Culto

Un último abrazo, cigarrillos y la Biblia: los últimos días y la muerte de Don Ramón

Ramón Valdés, uno de los actores más queridos de la vecindad del Chavo del 8, intentó mantenerse en activo tras salir del programa. Sin embargo, un diagnóstico de cáncer cambió su vida. Su funeral reunió a algunos de sus antiguos colegas, excepto a Chespirito.

Era de lejos, uno de los personajes más queridos de la vecindad del Chavo del 8. Don Ramón, el personaje interpretado por Ramón Valdés, tomó vida propia. Solía ser uno de los favoritos de los niños y debía mucho más a su propia visión, que a la de Chespirito.

En 1979, decidió renunciar al espacio, no tanto por diferencias con Chespirito, sino por la injerencia de Florinda Meza. Más, tras la partida de Carlos Villagrán, quien encarnaba a Quico. Ahí se dio cuenta que ya no podía seguir ahí.

De allí en adelante, Valdés vivió una suerte dispar. Fracasó en algunos proyectos, e incluso se animó a volver al programa por un breve tiempo en 1981. Pero unos años después, en 1985, sucedió que una complicación de salud, derivó en una serie de exámenes. Y allí apareció, terrible, el diagnóstico: un agresivo cáncer.

Ramón Valdés, "Don Ramón"

Valdés fumaba desde los 11 años. Nunca abandonó el cigarrillo, de hecho, encendía alguno incluso durante las grabaciones en los sets televisivos, a veces incluso contraviniendo las reglas.

Esteban Valdés, el hijo del actor, recordó años más tarde cómo enfrentaron ese diagnóstico inicial. “A mi papá le detectan cáncer en 1985. Le operan, le quitan tres cuartas partes de su estómago y le dan seis meses de vida”.

Fue entonces que la familia se enfrentó a la disyuntiva. “Mi papá tenía 62 años. Nosotros, como familia, decidimos no decirle eso ni darle quimioterapia”, rememoró. En cambio, decidieron concentrarse en los cuidados.

“Lo que sí le explicó el médico fue que su estado era delicado, que debía cuidarse mucho. Le dijeron que si fumaba cuatro atados por día, debía reducirlo drásticamente, tomar poco alcohol y mejorar su alimentación. Y mi papá… obedeció“, recuerda Esteban.

Ramón Valdés se aplicó. Cuidó la alimentación y redujo la cuota de cigarrillos y alcohol. Así se comenzó a sentir mejor, por lo que se animó a sumarse a la gira de un circo por Perú. En principio todo iba bien, hasta que de un día a otro, volvió a sentir intensos dolores en la cintura. Peor aún, comenzó a perder movilidad.

Ramón Valdés, "Don Ramón"

“Le regresó el cáncer -recordó Esteban-. Estaba en una gira en un circo en Perú y ya tenía dolores muy fuertes. Pierde la sensibilidad de la cintura para abajo y ya no podía caminar. Así regresó al hospital. Por primera vez, tuve a mi papá conmigo, porque él tenía a su tercera esposa y a sus hijitos, pero decidimos que fuera nuevamente a casa para cuidarlo”.

Don Ramón intentó un breve retorno a la televisión en 1987, integrando el programa ¡Ah qué Kiko!, junto a Carlos Villagrán, el que resultó un fracaso. Fue en ese programa en que filmó la última escena de su vida.

“La última escena de Don Ramón era que Quico y otro se retaban para visitar un panteón, en la noche, para ver quién tenía más valor. Don Ramón lo sabe y va a buscar a Quico. Entra al panteón con el efecto de bruma y se pierde. Fue su última escena”, recordó Carlos Villagrán años después.

Mientras, el cáncer se enseñoreó en el organismo de Valdés y avanzó rápido. Así debió estar bajo el cuidado de sus familiares.

Su hijo lo acercó a la Biblia. “Yo tenía muchos años estudiando la Biblia y él me dijo: ‘Sí, hijo, léeme’. Jamás había escuchado algo de la Biblia. Le compartí la esperanza de que, aunque él iba a morir, nos volveríamos a encontrar. Ya estaba muy grave y le pregunté si quería que le leyera más. Me dijo: ‘Hijo, ya no. Mis dolores ya no me dejan concentrar’”.

Ya en el Hospital, con el final inminente, Valdés recibió la visita de Carlos Villagrán. “Me fui a despedir de él en el Hospital Santa Elena. Entré y él siempre con sus bromas, a pesar de que estaba ya muy delgadito y todo...Yo lo vi muy delgado y ya vi que le faltaba muy poco tiempo. Así que lo abracé y empecé a llorar. A lo cual él me dijo: ‘Ya, no llores cachetón. Allá te espero’. Le digo: ‘¿Allá con el Señor?’. ‘No te hagas el tonto: allá abajo’, me respondió”, recordó.

Ramón Valdés, aguantó todo lo que pudo, pero finalmente las fuerzas no le dieron para más. A causa del cáncer, murió el 9 de agosto de 1988, a los 64 años en el Hospital Santa Elena de la Ciudad de México.

Su funeral congregó una multitud, y reunió a algunos de sus antiguos colegas; asistieron Edgar Vivar (el Señor Barriga), Rubén Aguirre (el profesor Jirafales) y Angelines Fernández (La bruja del 71), quien derramó un sentida lágrima en recuerdo de su querido “Monchito”. No llegó Roberto Gómez Bolaños. El mito dice que él lamentó no haberse despedido de su antiguo camarada. Fue sin querer, queriendo.

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