
¿Le resultó el experimento a la FIFA? Radiografía a un Mundial de Clubes lleno de críticas y apuntada por los futbolistas
Se acabó un mes de mucho fútbol en Estados Unidos, que consagró al Chelsea. Gianni Infantino destacó que el torneo generó casi 2 billones de dólares, sin embargo varios puntos levantan cuestionamientos, proyectando la Copa del Mundo de 2026: los horarios, las temperaturas y un calendario cada vez más apretado.

Se bajó el telón. Llegó a su fin el principal evento futbolístico del año, ese que se convirtió en el fetiche de Gianni Infantino, el presidente de la FIFA. El renovado Mundial de Clubes, con los premios en dinero más elevados de la historia de la actividad, condecoró al Chelsea, que venció al PSG en el MetLife Stadium de Nueva York, el mismo recinto que albergará la final de la Copa del Mundo de 2026. Se trató de una suerte de ensayo para Estados Unidos, de cara a la cita planetaria que se viene en un año más, desde lo organizacional y logístico. Pero también era una prueba para un país que no es una tradicional potencia en el fútbol y que aspira al crecimiento del soccer (como le dicen ellos).
Llegó la hora de los balances. Para los más fanáticos, ha resultado provechoso contar con 63 partidos entre junio y julio, muchos de ellos de alto vuelo, pero otros con escaso ambiente. Con un territorio tan grande, en paralelo corrió la Copa Oro de Concacaf y la MLS no se detuvo. ¿Resultó este experimento que ha despertado sensaciones encontradas entre los protagonistas del fútbol mundial? ¿Se logró instalar con fuerza en el cada vez más ajustado calendario futbolístico?
Las evaluaciones pueden pasar por diferentes perspectivas. Desde el juego, aprobó. Fue un certamen con alta cuota goleadora. Se anotaron 195 tantos, con un promedio de 3,1 por partido. Seis de 63 encuentros finalizaron sin goles, todos en la fase grupal. Además, no se dieron tandas de penales.
El ítem público ha generado controversia. Si bien la FIFA ha considerado exitosa la apuesta, los datos aterrizan esa satisfacción. En total, 2.492.062 espectadores fueron a los estadios, lo que da un promedio de 39.557 personas por partido. Si se contrapone con la última Copa del Mundo disputada con 32 selecciones, hay una caída no menor. Qatar 2022, que se llevó a cabo también en un país de poca tradición en el deporte más popular del orbe, registró un total de 3.404.252 espectadores. O sea, 53.191 asistentes promedio por cotejo. Más de 900 mil personas de diferencia entre una competencia y otra.
Entre las razones para la disminución, se plantea el hecho de jugar en estadios de gran tamaño (que frecuentemente se usan en la NFL). Un ejemplo: el duelo entre Chelsea y Los Angeles FC contó con 22.137 personas en Atlanta, cuyo estadio tiene capacidad para más de 70 mil. Además, se agregan factores como los horarios y las redadas migratorias del gobierno de Donald Trump, que alimentaron el temor en el público latino. Cuatro partidos tuvieron menos de 10 mil personas en las gradas.

El encuentro con más asistencia fue precisamente la final entre Chelsea y PSG, con 81.118 aficionados. Hasta el domingo, el duelo con mayor cantidad de público había sido el de PSG contra Atlético de Madrid, en el Rose Bowl de Pasadena, con 80.619.
Calor y tormentas
Los futbolistas debieron lidiar con las altas temperaturas y reclamaron abiertamente por tener que disputar los partidos en esas condiciones. Ejemplos hay varios: el primer tiempo del choque entre Auckland City y Boca Juniors tuvo dos pausas de hidratación. Hay más: los 45′ iniciales del Benfica - Bayern Múnich se disputaron con una temperatura de 36°C. De hecho, los suplentes alemanes vieron el juego desde el vestuario, por lo extremo del tiempo. El Dortmund hizo lo mismo, ante Mamelodi Sundowns.
“El calor es increíble. El otro día me maree un poco, me tuve que tirar al piso. Jugar con esta temperatura es peligroso. Para el espectáculo, la velocidad del juego no es la misma”, declaró el argentino Enzo Fernández, antes de la final. “Hay muchas cosas que tienen que ser revisadas de cara al Mundial. Es difícil jugar con estos horarios”, planteó el colombiano Jhon Arias, de Fluminense. Se hizo común ver grandes ventiladores al lado de las bancas, para aplacar la elevada sensación térmica del verano norteamericano.
Pensando en que la Copa del Mundo de 2026 será en la misma época (junio y julio), se ha instado a los organizadores a reevaluar los horarios de inicio, mejorar las medidas de refrigeración y considerar la opción de jugar partidos nocturnos, aunque esto último sea desfavorable para el público en Europa, lo que siempre pesa a la hora de programar este tipo de competencias.

No solo el calor fue tema. También hubo un invitado incómodo para el desarrollo del torneo: el protocolo por amenaza de tormentas. Seis partidos tuvieron retrasos o suspensiones momentáneas a raíz de “condiciones climáticas adversas”. El choque entre Benfica y Chelsea, por octavos de final, estuvo detenido por casi dos horas. Estados Unidos tiene normas vigentes en caso de que haya alerta de tormentas eléctricas en espectáculos deportivos al aire libre. Este aspecto es uno de los puntos más relevantes a considerar para el Mundial del próximo año. ¿Qué hará la FIFA en este sentido?
Para la FIFA, fue un éxito
Desde la Federación Internacional, hablan de que el certamen fue un “éxito tremendo”. “La edad de oro del fútbol global de clubes ha empezado... Hemos generado casi 2 billones de dólares, superando a todas las demás competencias a nivel mundial”, declaró Infantino, directivo que se ha mostrado muy cercano a Donald Trump. Esto ha llegado a tal punto que la FIFA abrió una oficina en la Torre Trump de Nueva York. El presidente de Estados Unidos fue invitado a la final del domingo, a la que asistió junto a su esposa Melania, y estuvo en la premiación.
Quien también salió a defender el Mundial de Clubes fue Arsene Wenger. El exentrenador del Arsenal hoy es jefe de desarrollo del fútbol global de la FIFA y respondió a las afirmaciones de Jürgen Klopp, quien afirmó que el torneo era “la peor idea jamás inventada”. “Voy a dar una respuesta muy aburrida a una pregunta muy interesante. Todo el mundo tiene derecho a una opinión y no comparto la de Jürgen Klopp en absoluto”, dijo el francés. “Siento que se necesita un Mundial de Clubes. Si usted hace consultas a todos los clubes que estaban aquí, entonces el 100% de las respuestas serían que querrían hacerlo de nuevo”, añadió.
Por contraparte, un durísimo comunicado de FIFPRO (el Sindicato Internacional de Futbolistas Profesionales) se fue en contra del torneo. Y particularmente contra Infantino. “Lo que se presentó como una fiesta global del fútbol no fue más que una ficción montada por FIFA, impulsada por su presidente, sin diálogo, sin sensibilidad y sin respeto por quienes sostienen el juego con su esfuerzo cotidiano”. FIFPRO tachó de “inaceptables” las condiciones en las que se jugaron los partidos, por las altas temperaturas. “Lo sucedido no puede repetirse bajo ninguna circunstancia en la Copa Mundial del próximo año”, agregó.
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