
Ubicación, salidas y zonas de sombra: las ventajas del Parque O’Higgins para el regreso de Lollapalooza
En su regreso al recinto donde arrancó el festival y se realizó hasta 2019, el evento soluciona algunos temas relacionados a la experiencia. La falta de lugares de sombra, las pocas salidas, la ubicación en el sector poniente de la ciudad, entre otras, eran desventajas de Cerrillos subrayadas por los fans, aunque con el tiempo fueron mejorando.

Con el riff de R U Mine?, Arctic Monkeys cerró su participación en el Lollapalooza Chile, el domingo 31 de marzo de 2019. Fue además, el último show del evento en el Parque O’Higgins, hasta la pausa forzada de la pandemia, y su posterior regreso, al Parque Cerrillos, en 2022.
Durante cuatro años, el evento se realizó en el recinto de la comuna del sector poniente. Una serie de tensiones suscitadas desde el Municipio de Santiago, entonces a cargo de la alcaldesa Irací Hassler, decidieron un traslado realizado a contrarreloj.
Y aunque en su primer año en Cerrillos, el evento logró una asistencia récord de 225 mil personas, el cambio dejó en evidencia una serie de desventajas del lugar. Problemas que, aunque se intentaron resolver, nunca lograron sacudirse del todo. Y de hecho, dividieron aguas: aunque mucha gente aceptó la mudanza a Cerrillos, otros seguían añorando al espacio del centro capitalino. Hubo sensaciones encontradas.

El primero y más notorio de los puntos en contra en Cerrillos era la falta de zonas de sombra, sobre todo durante la primera edición de 2022. Allí hay un ítem que siempre fue favorable al Parque O’Higgins. Sus arboledas y zonas de césped favorecían la posibilidad de un resguardo frente al sol que todavía golpea fuerte en la medianía de marzo.
Aquel asunto fue trabajado por la producción de Lollapalooza, durante el período en Cerrillos. En 2024, se habilitó en el Alternative Stage un pabellón de 2.400 mts2, que brindó una efectiva zona de sombra. Asimismo, se triplicaron las zonas de descanso, dos áreas de beer garden y food trucks. También aumentaron las zonas de baños, lo que hacía algo más expedito el acceso al servicio.
Y aunque la experiencia, efectivamente se mejoró con los años, las pocas zonas verdes (solo algunos matorrales aislados, en un lugar que es básicamente de cemento), eran un problema en los días más calurosos. Una desventaja que se espera soslayar, con el regreso al recinto del centro de Santiago.
Otro asunto que fue difícil de solucionar en los años en el Parque Cerrillos, era la falta de vías de acceso. En 2022, con la instalación todavía en rodaje, las vías de salida se hicieron estrechas y lentas, y hubo demoras de hasta una hora en salir del Parque. Incluso, con gente trepando en las rejas para intentar zafar. La situación tendía a ser caótica en la única salida que conectaba con la estación del Metro, en la esquina que intersecta Departamental y Camino a Melipilla.

Es cierto que con los años, la salida se volvió más ágil, pero más de una noche el flujo de una gran masa de gente saliendo a la vez del parque, generaba atochamientos, congestión y una peligrosa presión sobre los accesos del Metro. Además, más de algún usuario denunció robos en el sector; de hecho, en la primera jornada de 2024, Carabineros informó la detención de dos sujetos que fueron sorprendidos robando a los asistentes. Un punto que está mejor resuelto en el Parque O’Higgins, con mayores opciones de salida.

El Parque O’Higgins, asimismo, ofrece una ubicación céntrica, y por ende, mejor conectada con el resto de la ciudad. Cuenta con una variada oferta de locomoción colectiva, y estación de Metro. Y aunque en Cerrillos también se contaba con estación del ferrocarril subterráneo y se lograba un refuerzo de buses del sistema Red Bus, su ubicación hacía todo más complejo.
Por último, durante sus años en el Parque O’Higgins, el Festival aprovechaba todas las posibilidades. Los shows del escenario electrónico se desplegaban bien en el recinto del Movistar Arena, potenciando los juegos de luces. Además, cuenta con disponibilidad inmediata de baños y servicios, lo que permitía una experiencia cómoda. Y el Arena, con su capacidad para casi 15 mil personas, era idóneo para aguantar el calor de esos días.
Durante años también se incluía en la parrilla de shows al Teatro La Cúpula, un recinto más pequeño, pero cerrado, lo que permitía ganar un escenario más, además de un buen refugio ante el sol. Es decir, había tanto alternativas al aire libre, como de espacios cerrados, lo que le daba una notable variedad. Eso también hacía -a diferencia de Cerrillos- que los escenarios estuvieran más cerca.
Como confirmó la productora Lotus esta jornada, las entradas para Lollapalooza 2026, de regreso en el Parque O’Higgins, comenzarán a venderse en la modalidad Early Bird, el 12 de agosto al mediodía, por el sistema Ticketmaster. Los precios de los pases para la edición número 14 del festival serán informados próximamente.
El acuerdo para la realización del evento en el O’Higgins se extenderá hasta la versión de 2028.
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