El Ejército de Israel ha afirmado este miércoles que el ataque ejecutado la semana pasada contra la única iglesia católica de la Franja de Gaza, que dejó al menos tres muertos, fue debido a “una munición mal disparada” durante los combates en la zona, en el marco de la ofensiva contra el enclave tras los ataques del 7 de octubre de 2023.

Así, ha subrayado que la investigación abierta en torno al taque contra la Iglesia de la Sagrada Familia, perpetrado el 17 de julio, apunta a que el lugar “fue alcanzado por un desvío accidental del fuego como resultado de un desvío no intencionado de una munición”. “El impacto causó daños a la estructura e hirió a varios civiles gazatíes”, ha agregado.

“Durante la actividad se realizaron ajustes para mejorar la precisión de los disparos y, tras el suceso, se refinaron las instrucciones para disparos cerca de edificios religiosos, refugios y otras zonas sensibles”, ha manifestado.

Asimismo, ha asegurado en su comunicado que “dirige sus ataques únicamente contra objetivos militares y trabaja dentro de lo posible para minimizar los daños a civiles e infraestructuras civiles”, en medio de las denuncias por el elevado número de víctimas civiles y la enorme devastación causada por su ofensiva.

Por otra parte, ha indicado que, tras el suceso, facilitó la entrada de ayuda humanitaria a la iglesia y “coordinó” una visita al lugar por parte del patriarca latino y el patriarca ortodoxo de Jerusalén, Pierbattista Pizzaballa y Teófilo III, respectivamente, después de las críticas internacionales a este ataque contra un lugar de culto.

Pizzaballa denunció el martes que la situación en Gaza “es moralmente inaceptable e injustificable” tras su visita a la iglesia, al tiempo que esgrimió que “es momento de poner fin a este sinsentido, acabar con la guerra y poner el bien común de la gente como principal prioridad”.

La ofensiva contra Gaza, lanzada en respuesta a los ataques del 7 de octubre de 2023 -que dejaron unos 1.200 muertos y cerca de 250 secuestrados, según el Gobierno israelí-, ha dejado hasta la fecha más de 59.100 palestinos muertos, tal y como han denunciado las autoridades del enclave palestino, controladas por el Movimiento de Resistencia Islámica (Hamás), si bien se teme que la cifra sea superior.