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Armenia, el país que surfea entre la amenaza rusa y los conflictos internos

Históricamente cercana a Rusia por sus vínculos de exnación soviética, pero cada vez más ligada a la esfera de influencia europea, Armenia enfrenta sus propias rivalidades mientras intenta mantenerse imparcial en la guerra de Ucrania. Desde Ereván, la capital, La Tercera fue testigo de los avances en la relación con Azerbaiyán, pero también del día a día de los ciudadanos armenios.

Refugiados de la región de Nagorno-Karabaj conducen un vehículo frente a un puesto de control armenio en el pueblo de Kornidzor, el 24 de septiembre de 2023. Foto: Archivo IRAKLI GEDENIDZE

Armenia es un país que vive en medio de muchas cosas. En medio de naciones beligerantes; en medio del centro gravitacional de la Unión Europea -u Occidente- y Rusia, y en medio de uno de los grandes conflictos bélicos de los últimos años. Pero no solo eso, porque también ha vivido en el último tiempo su propia situación armada.

Ubicado en la región del Cáucaso, forma parte de ese grupo de países que alguna vez fue parte de la Unión Soviética y cuyo lugar geográfico limita con lo que tradicionalmente se considera Occidente, pero también con el otro lado del mundo.

Al no tener salida al mar, el país está rodeado de otras naciones, en lo que se conoce como Asia Occidental. Sus nombres dan una idea del complejo escenario geopolítico que lo rodea: Al oeste, la Turquía de Recep Tayyip Erdogan, país con el que las relaciones no son buenas; al norte, Georgia, otra exnación soviética, además del único territorio que los separa de Rusia; en el este, un rival con el que se ha enfrentado militarmente por delimitaciones territoriales, Azerbaiyán; y en el sur, una nación problemática para Occidente, Irán.

Es por eso que en los últimos tres años la seguridad y el peso de la geopolítica ha tomado especial importancia para el país, y el detonante es evidente, considerando que una guerra estalló en el vecindario, a unos cuantos países de distancia, sumada a la propia con Azerbaiyán.

Yerevan Dialogue 2025, realizados en Ereván el 26 y 27 de mayo. Foto: La Tercera

La invasión a Ucrania iniciada por Rusia, en febrero de 2022, abrió una nueva preocupación en la vida política, pero también en la diaria, en Armenia. Prueba de ello es que en los recientes Yerevan Dialogue 2025 (por el nombre en inglés de la capital, Ereván), evento al que La Tercera fue invitada, la actual guerra fue nombrada en numerosas ocasiones.

Allí, tanto expertos como autoridades se refirieron a la crisis, entre ellos, el ministro de Relaciones Exteriores de Armenia, Ararat Mirzoyan, quien abrió el evento apuntando a que en los últimos años la humanidad ha sido testigo de “incertidumbres, fenómenos y cosas que nadie podía creer que pasarían después de la Segunda Guerra Mundial”.

El conflicto es tan cercano, que la semana pasada la capital fue testigo de la visita de un alto mando del Kremlin: el ministro de Relaciones Exteriores ruso, Sergey Lavrov.

Mientras, en la calle algunos ciudadanos también demostraron que, al menos en un principio, hubo temor por una eventual ampliación en las ambiciones territoriales de Moscú, pero con el tiempo, la economía del país terminó fortaleciéndose. La idea es algo que incluso expertos han señalado: mientras la exclusión de Rusia por parte de Occidente crece, Armenia se favoreció en el ámbito financiero.

Un país en la encrucijada

La clave para entender el complejo escenario al que se enfrenta Armenia va más allá de la posición geográfica del país. También es parte de un tablero de ajedrez donde distintas fuerzas intentan influenciarlos, de una manera u otra.

Armenia se independizó de la Unión Soviética recién en 1991, tras la caída del bloque comunista. El país venía de una de sus peores crisis históricas, cuando, durante la Primera Guerra Mundial, vivió el llamado “genocidio armenio”, donde cerca de 1,5 millones de armenios que vivían en sus tierras ancestrales en el Imperio Otomano fueron exterminados sistemáticamente.

En la actualidad, cuenta con una población de poco más de tres millones de habitantes y su economía se basa principalmente en la producción industrial y la extracción de minerales. En Ereván las calles se ven llenas de policías, y la población es mayoritariamente cristiana (96,8%), donde el 95,2% dice ser seguidora de la Iglesia Apostólica Armenia. Por eso, las figuras religiosas suelen verse esparcidas por la capital.

El problema empieza cuando se entra al campo geopolítico.

Si bien está ubicado geográficamente en el Cáucaso Sur, se le suele considerar dentro de la esfera de influencia de Europa, lo que se observa en que el país es miembro de numerosas organizaciones del continente, como la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE), el Consejo de Europa, la Asociación Oriental, Eurocontrol, la Asamblea de las Regiones de Europa, o el Banco Europeo para la Reconstrucción y el Desarrollo.

La región, los conflictos entre Armenia y Azerbaiyán y la conectividad se tomaron gran parte de las discusiones de Yerevan Dialogue, donde esto último cobró especial relevancia debido a la guerra en Ucrania. A raíz de las presiones occidentales, la posibilidad de conectar Europa con China por la vía del Cáucaso tomó nuevamente relevancia, pero las dificultades políticas, militares y de burocracia hacen tambalear un eventual paso en ese sentido.

El primer ministro de Armenia, Nikol Pashinyan, durante el evento Yeveran Dialogue 2025. Foto: La Tercera

Parte de eso fue citado por el propio primer ministro de Armenia, Nikol Pashinyan, quien habló en la sesión inaugural del evento. El mayor foco estuvo en la situación con el país vecino, con el que aseguró, busca lograr la paz. “Armenia está lista para firmar un acuerdo de paz con Azerbaiyán”, inició a los pocos segundos, destacando los avances logrados hasta ahora.

“No habrá guerra entre Armenia y Azerbaiyán, y eso es definitivo para mí”, cerró su discurso en medio de aplausos.

Armen Grigoryan, secretario del Consejo de Seguridad de Armenia, planteó que es clave buscar “la interconectividad de la región vía tren”, lo que ya había sido nombrado por Pashinyan momentos antes, resaltando cómo una línea férrea cruza territorio armenio, azerbaiyano y luego armenio nuevamente.

Vista de militares azerbaiyanos cruzando la frontera y acercándose a las posiciones armenias, el 13 de septiembre de 2022. Foto: Ministerio de Defensa armenio AP

De vuelta al conflicto en Ucrania. Vlad Olteanu, fundador de i3pact EU y experto en asuntos de la UE, escribió en una columna para EuroNews en octubre pasado que “las relaciones de Armenia con Rusia son sin duda complejas. Sin embargo, la postura de Armenia durante la invasión de Ucrania ejemplifica las difíciles decisiones a las que deben enfrentarse los países más pequeños cuando se encuentran atrapados entre grandes potencias”.

Esa complejidad descrita por el analista reside, en gran medida, en la relación armamentística y de defensa de Armenia. Es más, con las sanciones occidentales a Rusia, el vínculo económico no hizo más que crecer entre Ereván y Moscú, alimentando críticas al país por ser una cuerda de oxígeno cuando de exportación de productos básicos se trata, pero también por facilitar el comercio entre las entidades rusas sancionadas y el mercado internacional.

Allí, los datos ayudan a dar contexto al asunto. Según Rusia, el comercio entre ambos países alcanzó los 7.400 millones de dólares en 2023, un año después del inicio de la guerra, y se multiplicó por 2,5 en el primer semestre de 2024, superando los 8.300 millones. Con ese ritmo, y a la espera de cifras actualizadas, se espera que 2024 deje un saldo de entre los 14.000 y 16.000 millones de dólares.

Según Olteanu, “es probable que Armenia se dedique activamente a la reexportación de piedras preciosas y oro rusos. En 2023, Armenia exportó diamantes por valor de 4,5 millones de quilates, es decir, 30 veces más de lo que se produce en la propia república”, con lo que “contribuye a atenuar el impacto de las sanciones, permitiendo a Rusia un acceso continuo a bienes y tecnologías restringidos”, planteó el año pasado.

El problema de la seguridad

Las afirmaciones del analista se vieron refrendadas por Ruben, un joven de 21 años que estudia Ciencias de la Computación en la American University of Armenia, pero que también trabaja como mesero en las tardes. Si bien aseguró que al país le afecta mucho más el conflicto con Azerbaiyán, dijo que “la guerra en Ucrania hizo que llegaran muchos refugiados al país”.

“Es una tragedia, pero para nosotros ha significado un gran impulso en la economía, o eso es lo que yo he visto y sentido”, añadió.

Para Ruben, la seguridad del país no se vio afectada tras la invasión rusa, pero Arpi, mujer de 33 años que atendía una tienda cerca de la Plaza de la República de Ereván, no se mostró tan de acuerdo. “Al principio de la invasión, todos temimos que el conflicto llegara a más lugares”.

Ciudadanos armenios pasean por la capital, Ereván. Foto: La Tercera

Ucrania y Georgia comparten costa del Mar Negro, y Armenia es vecino del segundo país. “Pero con el pasar del tiempo quedó claro que Rusia no tenía intención de seguir tomando otros territorios, por lo que volvimos a nuestra preocupación de años, que es Azerbaiyán”, añadió.

En febrero de 2024, el primer ministro armenio, Nikol Pashinyan, afirmó en una entrevista con el diario británico The Daily Telegraph que el país que dirigía no era aliado de Rusia en su guerra contra Ucrania, pero aclaró que sus proyectos de cooperación militar no estaban dirigidos contra ningún país en particular.

Pese a los profundos lazos históricos con el país del norte, el premier dijo que “en la situación de Ucrania, no somos aliados de Rusia. Y esa es la realidad”. Y agregó: “Pero también quiero decirles que con Estados Unidos o Francia u otros socios, nuestra cooperación en materia de seguridad no está dirigida contra nuestro otro asociado en el sector de la seguridad”.

La declaración apuntaba a un punto crucial de la relación armenio-ruso: la de seguridad, especialmente por el conflicto que por años enfrentó a la nación contra Azerbaiyán.

Curiosamente, también fue ese punto el que agrietó el vínculo entre Ereván y Moscú. Fue con el inicio de la Segunda Guerra de Nagorno-Karabaj de 2020 y los enfrentamientos con Azerbaiyán de septiembre de 2022 que la relación se enfrió, especialmente porque Rusia dudó en intervenir decisivamente en favor de Armenia en el segundo conflicto.

Recientemente, se dieron importantes acercamientos tanto de Europa como de Rusia. Tan recientes que, nada más la semana pasada, el 21 de mayo, el ministro de Relaciones Exteriores ruso, Sergey Lavrov, visitó Armenia por primera vez en tres años.

En aquella ocasión, el jefe de la diplomacia rusa defendió la relación del Kremlin con Armenia, justo en el momento en que el país se acerca a la Unión Europea. Fue en febrero de 2024 cuando el presidente de la Asamblea Nacional, Alen Simonyan, declaró que Armenia debía solicitar la adhesión a la UE, y en marzo del mismo año, el primer ministro informó que presentaría “la solicitud de adhesión a la UE en los próximos días, en el plazo máximo de un mes”.

El primer ministro de Armenia, Nikol Pashinyan. Foto: Europa Press

Eso explicaría, en parte, el interés de Lavrov en volver a Armenia. “Estamos dispuestos a hacer todo lo posible para garantizar la protección de la soberanía y la integridad territorial de Armenia”, dijo el canciller ruso el 21 de mayo, desde Ereván. “Rusia es el principal socio comercial e inversor de la economía armenia y un garante fiable de la seguridad energética y alimentaria de la república”, cerró.

De todos modos, La Tercera estuvo presente este martes en una entrevista de múltiples medios latinoamericanos con el presidente de Armenia, Vahagn Khachaturyan, quien señaló que, si bien la situación del país es difícil, al estar en medio de Europa y Rusia, seguirán con su política de “no inclinarse por ninguno de los dos bandos”.

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