
El milagro Lemoine: la historia tras la llegada del técnico que cambió para siempre el destino de los Cóndores
En septiembre de 2018, el uruguayo se convirtió en el head coach del rugby chileno. La apuesta de Miguel Ángel Mujica y la idea de una leyenda de los Pumas fueron determinantes para el arribo del entrenador que llevaría al país a sus dos primeros mundiales.

Hace solo siete años, Chile pasaba por un momento complejo en el rugby, ocupando el último lugar en el concierto sudamericano y sin un proyecto concreto para intentar salir del pozo. Las humillaciones en la cancha se sucedían una tras otra y las expectativas eran tremendamente negativas.
A mediados de 2018 rondaba muy fuerte la idea de crear una Superliga, con franquicias profesionales que prometía revolucionar a la disciplina en Sudamérica. La propuesta le llegó a Miguel Ángel Mujica, histórico dirigente del rugby y presidente del Comité Olímpico de Chile.
“Fue muy divertido. Yo fui a Asunción a una reunión de Odesur y me encuentro con el presidente de Sudamérica Rugby, que era un uruguayo, Sebastián Piñeyrúa, y con Agustín Pichot estaban armando esta Superliga. Pichot decía que había que meterle plata para que funcionara. ‘La idea me parece el descueve, pero déjame volver a Chile a buscar financiamiento’”, recuerda el timonel del COCh.
Esa búsqueda derivó en visitas a distintos clubes. “Fui a la Católica, también pensamos en Colo Colo, porque Peñarol se había comprometido con Piñeyrúa”, detalla.
Luego, se decide crear Selknam, pero había que construir una estructura detrás para sostener este proyecto y el de todo el rugby chileno. “Hablé con el Lulo (Cristián Rudloff) y le digo ‘¿a quién vamos a poner?’. Entonces, me responde, ‘mira, tenemos un argentino y un uruguayo’. Y acá habíamos tenido puros argentinos y ninguno había funcionado porque eran buenos entrenadores de clubes o selecciones regionales, pero no tenían experiencia en mundiales", confiesa Mujica.
“Lemoine, no. Había ido a dos mundiales como jugador y a uno como entrenador. Yo lo ubicaba bien, así que le dije al Lulo, ‘déjame hablar con él’. Lo llamé y me dijo: ‘Estas son mis condiciones’. Esto, además, era parte del Plan Olímpico, que contempla a los head coaches. Estaban Bienvenido Front, Paulao, Cachito Vigil, todos con muy buenos resultados...“, resalta.

Y continúa: “Entonces le dije, ‘mira, ¿sabés qué más?’ A este lo conocemos y tiene historia. Además, sabe cómo es la interna de Chile. Luego, hablamos con Piñeyrúa, que lo conocía bien, y lo contratamos por ADO, como a todos los head coaches. Esa fue la puerta de entrada, porque la federación no tenía un solo peso".
“La llegada de Pablo fue una iniciativa en la que Agustín Pichot tiene muchísima responsabilidad. Él tenía ese sueño de construir la liga sudamericana y Chile no estaba construyendo una estructura de alto rendimiento acorde a los desafíos. Entonces, Pablo llega como jefe técnico de la federación en septiembre de 2018, apoyado por World Rugby, donde Agustín era su vicepresidente, y por el Comité Olímpico, principalmente, porque la federación no tenía los recursos para contratar a un entrenador de su categoría”, refrenda Cristian Rudloff, presidente de Chile Rugby.
Partir de cero
“Yo en ese momento estaba trabajando en el proyecto de Alemania y hablando con Agustín Pichot y con ‘Pino’ Piñeyrua, que eran los que estaban manejando el rugby en Sudamérica, aparece una propuesta para venirme porque empezaba la liga profesional, pero se pospone un año”, relata Pablo Lemoine.
“Y justo me hacen la oferta para venir a Chile los primeros meses a armar algo, sobre todo desde el principio, para controlar un poco cómo estaba el rugby acá. Después me dan una misión clara: ‘Tienes un año para armar el alto rendimiento’. Porque era la última oportunidad que se le iba a dar a Chile, debido a que venía con varios fracasos de proyectos seguidos. Entonces, me puse a hacerlo”, apunta.
Luego del llamado de Mujica, el expilar charrúa no tuvo ninguna aprensión de aceptar el desafío: “Yo conocía mucho el rugby en Chile no por estar del lado de enfrente; más que nada porque entendía que había un proyecto para hacer. Estuve tres semanas viniendo, investigando... Me reuní con absolutamente todo el mundo y la verdad es que estaba convencido de que era el momento. No había ningún impedimento, porque no había nada”.
Esa tierra fértil lo motivó a sembrar en un ambiente muy apático, casi desesperanzado con lo que sucedía en el país con el deporte de la ovalada. “Cuando no hay nada, genera muy poco interés de los haters de turno, de los negativos de turno. Cuando no hay nada, nadie se interesa, entonces tienes mucho margen para generar un proyecto. Y cuando el proyecto empieza a lograr cosas, empiezan a aparecer personajes”, reflexiona.
Sus primeras impresiones fueron claras para construir por completo el panorama de la situación: “Vi en el Parque Mahuida un buen lugar para armar un buen proyecto. No había nada, ni gente ni empleados de la federación que se dedicaran al deporte, había solo administrativos”.
La contratación de Lemoine generó algunos anticuerpos en la familia del rugby. “Se me vino todo el mundo encima. No te voy a dar nombres, pero hay gente que hoy tiene hijos en los Cóndores, que me decía ‘te trajiste a este hueón grandote, que íbamos tres encima de él, y nos metía el try igual. Nos querís sacar pica”, afirma el mandamás del COCh.
“Eso ya pasó”, dice el head coach de los Cóndores. “Me preocupo mucho más por la gente que va a hablar, entonces trato de modificar las cosas que van a pasar para que sean buenas, para que sean para bien y eso es lo que me preocupo. No me quedo mucho en que la gente hable mal de mí o bien de mí tampoco. No, yo tengo un proyecto, con gente que me acompaña, que es a la que me gusta validar, defender, seguir y acompañar. Me preocupo por lo que dicen ellos o por lo que piensan ellos. Si yo me preocupo por todo lo que piensa la gente de afuera, sería muy difícil”, establece el entrenador.
Su estreno fue con una derrota por 38-21 contra un combinado de Sudamérica XV, que contemplaba a jugadores argentinos y uruguayos, para luego enfrentar su primera prueba de fuego frente a los Maorí All Blacks, cayendo por 73-0 en el antiguo estadio San Carlos de Apoquindo. De ahí en adelante, comenzó a cambiar la historia del rugby chileno.
A pesar de ese difícil comienzo, la historia fue cambiando poco a poco. La entrada en marcha de Selknam permitió que los jugadores se dedicaran ciento por ciento al rugby. En definitiva, se transformaran en profesionales, adquiriendo una nueva estructura de deportistas de élite. Por ejemplo, a partir de 2021, se puso en la práctica un estricto plan alimenticio para los seleccionados nacionales.

Los resultados se fueron dando cada vez más y los Cóndores clasificaron al Mundial de Francia 2023. El público los acompañó, estableciendo récords, como los casi 25 mil espectadores que asistieron al test match frente a Escocia el año pasado o los 20 mil que vieron en Sausalito la segunda clasificación consecutiva del equipo.
En cuanto a la infraestructura, se logró levantar un centro de alto rendimiento, una idea de Lemoine, que ha sido clave en el desarrollo de nuevos jugadores. Y ya no solo se desempeñan ahí funcionarios administrativos, como al comienzo, sino que también trabajan profesionales dedicados a este proyecto que hoy tiene a las Cóndores en un histórico 17º puesto, siendo hoy la segunda mejor selección de Sudamérica, solo detrás de los Pumas.
La familia y el futuro
Al comienzo, desde lo familiar, había dilemas para Lemoine. “En su momento íbamos a tomar una decisión de venirnos, pero después vino la pandemia justo cuando estábamos más convencidos de venirnos. Mis hijos son grandes, tienen 17, 14 y 11 años. Entonces es muy difícil tomar esa decisión de cambiar, porque en definitiva sería por un bienestar mío estar cerca de ellos y no voy a ser egoísta e ir contra lo que aprecian mis hijos, que son sus amigos, sus grupos, su vida social...”, explica.
“Así que decidí esto de ir y venir, y creo que en algún punto fue un acierto porque creo que hemos logrado un equilibrio. Aparte eso de salir y venir con otros ojos te hace poder ver cosas que capaz que si estás adentro no las ves. Entonces nos ha funcionado bien a mí y al resto lo he hablado mucho con los staffs en las diferentes áreas. Y, como ha resultado bien, lo que funciona no hay que cambiarlo”, plantea el formado en el Montevideo Cricket Club.
Pero, de todas maneras, Lemoine comienza a vislumbrar el fin de su glorioso ciclo. “Como head coach termino en el Mundial del 2027, seguro. Esa es mi misión por el bien de los jugadores y yo también creo que cumplí ya una etapa. Después, no sé si la federación me precisa en otro lugar. Si no, volveré a mi club de origen y al rugby de base”, proyecta.
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