
Un equipo semi profesional, quejas por el calor y estilo NBA: lo que dejó el arranque de un Mundial de Clubes ‘made in USA’
La renovada competencia de la FIFA, con tintes de experimento, arrancó el fin de semana y ha dejado varios aspectos particulares: desde la impresionante goleada del Bayern Múnich, hasta las cámaras corporales de los árbitros y las 80 mil personas que vieron el triunfo del PSG sobre el Atlético.

Un “experimento”. Así se puede definir al remodelado Mundial de Clubes de la FIFA, que desde 2025 contará con 32 elencos, de las seis confederaciones, y que aspira a ganarse un espacio permanente dentro del saturado calendario futbolístico (se jugará cada cuatro años, tal como la Copa del Mundo de selecciones). El fin de semana comenzó la acción, que ha dejado una serie de cosas, que cruzan lo netamente deportivo con aspectos ajenos a la pelota, aunque igualmente influyentes.
Estados Unidos sigue trabajando para hacer crecer al fútbol (soccer, para ellos) en su territorio. Y en este verano, en el hemisferio norte, acoge no solo el Mundial de Clubes. Considerando la amplitud del país, EE.UU. es anfitrión, simultáneamente, de la Copa Oro de la Concacaf. De hecho, el debut de la selección norteamericana ante Trinidad y Tobago, en la ciudad de San José, se cruzó con el partido entre Palmeiras y Porto, disputado en Nueva York. Por lo demás, la MLS no se detiene.
El primer día de competencia tenía, aparentemente, un nombre propio: Lionel Messi. Todos fueron a ver a la Pulga, pero terminaron disfrutando a los arqueros. Tanto el meta de Inter Miami, Óscar Ustari, como su colega del Al Ahly egipcio, Mohamed El-Shenawy, fueron los más destacados del juego inaugural. En definitiva, finalizó 0-0 gracias a ellos. Ustari, quien tuviera un paso algo olvidado por Audax Italiano en 2024, fue determinante en el primer tiempo, incluyendo un penal tapado.
Goles y calor
El primer duelo del domingo reflejó las diferencias siderales entre un equipo de elite internacional como el Bayern Múnich y un cuadro semi profesional como el Auckland City de Nueva Zelanda. Fue una goleada tan holgada como histórica, de 10-0. Nunca en el anterior modelo del Mundial de Clubes, ni tampoco en la Copa Intercontinental, se vio una diferencia semejante en el marcador. Los bávaros mostraron su chapa de favorito de inmediato.
Aunque suene increíble, el entrenador de los neozelandeses, Ivan Vicelich, dijo que se sentía “orgulloso” de sus dirigidos. Pese a esto, se trata de una experiencia única, más aún considerando para un cuadro casi amateur. El portero Conor Tracey, quien encajó los 10 tantos, trabaja en un almacén de una empresa farmacéutica. Antes del partido, dijo: “He tenido que hacer una combinación de vacaciones y vacaciones sin sueldo. Para jugar contra Bayern, Benfica y Boca, cien por ciento vale la pena”. Enfrentó a su ídolo: Manuel Neuer.
Se ha visto, hasta la fecha, un Mundial de Clubes ‘made in USA’, donde el show y aspectos que son propios de los deportes más populares de Estados Unidos le pone matices al fútbol. Por ejemplo, algo muy NBA como la presentación de los jugadores uno por uno, por altoparlantes, en vez de que toda la formación salga en conjunto. También es una novedad que, a la hora de formarse en el campo, los futbolistas se ubican frente a frente y no en una hilera. Si de cambios tecnológicos se trata, lo que pueden notar los espectadores en la TV son las cámaras corporales que transportan los árbitros, para ver las jugadas desde su perspectiva.

El duelo entre PSG y Atlético de Madrid, uno de los más atrayentes de la fase grupal, fue programado a las 12.00 hora local (15.00 horas de Chile) para que en Europa coincidiera con el horario estelar. La problemática se generó por las condiciones climatológicas que sufrieron los equipos al jugar al mediodía estadounidense, con más de 30 grados de temperatura y una humedad del 60%.
Luis Enrique se quejó tras el encuentro. “El partido ha estado claramente marcado por la temperatura. Está muy bien el horario para que en Europa lo vean, pero los equipos se resienten”, dijo el asturiano.
¿Y el público?
Muchas dudas asomaron respecto a la presencia de público en los partidos, lo que se disparó a raíz de las medidas migratorias de Donald Trump, que amenazaban sobre todo a los latinos que quisieran asistir a los recintos por las redadas. La organización, incluso, redujo el valor de las entradas para el duelo entre Inter Miami y Al Ahly. En definitiva, asistieron 60.927 espectadores al Hard Rock Stadium.
La victoria del PSG sobre el Atlético contó con la presencia de 80.619 personas en el Rose Bowl de Pasadena, siendo el partido más masivo en los primeros dos días de competencia. El contraste se dio con la igualdad entre Palmeiras y Porto. El MetLife Stadium de Nueva York tiene una capacidad total de 82.500 espectadores y tuvo una asistencia de 46.275. Se notaron claros en el reducto, sobre todo en las zonas altas. Respecto a la presencia de público, la FIFA dio a conocer que dos equipos agotaron entradas para sus partidos: Real Madrid y Boca Juniors.
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