
Desde los contratos de Starlink al nominado para la NASA: las razones tras el quiebre entre Elon Musk y Donald Trump
Según The New York Times, el espectacular enfrentamiento del jueves entre el magnate tecnológico y el presidente estadounidense "ha destrozado la frágil alianza entre dos de los hombres más poderosos del mundo". Su disputa, agrega, "podría tener consecuencias de gran alcance si se prolonga o incluso se intensifica".

La alianza entre el presidente estadounidense Donald Trump y el magnate tecnológico Elon Musk explotó el jueves en un ataque público mutuo desde sus propias plataformas de redes sociales. Todo comenzó como una simple pelea por el proyecto de ley sobre política interna del mandatario que se multiplicó rápidamente y terminó en amenazas.
Musk atacó duramente el “gran y hermoso proyecto de ley” del presidente el martes, justo en momentos en que la legislación enfrenta un futuro incierto en el Senado. “Lo siento, pero ya no lo soporto. Este proyecto de ley de gastos del Congreso, enorme, escandaloso y desmesurado, es una abominación repugnante”, escribió el hombre más rico del mundo en X. “Debería darles vergüenza a quienes votaron a favor: saben que hicieron mal. Lo saben”.
La ruptura, indicó The Washington Post, puso de relieve los riesgos políticos y financieros que cada uno de ellos podría afrontar ahora a partir de una disputa prolongada.
La disputa quedó de manifiesto el jueves durante una reunión con Friedrich Merz, el nuevo canciller de Alemania, en la Oficina Oval, cuando Trump rompió días de silencio inusual y se desahogó contra Musk, diciendo que estaba “muy decepcionado con Elon”.
El multimillonario respondió rápidamente en X. “Sin mí, Trump habría perdido las elecciones, los demócratas controlarían la Cámara de Representantes y los republicanos tendrían 51-49 en el Senado”, escribió Musk. “Qué ingratitud”, añadió, atribuyéndose el mérito de la elección de Trump.
En los últimos días, Musk había dirigido su ira principalmente contra los republicanos en el Congreso, no contra el propio Trump. Pero el jueves cruzó esa línea, ridiculizando al presidente al seguir un patrón familiar para muchos asesores anteriores del mandatario republicano que han caído en desgracia.
Musk, en una publicación en X, preguntó a sus 220 millones de seguidores si era hora de “crear un nuevo partido político en Estados Unidos que realmente represente al 80% del centro”.
Además, señaló su distanciamiento de la órbita de Trump al “dejar de seguir” a Stephen Miller, uno de los principales asesores de Trump, cuya esposa ha estado trabajando para Musk.

Trump respondió con publicaciones en Truth Social diciendo que “la manera más fácil de ahorrar miles de millones de dólares en nuestro presupuesto es cancelar los subsidios y contratos gubernamentales de Elon. Siempre me sorprendió que (Joe) Biden no lo hiciera”.
El imperio empresarial de Musk depende en gran medida de los créditos regulatorios de la industria automotriz, así como de los contratos espaciales y de defensa. Sus empresas han recibido al menos 38.000 millones de dólares en fondos gubernamentales , según un análisis del diario The Washington Post.
Musk respondió declarando que era “hora de soltar la bomba” de que Trump “está en los archivos de Epstein”. “Esa es la verdadera razón por la que no se han hecho públicos. ¡Que tengas un buen día, DJT!”, escribió en X.
El CEO de Tesla se refería al magnate financiero estadounidense que fue encontrado muerto, en agosto de 2019, en una celda en la ciudad de Nueva York mientras esperaba su juicio por cargos de tráfico y abuso sexual de menores.
Los archivos relacionados con la investigación de Epstein se han convertido en un punto de obsesión para Trump, sus aliados y figuras de la prensa de derecha. Han especulado, sin pruebas, que funcionarios del gobierno participaron en un encubrimiento para proteger a conocidos colaboradores de Epstein, quienes, según afirman, podrían haber participado en sus delitos.
Musk, quien tiene un historial de hacer y amplificar afirmaciones falsas, no presentó ninguna prueba que sustentara su acusación. La Casa Blanca no respondió de inmediato a una solicitud de comentarios sobre la acusación.
Ya más tarde, Musk pidió el impeachment de Trump. “Sí”, publicó el empresario en X en respuesta a otro usuario que escribió: “Presidente vs. Elon. ¿Quién gana? Apuesto por Elon. Trump debería ser destituido y JD Vance debería reemplazarlo”, en alusión al actual vicepresidente estadounidense.
En otra publicación, Musk dijo: “A la luz de la declaración del presidente sobre la cancelación de mis contratos gubernamentales, @SpaceX comenzará a desmantelar su nave espacial Dragon de inmediato”.
Una medida de este tipo podría tener un efecto devastador para la Estación Espacial Internacional y la NASA.
Según SpaceX, la cápsula Dragon es la única nave espacial actualmente en vuelo capaz de traer de vuelta cantidades significativas de carga a la Tierra, además de tener capacidad para siete pasajeros. Se considera crucial para el transporte de carga y personas a la Estación Espacial Internacional. Fue una cápsula Dragon de SpaceX la que ayudó a regresar a los dos astronautas de la NASA que quedaron varados en la Estación Espacial Internacional durante nueve meses debido a problemas con un vehículo Boeing.

La mediática disputa entre Trump y Musk tuvo efecto inmediato en los mercados: el precio de las acciones de Tesla, la empresa de vehículos eléctricos propiedad de Musk, cayó drásticamente este jueves, un 14% al cierre de Wall Street.
La historia de la pelea
El proyecto de ley de gastos del Congreso habría sido el punto de inflexión en la relación de Trump y Musk. La legislación recorta el crédito fiscal para vehículos eléctricos que beneficia a fabricantes como Tesla. A finales de abril, la compañía de Musk había invertido al menos 240.000 dólares en lobby a favor del crédito y otros asuntos corporativos. Según fuentes que hablaron con el medio Axios, el magnate tecnológico también había abogado –tras bambalinas– por la medida en la legislación, pero sin éxito.
Musk trabajaba en la Casa Blanca como lo que se denomina un “empleado especial del gobierno” y había considerado intentar permanecer en ese puesto más allá del plazo de 130 días establecido por la ley para el puesto de asesor no remunerado. Sin embargo, finalmente, funcionarios de la Casa Blanca le dijeron que no podía seguir en ese cargo.
Musk también quería que la Administración Federal de Aviación (FAA) utilizara su sistema satelital Starlink para el control del tráfico aéreo nacional, según fuentes que hablaron con Axios. Sin embargo, la entidad se opuso debido a la aparente existencia de un conflicto de intereses y por razones tecnológicas. “No se puede permitir que el control del tráfico aéreo funcione únicamente con satélites”, declaró una fuente.
La gota que colmó el vaso para Musk pareció llegar el sábado por la noche, cuando Trump anunció abruptamente que retiraba la nominación de Jared Isaacman, un aliado de Musk, para ser administrador de la NASA.
Entre los presuntos enemigos del multimillonario en la Casa Blanca estaba Sergio Gor, director de la Oficina de Personal Presidencial, con quien se dice que tuvo enfrentamientos. De hecho, cuando se conoció el veto a Isaacman, rápidamente se difundieron rumores de que Gor estaba detrás de la decisión y que la intención era enviarle un mensaje a Musk.
Pese a que esa afirmación ha sido cuestionada, algunos senadores republicanos han presentado quejas sobre el historial de Isaacman como donante demócrata como razón para la decisión.
“Sin embargo, la percepción es la realidad, y estoy bastante seguro de que Elon pensó que la situación de la NASA era un último insulto”, declaró un funcionario a Axios. “Así que aquí estamos”.
Por otro lado, la presencia de Musk en el Ala Oeste de la Casa Blanca desató varias otras preocupaciones sobre conflictos de intereses, la más reciente de las cuales hizo que 42 demócratas escribieran al inspector general del Pentágono para hacer sonar la alarma sobre la posible participación de SpaceX en el sistema de defensa antimisiles Golden Dome de Trump.
Daño mutuo
Según The New York Times, el espectacular enfrentamiento del jueves entre el presidente Trump y Elon Musk “ha destrozado la frágil alianza entre dos de los hombres más poderosos del mundo”. “Su disputa podría tener consecuencias de gran alcance si se prolonga o incluso se intensifica”, agrega.
Una de las formas en que Musk podría golpear al mandatario es usando sus miles de millones de dólares para irse contra Trump, sus aliados y su agenda, indicó el periódico. El CEO de Tesla podría fácilmente financiar campañas contra los republicanos. Después de gastar más de 250 millones de dólares para ayudar a elegir al presidente, también podría retener los últimos 100 millones de dólares de su promesa de apoyar a Trump.
También, indicó el diario, podría usar las redes sociales como un factor irritante. Musk podría, asimismo, causar problemas al afirmar tener información privilegiada. Y podría usar sus empresas para incomodar a la administración republicana.
Por su parte, Trump podría recortar contratos con las empresas de Musk, incluidas SpaceX y Tesla. El año pasado, a las empresas de Musk se les prometieron 3.000 millones de dólares en casi 100 contratos con 17 agencias gubernamentales, indica el Times.
Otra de las acciones que Trump podría emprender es investigar el estatus migratorio y el consumo de drogas de Musk. El exasesor de Trump y exestratega jefe de la Casa Blanca, Steve Bannon, solicitó el jueves una investigación formal sobre el estatus migratorio del magnate tecnológico, ya que cree que es un inmigrante ilegal y debería ser deportado del país de inmediato. Musk es ciudadano estadounidense naturalizado y nació en Sudáfrica.
Bannon también solicitó una investigación sobre su presunto consumo de drogas y sus esfuerzos por obtener información clasificada sobre planes militares relacionados con China. El exestratega jefe de Trump en la Casa Blanca, un acérrimo enemigo de Musk, ha sugerido que el primer cisma en la relación Trump-Musk se produjo en marzo, cuando el presidente se negó a mostrarle al multimillonario los planes de ataque del Pentágono para una hipotética guerra con China.
En declaraciones a The Atlantic el mes pasado, Bannon comentó sobre ese momento: “Se sentía. Todo cambió. La fiebre se había calmado”.
Asimismo, Bannon sugirió suspender la autorización de alto secreto de Musk durante las investigaciones sobre el multimillonario tecnológico. Sin embargo, Trump también podría revocarle por completo la autorización, que Musk posee como parte de los contratos gubernamentales relacionados con la colaboración de SpaceX con la NASA. Según The New York Times, esto dificultaría enormemente que Musk siguiera colaborando con el gobierno.
El periódico recuerda que Trump dispone de un amplio abanico de poderes, con la capacidad de firmar órdenes ejecutivas que sancionan a adversarios políticos y de ordenar a agencias como el Departamento de Justicia que inicien investigaciones. Así, podría poner fin a algunos de los proyectos predilectos de Musk, como el llamado Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE), así como a su apoyo a los sudafricanos blancos, una prioridad para el CEO de Tesla.
Por de pronto, la disputa entre el mandatario y el empresario ya cobra las primeras víctimas. James Fishback, el principal artífice de la propuesta de enviar “cheques DOGE”, declaró a Politico este viernes que se retira del departamento después de que Musk arremetiera contra Trump.
“Lo cierto es que Elon generó expectativas que transmitió al presidente, a mí y al país, expectativas que no llegó ni de lejos a cumplir. Es decepcionante, pero está bien”, dijo Fishback. “Lo que no está bien son sus ataques personales sin fundamento contra el presidente Trump”.
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