Por Daniel Fajardo“El Estado debe dejar de asfixiar a los emprendedores con burocracia”: el anhelo de 14 startups al nuevo presidente
Mientras los candidatos preparan sus programas, los emprendedores chilenos alzan la voz: 14 fundadores de startups piden menos trabas, más visión y políticas estables. Los emprendedores entran en campaña.

Mientras Chile vive una nueva elección presidencial, el ecosistema emprendedor observa con atención qué señales enviarán los candidatos al mundo de la innovación y las startups. En medio de un escenario económico más complejo, con financiamiento de riesgo escaso, 14 fundadores de startups chilenas coinciden en algo esencial: quien llegue a La Moneda debe entender que el emprendimiento es una palanca central del desarrollo.
En 2024, Chile registró una caída del 60% en la inversión de riesgo respecto a 2021, mientras que países como México y Brasil consolidaron ecosistemas más robustos. Aun así, el país sigue concentrando más de 250 fintech activas y figura entre los tres primeros de la región en densidad de startups per cápita, según datos del sector. Para muchos fundadores, eso demuestra que el potencial sigue intacto, pero requiere visión política y coherencia institucional.
El anhelo de 14 startups al nuevo presidente
Justamente, el acceso a capital de riesgo aparece como la primera urgencia. Chile fue pionero con programas como Start-Up Chile, pero ese impulso inicial parece haberse estancado. “Tenemos talento y ganas, pero falta un Estado que entienda que el capital de riesgo no puede seguir dependiendo solo de fondos públicos o family offices locales”, señala Andrea Moraga, de FreeMet. También pide “más incentivos a la sostenibilidad y a los emprendimientos con impacto, con disminución de impuestos u otros beneficios tributarios a empresas con impacto positivo real al cambio climático”.
Benjamín Labra, de Houm, cree que el país debe centrarse en “incentivos claros para acceso a capital y deuda”, y en “impulsar beneficios tributarios y reglas claras para talento técnico global e inversionistas”. La falta de instrumentos competitivos ha frenado el crecimiento de muchas startups. De hecho, según un estudio del BID, menos del 15% de las empresas tecnológicas chilenas logra acceder a capital de crecimiento, frente al 35% en economías comparables.
David Peña, de ComunidadFeliz, plantea que “el (próximo) gobierno debería hacer más atractivo invertir en empresas de tecnología y de gran proyección”, ya que hoy “un inversionista tiene en su portafolio a las startups casi que por ayuda social, pero es más rentable invertir en la bolsa o bienes raíces”. Advierte además que los inversionistas locales suelen pedir constituir empresas en Delaware (EEUU), porque “no hay herramientas para usar la pérdida como crédito tributario, como sí las hay en EE.UU. y Europa”.
Gustavo Ananía, de RedCapital, apunta que “el financiamiento y la digitalización son los principales cuellos de botella”. Explica que “las pymes y startups necesitan apoyo real, no solo créditos; el Fogape debería ampliarse a fintech e instituciones que estén cerca del emprendedor”. Según cifras del Ministerio de Economía, más del 60% de las pymes chilenas declara dificultades para acceder a crédito formal, un problema persistente en la última década.
Menos formularios
La regulación y la burocracia son otro nudo estructural. “Si queremos más startups, necesitamos menos formularios y más confianza”, dice Leo Prieto, fundador de Lemu. Andrés Leiva, de Videsk, complementa: “Simplificar radicalmente los trámites con ventanilla única digital y ‘silencio positivo’; metas claras con temporalidad por sector; y compras públicas proinnovación con cupos para pilotos y escalamiento, más sandboxes (entornos de prueba seguros) regulatorios en banca, seguros y retail para adoptar tecnología local”.

Claudio Brinkmann, de Maihue, también pide modernizar procesos: “Emprender no puede seguir siendo un acto heroico, sino un proceso natural apoyado por un Estado que confía en su gente para impulsar el desarrollo”. Y Nicolás Fuenzalida, de Poliglota, enfatiza que se necesita “pasar de los discursos al código legal”, con “leyes que liberen capital, reduzcan la burocracia y atraigan talento global”. Según StartupBlink, Chile cayó del puesto 32 al 39 en el ranking mundial de ecosistemas emprendedores entre 2021 y 2024, en parte por su marco regulatorio rígido.
Por ello, Rodrigo Segal, de Justo añade: “El Estado debe dejar de asfixiar a los emprendedores con burocracia. En la gastronomía, por ejemplo, conseguir una patente de alcohol puede tardar meses o nunca llegar, y eso ha quebrado a muchos. Si queremos más emprendimiento, el Estado tiene que moverse a la velocidad del software, no del trámite”.
El talento y la educación son otro desafío clave. “No se puede hablar de innovación sin hablar de educación”, dice Madeleine Valderrama, de Bruna by AltumLab. Plantea “democratizar el acceso al capital, la información y las oportunidades, reformando los instrumentos de Corfo y los fondos públicos apalancados”. También sugiere “convertir al Estado en el primer gran cliente de la innovación chilena”, usando las compras públicas para validar soluciones locales. Coincide Prieto, quien agrega que “el emprendimiento no nace del capital sino de la curiosidad y del pensamiento crítico”.
Cristóbal Valenzuela, fundador de Runway también cree que una de las claves está en el aprendizaje. Comenta que es clave la educación en IA y la formación de talento técnico de clase mundial. “Se necesita reformular programas universitarios, creando bootcamps intensivos y facilitando la atracción de talento internacional, porque la escasez de especialistas en IA es el mayor cuello de botella para emprendimientos tecnológicos avanzados”. Incluso, Valenzuela agrega que la infraestructura de IA y acceso a computación de alto rendimiento son fundamentales.
La sostenibilidad emerge como un eje transversal. “El próximo gobierno debiese priorizar políticas que incentiven la adopción de tecnología en sectores como la agricultura, la energía y la salud”, sostiene Mario Bustamante, de Instacrops. Para él, “no basta con financiar startups; hay que crear un entorno donde la innovación se traduzca en productividad y sostenibilidad”. Según el Banco Mundial, los países que integran políticas de innovación verde logran aumentos promedio del 5 % en productividad en una década.
La continuidad institucional es otro punto sensible. “Cada administración reinventa los programas de apoyo y eso genera inestabilidad. Las startups florecen en la confianza, no en la incertidumbre”, advierte Janan Knust, de KLog. Hans Pieringer, de PhageLab, añade que “no hay que cortar el flujo de las nuevas ideas”, pero también se debe “apoyar el tránsito de las compañías que ya existen para que se consoliden en el exterior”.
Finalmente, Rodrigo Segal, de Justo, sintetiza: “El nuevo gobierno debe enfocarse en reactivar la economía. Cuando Chile crece, los emprendimientos crecen con él. Parte de eso es que el Estado se convierta en un cliente inteligente de startups, usando tecnología local para resolver sus propios problemas en vez de seguir diagnosticándolos”.
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