieron correctamente“, profundiza el abogado.
En sí, el jurista evalúa el caso como complejo. “Cuando una normativa excepcional se mantiene vigente por tanto tiempo, es natural que su efecto se proyecte incluso después de su derogación. Lo importante hoy es comprender bien cómo funcionaba cada rol —titularidad, administración, distribución y beneficiarios finales— y clarificar la historia jurídica del legado de Mistral”.
Para 2028 y los años próximos, Pedro Pablo Zegers llama a las editoriales a respetar la voluntad de la Nobel.
“Dada la merma, que los editores moralmente deberían hacer llegar un recurso simbólico a la orden franciscana, para que ellos lo entregaran a los niños de Montegrande, lo que quería Gabriela. Ese no es un tema legal, sino moral”, concluye.
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