Por Bastián DíazFrank Bradley, el almirante estadounidense en la mira por cuestionado ataque a embarcación en el Caribe
Tanto el secretario de Defensa, Pete Hegseth, como el presidente Donald Trump han negado que se hayan cometido cometido acciones ilegales, pero los expertos señalan que bombardear por segunda vez una lancha para asegurarse de matar a los sobrevivientes del primer ataque “es un crimen de guerra de manual”.

Cuando Pete Hegseth, el secretario de Defensa de Estados Unidos, aseguró que “apoyaba al 100%” las acciones del almirante Frank Bradley, la prensa sintió que, más que respaldarlo, el funcionario lo estaba apuntando. Luego de que el diario The Washington Post informara que fue Hegseth quien dio la orden de matar “a todos” en una operación contra una lancha con supuestos narcotraficantes en el Caribe, el nombre de Bradley empezó a aparecer en los medios norteamericanos.
Hegseth ha rechazado las insinuaciones de que pudiera haber cometido crímenes de guerra, defendiendo los ataques cometidos contra supuestos “narcoterroristas” como “lícitos”. Sin embargo, a medida que la controversia se ha intensificado, él y la Casa Blanca están señalando a otra persona como responsable último de la decisión de atacar de nuevo a una embarcación el pasado 2 de septiembre.
Washington también pareció señalar al almirante Frank M. “Mitch” Bradley, a quien los legisladores ahora persiguen en medio de las preocupaciones sobre la legalidad de los ataques. La secretaria de prensa de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, declaró el lunes que Hegseth autorizó a Bradley a llevar a cabo el segundo ataque, como parte de la misión de Estados Unidos para “combatir el narcoterrorismo” en el Caribe.
Algunos están acusando a la Casa Blanca y a Hegseth, sin embargo, “de estar tirando bajo el bus” al almirante, a medida que la evidencia indica cada vez más claramente que podría tratarse de un crimen de guerra. “Hegseth está traicionando al almirante Bradley y provocando escalofríos en su cadena de mando, quienes ahora saben que su jefe los traicionará si lo critican. Un caso práctico de cómo no liderar”, publicó el senador demócrata por Connecticut Chris Murphy. “Cómo señalar con el dedo a alguien mientras finges apoyarlo”, publicó el analista político jefe de Fox News Channel, Brit Hume, por su parte.
Las palabras de Hegseth fueron elogios al almirante Frank Bradley, jefe del Comando de Operaciones Especiales de Estados Unidos (USSOCOM): Aseguró que el militar era un “héroe estadounidense”, después de que la Casa Blanca confirmara que el almirante de mayor rango de la Armada ordenó el segundo ataque contra la lancha.
En un comunicado publicado el lunes en redes sociales, Hegseth afirmó que Bradley es “un verdadero profesional y cuenta con mi apoyo total”. “Lo apoyo a él y las decisiones de combate que ha tomado, tanto en la misión del 2 de septiembre como en todas las posteriores”, escribió.
The Washington Post informó que Bradley estuvo a cargo de un ataque contra un supuesto narcotraficante en el sur del Caribe el 2 de septiembre, y que ordenó un segundo ataque que causó la muerte de dos sobrevivientes en la embarcación, para cumplir con una supuesta orden verbal de Hegseth “de matar a todos a bordo”. El Post citó dos fuentes anónimas con conocimiento de la operación.

El almirante Frank Bradley era el jefe del Comando Conjunto de Operaciones Especiales (JSOC) en el momento de los ataques de septiembre, pero en octubre fue ascendido a jefe del USSOCOM, organismo que supervisa al JSOC. Originario de Texas, Bradley se graduó de la Academia Naval de Estados Unidos en 1991 y comenzó su carrera como SEAL de la Marina al año siguiente.
Antes de dirigir el JSOC, fue jefe del Comando Central de Operaciones Especiales, responsable de la planificación de las operaciones especiales del Comando Central de Estados Unidos (CENTCOM), y del Grupo de Desarrollo de Guerra Especial Naval. Este último se conoce comúnmente como el Sexto Equipo SEAL.
En el Sexto Equipo SEAL, conocido por sus operaciones antiterroristas de élite, dirigió la recopilación de inteligencia y la selección de objetivos para la misión del 2 de septiembre, según informó el Post, citando dos fuentes anónimas. La Marina de EE.UU. dice que Bradley fue “uno de los primeros en desplegarse en Afganistán” tras los ataques del 11 de septiembre 2001 y sirvió en el Equipo SEAL Cuatro y en el Equipo Dos de Vehículos de Entrega SEAL, así como en los SEAL de Italia como oficial de intercambio internacional.

A pesar de su amplia trayectoria, fue el 2 de septiembre que las acciones de Bradley se dieron a conocer por todos. Según dio cuenta el Washington Post, basándose en entrevistas y testimonios de siete personas, Hegseth dio la orden verbal de “matar a todos” en el ataque de ese día contra una embarcacion que navegaba en aguas internacionales desde Venezuela.
Once personas se encontraban a bordo de la embarcación cuando el Ejército estadounidense disparó un misil contra esta por primera vez, pero al disiparse el humo encontraron a dos sobrevivientes aferrados a los restos. Frank Bradley, quien supervisaba la operación desde Fort Bragg, Carolina del Norte, ordenó otro ataque para cumplir con la orden de Hegseth.
Más tarde, Bradley habría afirmado que los sobrevivientes seguían siendo objetivos legítimos, ya que podían contactar a otros narcotraficantes para rescatarlos a ellos y su cargamento. Posteriormente, los sobrevivientes fueron “volados en pedazos en el agua”, informó el Washington Post.
El medio The Intercept fue el primero en informar sobre el ataque posterior que causó la muerte de los sobrevivientes en septiembre. Expertos en derecho internacional declararon a la revista Time que, de ser cierto el informe, Hegseth, Bradley y otros implicados podrían enfrentar responsabilidad penal por el asesinato de los sobrevivientes. “No existe un conflicto armado real, por lo que se trata de un asesinato”, declaró Rebecca Ingber, profesora de derecho de la Facultad de Derecho de Cardozo, afiliada a la Universidad Yeshiva.
Laura Dickinson, profesora de derecho de la Universidad George Washington, afirmó que “el homicidio intencional de una persona protegida -un civil o una persona que está fuera de combate por haber depuesto las armas o haber naufragado en el mar- constituye un crimen de guerra”.
Incluso Trump parece querer librarse de la responsabilidad de estos actos. En declaraciones a la prensa a bordo del Air Force One el domingo, el Presidente estadounidense declaró: “No sé nada al respecto”, cuando se le preguntó sobre la orden potencialmente ilegal de Hegseth. “No dijo eso. Y le creo al 100%”, afirmó Trump.
Pero incluso él parecía incómodo con la idea de un segundo ataque para eliminar a los sobrevivientes, y añadió: “No, no lo habría deseado. Un segundo ataque, no. El primer ataque fue muy letal. No habría problema, y si hubiera habido dos personas aún vivas, pero Pete dijo que eso no ocurrió. Tengo mucha confianza en él”.

Tanto demócratas como republicanos han expresado su alarma sobre los posibles crímenes cometidos en el Caribe, y los comités de las Fuerzas Armadas del Senado y la Cámara de Representantes, liderados por el Partido Republicano, se han comprometido a investigar la misión.
El Comité de las Fuerzas Armadas de la Cámara de Representantes, en una declaración de su presidente, el representante Mike Rogers, y su miembro de mayor rango, el representante Adam Smith, afirmó que su panel está “comprometido a proporcionar una supervisión rigurosa” de las operaciones del Departamento de Defensa en el Caribe.
“Tomamos muy en serio los informes de ataques posteriores contra embarcaciones que presuntamente transportaban narcóticos en la región del Comando Sur, y estamos tomando medidas bipartidistas para obtener un informe completo de la operación en cuestión”, señaló.
“Es un delito penal; los crímenes de guerra o el asesinato son delitos penales”, declaró a Time el senador demócrata por Connecticut Richard Blumenthal, miembro del Comité de las Fuerzas Armadas. Refiriéndose al papel del secretario de Defensa en los ataques, Blumenthal añadió: “Hegseth no tiene la misma inmunidad que el Presidente de Estados Unidos”.

Por su parte, el exsecretario de la Fuerza Aérea Frank Kendall rechazó el lunes el razonamiento del almirante de la Armada Frank Bradley con el que justificó el segundo ataque: “En circunstancias normales se le habría llevado a corte marcial. Sería relevado de sus funciones y se habría llevado a juicio”, declaró Kendall, quien se desempeñó como secretario durante la presidencia de Joe Biden, durante una aparición en MS NOW.
“El gobierno inventa lógicas y justificaciones para las cosas que está haciendo, que desafían toda la historia legal y todos los precedentes, y eso es básicamente lo que estamos viendo aquí. Se informó que el almirante Bradley dio una excusa, por así decirlo, para el segundo ataque. Eso no se sostiene. Estas personas estaban heridas. Estaban en el agua. No representaban una amenaza para nadie. De nuevo, ese es un ejemplo de manual de lo que es un crimen de guerra”, declaró Kendall.
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