El duelo generacional, que se ha apoderado de las finales más importantes del circuito, en esta oportunidad tuvo un nuevo vencedor. Jannik Sinner (1° del ranking ATP) se impuso ante Carlos Alcaraz (2°), por parciales de 4-6, 6-4, 6-4 y 6-4, y se coronó con por primera vez en Wimbledon. Luego de tres horas y cuatro minutos, se coronó en la Catedral y consiguió el cuarto Grand Slam de su carrera. La rivalidad continúa.

El oriundo de San Cándido brilló con su consistencia y obtuvo la revancha tras la final que se le escapó o, en rigor, que le remontó el hispano en Roland Garros, el único major que le falta su palmarés. Alcaraz le había encontrado la mano, pero el transalpino descontó en un historial que está 12-5 a favor del murciano.

Sinner también ganó el premio más cuantioso en la historia de un Grand Slam. Se llevó poco más de cuatro millones de dólares por su paso en la final disputada en el All England Lawn Tennis Club, donde estuvo presente la realeza británica, parte del jet set inglés y algunos extenistas. Nadie se quiso perder una nueva final de una rivalidad que agarra tintes históricos.

El desquite de Sinner

A diferencia de la final femenina, donde Iga Swiatek se coronó sin contemplación ante Amanda Anisimova, la definición masculina estuvo marcada por la intensidad de ambos tenistas. Un ritmo elevado se tomó el partido, en algo que ya suele ser costumbre en los duelos entre las dos máximas figuras del circuito en la actualidad.

El primer punto del partido fue un ace para Alcaraz. Fue un reflejo del gran servicio que mantendría a lo largo de la primera manga. No obstante, pese a esto, Sinner sacó a relucir la regularidad que lo caracteriza e hizo daño con su típico revés paralelo. El italiano consiguió el primer break en el quinto game, aprovechando la primera oportunidad que tuvo.

Eso sí, el español no se quedó atrás y recuperó en el séptimo. Ya era un partidazo que se encendía poco a poco. Terminó de cerrar el set con un rally increíble, que dejó pasmado a Sinner. Sin embargo, también provocaría un cambio de actitud necesario para sacar adelante el encuentro.

En el segundo set, Sinner arrancó quebrando tras una serie de errores de Alcaraz. La batalla recién comenzaba. Ahí, el hispano tuvo los peaks más altos, pero no pudo mantener la regularidad en todo momento, algo que sí parecía más propio de su rival. Reflejo de ello fueron los servicios del nacido en El Palmar, que comenzó a complicarse al errar en el primer saque. Sin embargo, en momentos complejos, también fue su solución.

Por otra parte, los errores forzados y no forzados de ambos fueron la tónica. Aunque en ese contexto, el de San Cándido sacó ventaja. El trasalpino se quedó con la segunda manga con su solidez.

Alcaraz cambió el chip en el tercer parcial y ajustó su servicio. De todas formas, Sinner tampoco dio espacio a dudas. Fue el más peleado de los sets y donde comenzaron a desplegar su mejor tenis. El italiano consiguió un importante break en el noveno juego, todo a pura consistencia. El español, en tanto, se vio incómodo por momentos: “Está siendo mejor que yo”, le señaló a su equipo de trabajo en un par de ocasiones.

El murciano arrancó la tercera manga ante un rival que pareció infranqueable. Por momentos, casi que invencible. Imperturbable desde lo mental y sólido desde lo físico. Ni hablar del altísimo nivel tenístico. El transalpino volvió a quebrar en el inicio, en el tercer game y encaminó su triunfo. Alcaraz combatió y evitó cualquier otro break para mantenerse en la disputa, pero Sinner estaba decidido. Así, se coronó por primera vez en Wimbledon, obteniendo el cuarto Grand Slam de su carrera.