
La compleja posición de Erdogan en el conflicto entre Irán e Israel
Aun cuando Teherán y Ankara cultivan una rivalidad local importante en Medio Oriente, ambos se ubican lado a lado cuando se trata de oponerse a Israel. De momento, Erdogan está proponiendo su mediación en el conflicto.

Mientras los misiles vuelan entre Israel e Irán, Turquía observa y encuentra una oportunidad para acrecentar su influencia en la región. Esta semana, el presidente Recep Tayyip Erdogan declaró en distintas oportunidades su oposición a los ataques israelíes, pero también se está proponiendo como mediador en una guerra entre dos de los grandes actores de Medio Oriente.
Entre los Estados de la OTAN, Turquía ha sido uno de los que más decididamente se opuso al ataque israelí, y lleva un tiempo sancionando al país, cancelando el comercio entre ambos países. Este miércoles, Erdogan defendió el derecho a la autodefensa de Irán, y llegó a comparar al primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, con Hitler, por las atrocidades cometidas en Gaza.
En busca de “una solución” para las negociaciones nucleares entre Estados Unidos e Irán, Erdogan lamentó que Israel atacara a la República Islámica antes de que el asunto discutido pudiera resolverse con diplomacia. Como intentó hacer con Rusia y Ucrania, Erdogan insiste, en este nuevo conflicto, en proponerse como un mediador ideal, ni tan cerca ni tan lejos de Occidente.

En un discurso citado por varios medios turcos, Erdogan tuvo palabras duras para el gobierno de Netanyahu. “Israel ha atacado Líbano, Siria y Yemen. Ha masacrado a civiles. Ataca y mata a civiles inocentes cada día. Y como si todo esto no fuera suficiente, Israel ha ampliado su vandalismo atacando objetivos en Irán y organizando asesinatos dentro de Irán. Es derecho completamente natural, legítimo y legal para Irán defenderse contra el vandalismo y el terrorismo de Estado de Israel”, dijo frente a un grupo de diputados de su partido.
Además de eso, llegó a comparar al primer ministro israelí con Hitler: “Israel está matando a cientos de personas cada día. Israel ha alcanzado un nivel de barbarie. Netanyahu hace tiempo que superó a Hitler como genocida. Esperemos que su destino no sea el mismo. Esperemos que tarde o temprano tenga que rendir cuentas ante una tribunal independiente y pagar por los crímenes que ha cometido en este mundo, no en el otro”.
En este contexto, sin embargo, Erdogan ha declarado su intención de mediar en el conflicto, sobre todo considerando que no es un país 100% alineado con Irán y que, de hecho, durante la guerra civil en Siria, financió a las milicias rebeldes que se oponían al régimen de Bashar al-Assad. Este último, más cercano a Teherán.

Más allá de las rivalidades entre estos dos grandes países de mayoría musulmana, el presidente turco ofreció a su homólogo iraní, Masoud Pezeshkian, el actuar como mediador frente a los recientes ataques israelíes. En una llamada telefónica, Erdogan le aseguró a su contraparte que había estado hablando con una serie de líderes regionales, y que la idea sería buscar una solución para retomar las negociaciones nucleares con Washington.
De paso, también estaría tratando de calmar las aguas en Siria, país en el que hace poco las fuerzas apoyadas por Erdogan terminaron con el gobierno de Bashar al-Assad. En su llamada telefónica al presidente sirio Ahmed al-Sharaa durante el fin de semana, Erdogan le aconsejó a Siria no involucrarse en la escalada entre Irán e Israel y permanecer alerta ante nuevos riesgos y ataques de grupos terroristas.
Por lo visto, el escritorio de Erdogan es el nodo por el que pasan todas las comunicaciones: el medio Middle East Eye dio cuenta de que, unas pocas horas antes del ataque israelí, Estados Unidos había notificado a Turquía que los bombardeos tendrían lugar.
La notificación estadounidense podría haber ayudado a prevenir posibles tensiones entre Turquía e Israel, que recientemente se han enfrentado en Siria por la creciente presencia de Ankara en el país. Se cree, indica Middle East Eye, que los aviones israelíes utilizaron el espacio aéreo sirio e iraquí para atacar objetivos en toda la República Islámica. Desde diciembre, el gobierno de Benjamín Netanyahu ha destruido todos los sistemas de defensa aérea en Siria, dejando al país prácticamente indefenso.

Desde el inicio de la guerra en Gaza, Turquía ha denunciando la manera en que Israel bloquea la ayuda humanitaria, llegando a cortar las relaciones comerciales con el país. “No puede haber excusa para que Israel impida el lanzamiento aéreo de ayuda a la Gaza hambrienta”, declaró el ministro de Asuntos Exteriores turco, Hakan Fidan, en febrero de 2024. “En respuesta a esto, hemos decidido tomar una serie de nuevas medidas contra Israel”, anunció.
Turquía suspendió todo comercio con Israel desde entonces, y el canciller turco declaró que la prohibición se mantendría hasta que “Israel declare un alto el fuego y permita que la ayuda humanitaria llegue a Gaza sin interrupciones”. La prohibición incluía restricciones a la exportación turca para 54 productos, incluidos materiales de construcción, como cemento, acero y hierro, así como combustible para aviones.
Junto con este quiebre, Turquía también se sumó oficialmente a Sudáfrica en la denuncia contra Israel en la Corte Internacional de Justicia. La denuncia sudafricana acusa al estado de Israel de cometer genocidio contra los palestinos en la Franja de Gaza.
A pesar de este quiebre reciente, las relaciones entre ambos países no eran abiertamente hostiles, como si lo eran entre Irán e Israel. Israel y Turquía mantienen acuerdos de libre comercio desde mediados de la década de 1990. Y, en 2023, el intercambio comercial de ambos países fue de 6.800 millones de dólares. En los últimos años, ambas naciones mantuvieron relaciones tensas, pero normalizaron sus vínculos en 2022 con la renovación del nombramiento de sus respectivos embajadores.
Sin embargo, hay quienes temen que tras atacar a Irán, el próximo blanco de Israel sea Turquía. Y, por eso mismo, precisamente luego de los bombardeos en Teherán, Erdogan anunció que su país aumentará la producción de misiles de mediano y largo alcance para mejorar las capacidades de defensa nacional.
“Si no se es fuerte política, social, económica y militarmente, si no se es autosuficiente y no se puede lograr la disuasión, se está en una posición difícil”, declaró el presidente turco durante un discurso televisado a la nación. “Estamos planeando la producción de misiles que aumentarán nuestra capacidad de disuasión a la luz de los recientes acontecimientos”, añadió, asegurando que Turquía aspira a alcanzar un punto en el que “nadie se atreva a desafiarnos”.
En ese mismo discurso, Erdogan dio pistas de su visión para Medio Oriente, señalando que un ataque a la República Islámica “no es solo un ataque a Irán”. “Ningún país en esta antigua geografía se limita a sus fronteras y su gobierno”, dijo. Y agregó: “Los ataques contra el pueblo y la tierra de Palestina, o incluso de Irán, afectan a toda la región”.

Hay que tomar en cuenta que las relaciones entre Ankara y Teherán tampoco estaban en el mejor momento: luego de que el régimen de Bashar al-Assad cayera en manos de los rebeldes, Turquía pasó a ser el “factor extranjero dominante” en Damasco, a expensas de Irán y Rusia. Desde entonces, Erdogan ha estado advirtiendo a Irán para que no sabotee los esfuerzos de paz que los nuevos líderes de Siria están teniendo con los rebeldes kurdos.
“La República Islámica albergaba importantes recelos sobre la influencia turca en Siria, ya sea económica, política o militar, mucho antes de la caída de Assad. Pero con la pérdida del único Estado aliado de Irán en la región, estas preocupaciones se verán agravadas exponencialmente”, declaraba entonces Behnam Ben Taleblu, analista sobre Irán de la Fundación para la Defensa de las Democracias, con sede en Washington, en declaraciones a Radio Free Europe.
Desde el inicio de la guerra civil siria en 2011, Irán y Rusia respaldaron a Assad, mientras que Turquía apoyó a los grupos rebeldes opuestos a su régimen. Para Irán, era útil que Assad se mantuviera en el poder, para usar así a Siria como plataforma para financiar y armar a sus aliados, especialmente al grupo libanés Hezbolá.
Para el exoficial del Pentágono, Michael Rubin, Occidente tendría que tener cuidado con los nuevos acercamiento de Ankara y Teherán. En una columna para el America Enterprise Institute, indicó que ambos países estaban siguiendo destinos muy similares: “Occidente podría estar cometiendo ya el mismo error dos veces, al ignorar la realidad de que el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, está llevando a su país por el mismo camino que Jomeini y Jamenei siguieron en Irán”.
En su opinión, “Turquía podría ser la próxima Irán”, y compara a Erdogan con los líderes iraníes, destacando cómo ambos países se enorgullecen de estar gastando más en presupuesto militar. “Y Turquía, al igual que Irán hace apenas unas décadas, ahora construye una planta nuclear en una zona sísmica, aparentemente para generar electricidad, pero probablemente también para encubrir un programa nuclear. Con o sin designación formal, Turquía, al igual que Irán antes, también actúa como un Estado patrocinador del terrorismo, apoyando abiertamente a Hamas, e incluso ha permitido que altos mandos de Hamas planifiquen ataques contra el Estado judío desde su refugio turco”, indicó Rubin.
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