Desarme del PKK: el grupo kurdo da un paso histórico hacia fin del conflicto con Turquía
En una simbólica ceremonia, miembros del grupo armado del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) destruyeron sus armas este viernes en una cueva, en el norte de Irak.

Un paso simbólico, pero significativo.
Este 11 de julio, 15 mujeres y 15 hombres miembros del grupo armado del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), iniciaron su desarme con la quema de sus armas, durante una ceremonia en el norte de Irak. Un paso crucial en el proceso de paz con Turquía.
Las imágenes difundidas mostraron a los militantes del PKK haciendo fila para depositar fusiles de asalto AK-57 y otras armas en un gran caldero gris. Luego, las armas consumieron los cañones que apuntaban al cielo, mientras los funcionarios kurdos, iraquíes y turcos observaban la escena.
“Como muestra de buena voluntad y de nuestra determinación por el éxito práctico del proceso de paz y con el objetivo de continuar nuestra lucha por la libertad, la democracia y el socialismo mediante la política democrática y por vías legales, nos presentamos hoy aquí para destruir nuestras armas por voluntad propia”, destacó un comunicado difundido por el grupo.

Durante la ceremonia estuvo presente una de las máximas dirigentes del PKK, Bese Hozat, quien aseguró que “sin duda hacen falta reformas legales profundas, para llevar a buen puerto esta iniciativa histórica”.
Hozat subrayó que, para que “el proceso llegue a buen fin”, el grupo decidió destruir sus armas como muestra de buena voluntad.
El acto tuvo lugar en la entrada de una cueva en la ciudad de Dukan, a 60 kilómetros al noreste de Sulaymaniyah, en la región del Kurdistán en el norte de Irak. Y, mientras se desarrollaba el evento, helicópteros con docenas de fuerzas de seguridad kurdas iraquíes rodeaban la zona, según fuentes de Reuters.
A la ceremonia también asistieron figuras de inteligencia turcas e iraquíes, funcionarios del gobierno regional del Kurdistán iraquí y altos miembros del Partido para la Igualdad y la Democracia de los Pueblos (DEM), un movimiento pro kurdo en Turquía.
En camino hacia la paz
El PKK, en conflicto con el Estado turco y proscrito desde 1984, anunció el pasado mayo su disolución y la renuncia al conflicto armado, marcando un precedente tras cuatro décadas de hostilidades.
La decisión llegó luego de que el líder del grupo, Abdullah Öcalan, encarcelado en una isla cerca a Estambul desde 1999, hiciera un llamado a la guerrilla a disolverse y desarmarse formalmente.
Sus palabras, influyentes entre los combatientes, volvieron a llegar este miércoles, cuando el líder aseguró: “Creo en el poder de la política y la paz social, no en las armas”.
Esta nueva iniciativa de paz llega tras una serie de esfuerzos fallidos, con la promesa de allanar un camino para que Turquía ponga fin a la acción militar del grupo, que se ha cobrado la vida de más de 40.000 personas, ha afectado la economía y ha ampliado las grietas sociales y políticas dentro y fuera del Estado turco.
La influencia del proceso en la región
Antes del anuncio de la disolución, el PKK se había establecido en el norte de Irak tras haber sido desplazado mucho más allá de la frontera al sureste de Turquía, mientras que el Ejército turco llevaba a cabo ataques contra las bases de la guerrilla en la región.
Dicho eso, el fin del conflicto podría tener consecuencias dentro y fuera de Turquía, incluso en la vecina Siria, en donde Estados Unidos está aliado con las fuerzas kurdas sirias que el Gobierno turco considera una rama del PKK.
En ese sentido, Washington y Ankara quieren que esos militantes se integren rápidamente a la estructura de seguridad siria, que está en reconfiguración desde el derrocamiento de Bashar al-Assad.
Por su parte, el PKK, el DEM y Öcalan han pedido al Gobierno turco del presidente Recep Tayyip Erdogan que atienda las demandas kurdas de más derechos en las regiones donde los kurdos forman mayoría.
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