
Alex Karp, el “techbro” de Trump que lo ayuda con tecnología para detectar inmigrantes ilegales
La figura de Silicon Valley recopila datos biométricos para expulsar foráneos del país a través de Palantir Technologies, la compañía de ciberseguridad detrás de Gotham, un software que usan las agencias de inteligencia de EE.UU., incluidos el ICE y el Ejército.

Durante años, Alex Karp fue tratado como una curiosidad en el complejo tecnológico Silicon Valley: demasiado raro, brusco y vinculado al complejo militar-industrial. “Éramos el fenómeno”, dijo una vez. El director ejecutivo de la empresa de ciberseguridad Palantir, no parece un belicista. Sin embargo, es el arquitecto de las herramientas de vigilancia más sofisticadas que hoy alimentan las políticas migratorias de Estados Unidos, siendo conocido como el “techbro” del presidente Donald Trump.
En abril, Palantir comenzó a colaborar con el equipo de operaciones de control y deportación del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE), según dos empleados de Palantir y dos funcionarios del Departamento de Seguridad Nacional (DHS). El trabajo forma parte de un contrato de 30 millones de dólares que el ICE firmó con Palantir ese mes para construir una plataforma que permita rastrear los movimientos de migrantes en tiempo real.
Algunos funcionarios del DHS intercambiaron correos electrónicos con funcionarios del Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE) en febrero sobre la fusión de cierta información del Seguro Social con registros mantenidos por funcionarios de inmigración, según capturas de pantalla de los mensajes publicados por The New York Times.
¿Liberal europeo conservador?
La figura de líder en Silicon Valley, el hogar de las empresas tecnológicas ubicado en el Área de la Bahía de San Francisco, California, se caracteriza por ser relajada. Personajes como Steve Jobs o Mark Zuckerberg han impuesto zapatillas y jeans como uniforme, pero en el caso de Karp, este tipo de imagen contrasta. Es más sobrio, lejano a las poleras, usa lentes vintage y tiene un doctorado en filosofía alemana que lo hace citar a Heidegger en torno a temas de Inteligencia Artificial.

Suele ser fotografiado con lentes extravagantes y el pelo alborotado, citando a San Agustín o a Nietzsche como si estuviera audicionando para una charla TED sobre tecnohumanismo. Pero tras las digresiones poéticas y las posturas filosóficas se esconde una simple verdad: Karp está construyendo el sistema operativo para la guerra perpetua. Y está ganando, dice el medio Asia Times.
Karp se autodefine como un liberal europeo que estudió en Stanford y Frankfurt, pero sus actos recientes lo ubican más cerca de Mar-a-Lago que de la progresista Universidad de Berkeley, escribe la revista mexicana Expansión. Representa una figura extraña, pues es un intelectual que coquetea con el autoritarismo, un filósofo de izquierda que construye infraestructura para la derecha y un pacifista que vende software para guerras híbridas.

No oculta sus ideas políticas. Es promilitar, antitransparencia y desprecia abiertamente la remilgada presencia de Silicon Valley. Y aunque en 2024 Karp votó contra Trump, en 2025 ha criticado el “wokeísmo”, la prensa progresista y el “narcisismo moral” de aquella cuna tecnológica. En una entrevista con la CNBC en Davos en 2020, Karp admitió que su empresa “encuentra personas indocumentadas en nuestro país”.
Y a diferencia de Zuckerberg de Meta o Elon Musk de SpaceX y Tesla, quienes aún fingen vender bienes sociales, Karp no se disculpa. Se enorgullece de que su software respalde ataques con misiles, incursiones del ICE y vigilancia predictiva de redadas. Lo llama progreso. Y está funcionando.
El ascenso de Palantir
Palantir es ahora uno de los contratistas de defensa más valorados en la historia de Estados Unidos, cotizando a 200 veces sus ganancias proyectadas. Wall Street lo adora, y Washington lo adora aún más. Ya entregó vehículos TITAN al Ejército de EE.UU. y lideró el programa Maven, impulsado por IA, que convierte datos satelitales en inteligencia de ataque instantánea.
De hecho, la carta a inversionistas del primer trimestre de 2025 presume que “ninguna otra empresa” tiene la capacidad de operar en el “caos” como Palantir, y Karp lo comercializa. En este primer período de resultados, la empresa reportó 884 millones de dólares en ingresos, con un 39% de crecimiento interanual. Es decir, la compañía es el unicornio preferido de las agencias que quieren más control y más datos biométricos.

Palantir nació con la promesa de usar big data para “proteger a los vulnerables”. La firma es una empresa de software especializada en integrar y analizar grandes volúmenes de datos para gobiernos y empresas. Sus plataformas son Gotham, Foundry, Apollo y AIP, mismas que se usan en sectores como defensa, salud, energía, banca y logística. Entre sus clientes empresariales están Airbus, Ferrari, BP y Morgan Stanley.
Pero, dos décadas después, su software Gotham es utilizado por agencias como la CIA, el Pentágono y, por supuesto, el ICE, la temida agencia migratoria que busca, rastrea y deporta personas en situación irregular. Su contrato más reciente con esa oficina asciende a los 30 millones de dólares y convierte a la firma en el sistema nervioso central de la maquinaria antiinmigrante de Estados Unidos.
La elección de Trump en noviembre impulsó las acciones de Palantir, que han subido más del 140% desde entonces. Karp, quien donó al Partido Demócrata el año pasado, celebró la victoria del republicano y calificó a Musk como la persona más calificada del mundo para transformar el gobierno estadounidense.
Contratos con el gobierno
Palantir ha colaborado durante mucho tiempo con el gobierno federal. Sus contratos gubernamentales abarcan al Departamento de Defensa y a los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC). Durante la pandemia, la administración del exmandatario Joe Biden firmó un contrato con Palantir para gestionar la distribución de vacunas a través de los CDC.

No obstante, en marzo pasado el presidente Trump firmó una orden ejecutiva que exigía al gobierno federal compartir datos entre agencias, lo que inmediatamente planteó dudas sobre si podría compilar una lista maestra de información personal sobre los estadounidenses que pudiera darle un poder de vigilancia incalculable.
Desde entonces, Trump no ha hablado públicamente sobre el esfuerzo. Pero, entre bastidores, los funcionarios implementaron discretamente los fundamentos tecnológicos para hacer posible su plan. En particular, recurrieron a Palantir, según reportó The New York Times en aquella ocasión.
La administración Trump ha ampliado el trabajo de Palantir en el gobierno federal en los últimos meses. La compañía ha recibido más de 113 millones de dólares en gastos del gobierno federal desde que Trump asumió el cargo, según registros públicos, incluyendo fondos adicionales de contratos existentes, así como nuevos contratos con el DHS y el Pentágono.
Crear retratos detallados de los estadounidenses a partir de datos gubernamentales no es una quimera. La administración Trump ya había buscado acceso a cientos de datos sobre ciudadanos y otras personas a través de bases de datos gubernamentales, incluyendo sus números de cuenta bancaria, el monto de su deuda estudiantil, sus reclamaciones médicas y cualquier estado de discapacidad.
Pero, como ya habían previsto los legisladores y críticos demócratas, Trump usó dicha información para impulsar su agenda política, vigilando a los inmigrantes y castigando a sus críticos. Los defensores de la privacidad, sindicatos estudiantiles y organizaciones de derechos laborales presentaron demandas para bloquear el acceso a los datos, cuestionando si el gobierno podría utilizar la información personal de las personas como arma.

“Facilitador tecnológico”
El gurú tecnológico sin identidad clara ya ha sido criticado por su asociación con las políticas de la administración Trump. Una carta de exempleados, publicada en mayo por la cadena estadounidense NPR, acusó a su empresa de “cómplice en crímenes contra la humanidad” por su participación en las políticas migratorias del mandatario republicano. Según estos excolaboradores, Palantir abandonó cualquier compromiso ético en favor del lucro y el poder.
Pero su acusación más dura es que Karp se convirtió en un “facilitador tecnológico” de un sistema que criminaliza y persigue a personas vulnerables. Organizaciones como Red en Defensa de los Derechos Digitales llevan años advirtiendo sobre el peligro de normalizar el uso de tecnologías de vigilancia sin controles democráticos.
Su más reciente informe, El Estado de la Vigilancia, documenta cómo la recopilación masiva de datos biométricos, geolocalización, comunicaciones e incluso metadatos se expande sin el consentimiento informado de las personas, violando principios fundamentales de privacidad y derechos humanos.

“Las actividades de inteligencia deben ser excepcionales, proporcionales y bajo supervisión judicial. Hoy, en México y el mundo, eso rara vez ocurre”, apunta el documento. Mientras que organizaciones como Investor Alliance for Human Rigths señalan que las herramientas de Palantir facilitan detenciones, redadas y deportaciones, lo que viola los derechos de migrantes y refugiados.
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