Universidad de Chile quedó eliminada de la Copa Chile. Ni la presencia de sus seleccionados ni un equipo completamente estelar bastaron para superar al aguerrido Curicó Unido en el Estadio Nacional. El cuadro dirigido por Héctor Almandoz se plantó con personalidad en Ñuñoa: resistió en el primer tiempo y en el segundo aprovechó las licencias de una defensa azul más dubitativa de lo habitual. El 2-2 sentenció el destino de los laicos en un torneo donde buscaban el bicampeonato. En la ida habían perdido por 2-1.

Desde el arranque, el equipo de Gustavo Álvarez salió decidido a remontar la llave. El técnico no escatimó en recursos y alineó lo mejor que tenía, incluidos los jugadores que 24 horas antes habían estado en El Alto con la Roja: Gabriel Castellón, Maximiliano Guerrero, Matías Sepúlveda y Javier Altamirano. Este último, incluso, jugó todo el segundo tiempo del partido de Eliminatorias.

La U comenzó bien. A los 38 minutos, Matías Zaldivia abrió la cuenta con un certero cabezazo tras un tiro de esquina servido por Charles Aránguiz. El defensor alcanzó su cuarto gol en la temporada y emparejaba el marcador global. El 1-0 reflejaba lo que ocurría en el campo: antes del gol, los azules ya habían rematado seis veces y en dos ocasiones exigieron al arquero rival.

Leandro Fernández, como es habitual, fue el más incisivo en ataque, aunque falló en la última decisión. Rodrigo Contreras también probó al arco cuando pudo, y Maximiliano Guerrero complicaba a Ronald de la Fuente, el lateral del elenco curicano.

Sin embargo, Curicó había dado señales de que no sería un partido fácil para la U. Aunque se defendió la mayor parte del primer tiempo, tuvo una clara ocasión al minuto 20, cuando Cristian Bustamante cabeceó apenas desviado. Castellón solo acompañó la trayectoria con la mirada, y más de uno en Ñuñoa contuvo la respiración.

Golpe mortal

En el segundo tiempo, el partido cambió radicalmente. Tras el descanso, Almandoz hizo dos modificaciones clave: ingresaron Ian Aliaga y Nicolás Fernández por Bustamante y Williams Sáez.

Aliaga justificó su ingreso de inmediato. En la primera jugada del complemento, Yerko Leiva le entregó el balón y el delantero, con un derechazo desde la entrada del área, venció a Castellón. La pelota se coló en el ángulo. Un gol de camarín que dejó a la U sin reacción.

Lo mostrado en el primer tiempo se desmoronó. La defensa, que había controlado bien los mano a mano, se mostró frágil. Cada balón largo era un sufrimiento para Zaldivia y Calderón.

Así llegó el segundo de Curicó. A los 69’, Nicolás Fernández —el mismo que había ingresado tras el entretiempo— protagonizó una acción individual que la defensa azul no logró contener. Tras varios rebotes, quedó de frente al arco y batió a Castellón con un tiro cruzado. El 1-2 significaba el 4-2 en el global, una ventaja prácticamente imposible de revertir para los laicos.

Álvarez movió el banco: entraron Fabián Hormazábal y Nicolás Guerra por Marcelo Díaz y Nicolás Fernández (el lateral). Antes, Lucas Di Yorio y Lucas Assadi habían reemplazado a Rodrigo Contreras y Altamirano. Nada funcionó. La U se volcó al área rival, pero Curicó replegó líneas con orden y todos sus jugadores defendieron el resultado.

En los descuentos, un tiro en el palo encendió el espíritu en el Nacional. En la jugada siguiente, Lucas Assadi marcó el 2-2. Los seis minutos restantes (dieron ocho) fueron tensos, pero los torteros resistieron los últimos embates.

Con la eliminación consumada, Universidad de Chile suma un nuevo traspié en la temporada. Este siendo uno más que inesperado. Ya había quedado fuera de la Copa Libertadores. Ahora, este nuevo fracaso en la Copa Chile —ante un equipo de una categoría inferior y con su formación titular— deja más dudas que certezas. El foco ahora se traslada exclusivamente al torneo nacional y el certamen subcontinental.