Por Alejandro TapiaÁlvaro Vargas Llosa: “La derecha tradicional está siendo desplazada en todas partes”
El ensayista y periodista peruano aborda en esta entrevista el triunfo de Kast y los desafíos de una nueva derecha que posee alcance global. “En algunos casos esa derecha tiene una variante populista, en otros, una variante más autoritaria, conservadora, y en otros casos, una variante más libertaria”, apunta. ¿En cuál se sitúa el presidente electo? “Hoy no hay una respuesta clara”, sostiene.
Álvaro Vargas Llosa (Lima, 1966) ha sido desde hace varias décadas uno de los observadores más agudos de la realidad latinoamericana. Ensayista y periodista -y liberal como su padre, Mario Vargas Llosa-, por estos días ha monitoreado atentamente el triunfo de José Antonio Kast en las elecciones del domingo pasado. “Quizá el margen de su victoria me ha sorprendido un poco”, reconoce en esta entrevista con La Tercera vía Zoom desde Nueva York. El próximo 6 de enero, Vargas Llosa estará en Santiago, donde ofrecerá una conferencia organizada por Bci Wealth Management, junto al editor del Financial Times, Michael Stott, en la que abordará el nuevo panorama internacional en el que Estados Unidos, la Unión Europea y China compiten por influencia. También se referirán a los ciclos electorales y los desafíos para la democracia.
¿Esperaba que el resultado de las elecciones en Chile fuese más estrecho?
Yo esperaba una clara victoria de Kast. Estuve en Chile hace pocas semanas y tuve oportunidad de medir un poco el ambiente y era muy evidente que Kast iba a ganar y no por poco. De todas formas, me parece importante para él recibir un caudal de votos como este, porque no le alcanzan los números en el Congreso para asegurar, digamos, la gobernabilidad. De manera que un mandato muy potente como este puede ayudarlo.
¿Cómo se entiende en América Latina el triunfo de Kast? Es un fenómeno nuevo en Chile, porque no forma parte de la derecha tradicional...
Está pasando en toda América Latina. Hay un fenómeno que en realidad empezó en la izquierda. Me refiero al desplazamiento de la socialdemocracia por parte de una izquierda que podemos llamar más populista, en algunos casos incluso revolucionaria, pero que se aleja de lo que es la socialdemocracia tradicional. Eso empezó en la izquierda y luego, como un efecto pendular, empezó a pasar en la derecha. La centroderecha, digamos tradicional, empezó a ser desplazada por otras derechas. Yo no diría por una sola derecha, sino por otras derechas: en algunos casos por una derecha más populista, en otros casos por una derecha más conservadora; en otros casos por una derecha más libertaria, y en casos determinados por una mezcla de las tres cosas. El fenómeno de la derecha tradicional siendo desplazada por otra derecha es un fenómeno que ha llegado a Chile ahora, pero en realidad está en América Latina y en todas partes. Está ocurriendo en Francia y en lugares como Alemania. También al interior del Partido Republicano en Estados Unidos. Por ejemplo, ahora la familia Bush no cuenta para nada en ese partido.
Dentro de esas derechas, ¿en cuál sitúa a Kast?
Es una gran pregunta, pero no hay una respuesta. Hace un tiempo hubiera dicho claramente es la derecha conservadora, la derecha pura y dura en términos químicamente puros de lo que se entiende por derecha, con valores tradicionales más importantes que la dimensión económica. Pero eso hoy no está tan claro. No es ese el perfil que (Kast) privilegió en la campaña. Ha hablado de un gobierno de emergencia, ha hablado mucho del tema económico, de achicar el Estado, de reducir el presupuesto, de recortar gastos. No hizo del tema valórico lo principal de su campaña. De manera que veremos en el curso de los próximos meses si eso era un movimiento más bien táctico o si en realidad sus prioridades son las que él ha dicho que son. Chile es un país que realmente no crece económicamente desde el segundo gobierno de Bachelet. Las tasas de crecimiento de Chile son muy pobres. Así que puede que sus prioridades hoy sean otras.
La inmigración irregular y la seguridad dominan la agenda del continente, pero no es un problema sencillo de resolver. ¿Cómo lo ve usted?
Ha sido un tema determinante en Chile y ha sido un tema determinante en muchas otras partes. El presidente de Ecuador le debe su gobierno en gran parte a ese tema. Claramente en Perú estoy absolutamente seguro de que los resultados en abril reflejarán esa prioridad. Sin duda en el Perú hay una preocupación equivalente a la que hay en Chile por esos dos temas. Este es un tema que claramente es prioritario en gran parte de la región. No diría que jugó un papel clave en Bolivia, porque lo que ahí hubo fue un rechazo a dos décadas de populismo de izquierda que había arruinado la economía y la convivencia política. En el caso de Argentina no fue el tema del orden público el prioritario. Evidentemente ahí había un colapso total de la economía y de la moneda, y eso jugó un papel fundamental en la victoria de Milei.
¿Cree que pueda haber algún tipo de sintonía entre Kast y Rodrigo Paz en Bolivia que permita recomponer las relaciones diplomáticas?
Yo espero que sí. Y en todo caso, si no ocurre ahora, no va a ocurrir nunca, porque la situación está dada para que eso ocurra. Kast está a la derecha de Paz, pero hay una afinidad de ideas y una comunión de intereses. A ambos les interesa el no retorno de Evo Morales al poder.

¿De qué manera el triunfo de Kast en Chile reconfigura el equilibrio de fuerzas en la región? ¿Se está en presencia de una nueva “ola azul”?
Es lo que se tiende a decir y a pensar. Pero yo siempre que tengo la tentación de coincidir con eso me recuerdo a mí mismo lo siguiente: los dos países de mayor peso económico y demográfico en la región, es decir Brasil y México, están en manos de la izquierda y van a seguir en manos de la izquierda. Y si tú sumas a Brasil y México en términos de población y en términos de tamaño de la economía, estás hablando de gran parte de América Latina. De manera que en países más pequeños sin ninguna duda hay una (ola azul). Hay una corriente que está desplazando a la izquierda y que está moviendo el eje hacia la derecha. Creo que esto lo veremos más temprano que tarde también en Venezuela. Es evidente que si cae el gobierno de Maduro lo que allí va a triunfar va a ser un gobierno que está situado a la derecha del socialismo del siglo XXI.
¿Qué diferencias visualiza entre esta ola azul y la que hubo en la época de Piñera y Macri?
Que la anterior era una derecha tradicional. Y con esto no uso un término despectivo, porque yo tengo mucho respeto por la figura y la memoria de Piñera y por Macri también. Ellos formaban parte de una corriente más bien de centroderecha, emparentada con lo que es la centroderecha europea. Ese sector está siendo desplazado no solamente en América Latina, sino que en gran parte del mundo occidental, por una nueva derecha que en algunos casos tiene una variante populista, en otros una variante más autoritaria, conservadora; en otros, una variante más libertaria, pero que claramente está siendo opacada y desplazada.

¿Todo esto también da la idea de que la ideología del socialismo del siglo XXI caducó o cree que podría tener un segundo aire?
El populismo latinoamericano nació en los años 20 o 30, aunque asociamos mucho el nacimiento del populismo con la etapa de Perón en la mitad del siglo XX. Getulio Vargas en Brasil, por ejemplo, es una figura populista anterior a Perón. Estamos prácticamente a un siglo del nacimiento del populismo latinoamericano. Así que decretar el fin del socialismo del siglo XXI me parece prematuro. Lo que sí está claro es que ha fracasado rotundamente, que hoy cuenta con un electorado muy minoritario en toda América Latina y que muy probablemente va a vivir horas bajas. Va a ser una larga travesía por el desierto. Ahora, descartar por completo el retorno de esa izquierda bajo otros ropajes no me atrevo a hacerlo.
¿Y qué pasa con la otra izquierda, digamos, la más tradicional?
Bueno, ese es su gran reto. Creo que el gran reto que tiene hoy, al igual que la centroderecha, es recuperar el espacio que ha perdido. Es decir, tiene que encontrar la forma de que si fracasa una determinada opción, la alternativa no sea el populismo de izquierda, sino la socialdemocracia. De la misma manera que la centroderecha tiene como gran reto que si fracasa la izquierda no sea la derecha populista la que triunfe, sino la centroderecha. (El problema es que) hoy está viviendo horas muy bajas, porque las nuevas generaciones están muy alejadas emocionalmente de esa derecha y porque, además, hay un elemento fundamental, que son las redes sociales que le dificultan el camino a la centroderecha.
Tensión en Venezuela
En el marco del nuevo equilibrio de fuerzas en América Latina, el gran tema del momento es la tensión entre EE.UU. y Venezuela. ¿Ve plausible una invasión a la panameña u otro tipo de ataque militar?
Creo que el cálculo de Trump era utilizar la presión militar sin atacar para provocar hechos internos. ¿Qué hechos internos? Básicamente la fractura del poder militar, de manera que surja una corriente aunque sea por salvar el pellejo, ya no por convicciones democráticas. Que le diga a Maduro mire, si usted no está dispuesto a salir por las buenas, nosotros lo sacamos por las malas. Pero esos hechos no se han producido. Ese cálculo de Trump no se ha visto reflejado en la realidad, a pesar de que el cerco naval es realmente potente. La flotilla naval que Trump tiene frente a las costas de Venezuela es muy superior a la que se armó, por ejemplo, contra Gaddafi en Libia. Es muy sorprendente lo que ha pasado. Yo lo atribuyo a la eficacia del servicio de contrainteligencia que montaron los venezolanos con ayuda cubana y seguramente también rusa. Es muy sorprendente que ante un escenario como ese, ante una amenaza tan poderosa como esa, no se haya producido ni una fisura en el régimen, digamos, al menos visible.
También es llamativo que Trump y Maduro hayan hablado por teléfono...
Claro, y tampoco pasó nada. Trump quería negociar, es siempre su instinto. Esa es su psicología, pero no funcionó. ¿Entonces qué hace ahora? Bueno, está entre la espada y la pared. Si no ataca, el régimen no se cae y él pierde cara ante su país. Si ataca, puede perder, a menos que sea una operación quirúrgica eficaz.
¿Y qué puede hacer Maduro?
Ahora tiene que ser el héroe de la resistencia. Tiene que tratar de aguantar, pero también sabemos que cuenta con muy poco respaldo popular.
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