Por Cristina CifuentesLa grave epidemia de enfermedades virales que agrava el colapso sanitario de Cuba
La isla enfrenta una crisis sanitaria de “arbovirosis combinada” que incluye dengue, chikungunya, oropouche y otros virus respiratorios.

Golpeados por la escasez de alimentos, medicamentos y electricidad, ahora los cubanos se encuentran en medio de una crisis sanitaria producto de el “virus”, una enfermedad que azota la isla con síntomas que van desde la fiebre alta, pintas rojas en la piel, vómitos, diarrea y cefalea. Y no se queda ahí: tras la hinchazón de las manos y rodillas hay quienes no pueden apoyar la planta de los pies, quedándose sin poder caminar.
“Si alguien cojea, lo más seguro es que tuvo el virus. Si arrastra las piernas, tuvo el virus. Si se queja de las articulaciones, se enfermó también”, indica el diario El País.
Desde hace varios años, Cuba sufre una crisis económica que se ha agravado constantemente debido a distintos factores, como los obstáculos económicos, presiones inflacionarias, escasez de medicamentos y suministros y la creciente migración del personal sanitario, que han sobrecargado el sistema de salud cubano y han impactado colectivamente el bienestar y la salud de la población.
Y, según el diario The Wall Street Journal, la situación está a punto de empeorar. Esto porque Estados Unidos está intensificando la presión sobre el principal benefactor de La Habana, el régimen de Nicolás Maduro, que ha mantenido a flote a la nación comunista gracias al petróleo barato. Ahora, las exportaciones petroleras venezolanas están en riesgo debido a un bloqueo parcial de los petroleros sancionados, los que transportan alrededor del 70% del crudo del país.

El “virus” al que se refieren los cubanos es, en realidad, la propagación simultánea de tres arbovirus o virus transmitidos por mosquitos -dengue, chikungunya y oropouche- en la isla, según el gobierno cubano y la Organización Mundial de la Salud/Organización Panamericana de la Salud (OMS/OPS). A estos se suman otros virus respiratorios como el Covid, según explicaron autoridades epidemiológicas en medios estatales.
De acuerdo con las cifras publicadas por el Ministerio de Salud Pública (MINSAP), a comienzos de este mes se reportaron 5.717 nuevos casos de chikungunya, con lo que se eleva a 38.938 los pacientes con este virus. Del dengue, comunicaron que se mantiene activo en las 14 provincias y 113 municipios del país.
Las autoridades sanitarias reconocen al menos 47 muertes por los arbovirus, aunque expertos y activistas creen que muchas otras no se registran o el gobierno las atribuye a otras causas, por lo que el número podría ser mucho mayor.

Fuentes consultadas por BBC Mundo aseguran conocer varios casos cercanos de fallecidos a causa del “virus” en los últimos meses.
Por otro lado, la tasa de mortalidad infantil ha aumentado un 85%, desde 4 por cada 1.000 nacidos vivos en 2018 (el nivel más bajo registrado en la historia del país) a un estimado de 7,4 por cada 1.000, según las Naciones Unidas.
Los nuevos contagiados de chikungunya crecieron un 71% en solo 7 días, según indicó la semana pasada el Ministerio de Salud Pública de Cuba, mientras la OPS cifró en 25.995 el total de casos de esta enfermedad.
Sin embargo, gran parte de los enfermos rehúsan acudir a los centros médicos si no se encuentran muy graves, por lo que se desconoce la cifra real.
“Hay muchos niños de un mes de nacidos que han muerto, también de entre 2 y 4 años, además de muchos jóvenes, porque el vómito y las diarreas los deshidratan, llegan al hospital ya colapsados”, aseguró al diario El País en condición de anonimato una trabajadora del Instituto de Hematología e Inmunología de El Vedado.
En un reporte de este año de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) se señala que “en medio de las epidemias de dengue y oropouche en todo el país, el riesgo de brotes de enfermedades transmisibles sigue siendo alto debido a las prolongadas inundaciones, la falta de acceso a agua potable y la mala higiene en los albergues temporales para la población evacuada. Además, esta situación aumenta la probabilidad de brotes de enfermedades de transmisión digestiva, respiratoria y otras enfermedades transmitidas por vectores”.

“Si bien el sistema de salud ha podido mantener en cierta medida los servicios de salud y la vigilancia epidemiológica con los recursos existentes y personal capacitado, existe escasez de reactivos y suministros de laboratorio para el diagnóstico, antibióticos y otros medicamentos para el tratamiento, así como de insumos básicos para el funcionamiento de los servicios de salud”, añade.
“Ciudad de zombis”
“Matanzas parece hoy una ciudad de zombis... así andamos, doblados, adoloridos. Basta con salir a la calle y mirar”, escribió hace unas semanas la periodista Yirmara Torres Hernández en un mensaje en redes que fue reproducido por varios medios. Los relatos que llegan desde la isla hablan de pacientes febriles, encorvados y con problemas de movimiento como consecuencia de la epidemia, indica la cadena BBC Mundo.
El diario El País cuenta la historia de una señora de 81 años que en octubre pasado se comenzó a sentir mal y se encontraba completamente jorobada. Su familia la llevó al hospital y, por su estado físico, el médico dedujo que se trataba de chikungunya. A la semana se descompensó su diabetes, su presión arterial y tenía taquicardias. “La llevamos dos veces al médico, la miraron y solo se limitaron a controlar los signos vitales”, cuenta su hijo Alexander Hernández.
Unos días después los médicos le dijeron que todo estaba bajo control, que podía regresar a casa. El pasado 5 de noviembre falleció. Hernández pidió que le hicieran una autopsia pero la doctora se negó. “Dijo que no, y tampoco insistí porque no había transporte, prácticamente me convenció de que era por gusto”, comentó al periódico. El acta de defunción de su madre dice que perdió la vida por muerte natural.
En los hospitales cubanos, señala Silvia -que conversó con BBC Mundo-, “no hay condiciones para tener a las personas. Todo está colapsado, incluyendo los pediátricos. Diagnóstico como tal no hay; solo mandan hidratación, acetaminofén, paracetamol para los dolores de las articulaciones”.

“La verdad, es bien precario lo que se está viviendo. Simplemente las personas lo pasan en sus casas como pueden, prácticamente sin caminar, propio de los dolores”, indica.
Un profesor de 50 años de La Habana asegura, también desde el anonimato, que “son los menos” quienes acuden a centros médicos tras enfermar.
“Casi todo el que conozco no va. La gente opta por no ir porque en esas instituciones no hay forma de conseguir un diagnóstico seguro y tampoco hay medicamentos. Hay que comprarlos en el mercado informal, o que un familiar o amigo los mande de afuera, o que alguien que viva aquí te los regale”, afirma.
El agravamiento de la endémica crisis económica que padece el país sitúa hoy a su sistema sanitario en unas condiciones extremadamente precarias. Los expertos en salud pública dicen que los antiguos programas de fumigación y control de mosquitos de Cuba han fracasado debido a la escasez de combustible, insecticidas y financiamiento.
La mayoría de hospitales están completamente desabastecidos de equipos, material y medicamentos, lo que les impide ofrecer las mínimas condiciones médicas e higiénicas para atender a los pacientes. El diario El País señala que muchas personas se automedican con plantas medicinales, a causa de la ausencia de fármacos en un país donde falta el 70% de los remedios que necesita la población, lo que corresponde a más de 460 fármacos que no se encuentran disponibles actualmente en farmacias y centros de salud estatales.
Incluso artículos básicos como jeringas, gasa y antibióticos son cada vez más difíciles de conseguir, mientras que las máquinas obsoletas se estropean por falta de repuestos.
“Lo que más preocupa a los cubanos hoy es la falta de reactivos en las instituciones sanitarias que puedan confirmarles, a ciencia cierta, qué tipo de virus es el que padecen”, dice el periódico español.
A esto se suma que miles de médicos cubanos han emigrado al extranjero con el éxodo de los últimos años, dejando en la isla servicios colapsados, turnos sin cubrir y una sobrecarga crónica del personal que trabaja bajo una fuerte presión por salarios que rondan los US$ 30 mensuales al cambio real.
Más de 2,7 millones de personas -aproximadamente una cuarta parte de la población de la isla, muchas de ellas jóvenes y ambiciosas- han huido de la isla desde 2020, cientos de miles de ellas a Estados Unidos, según los cálculos de un demógrafo radicado en La Habana, Juan Carlos Albizu-Campos.
“Lo que está viviendo Cuba -un fenómeno que yo llamo vaciamiento demográfico- no es nada menos que un desastre humanitario que solo se ve en países en conflicto armado”, afirmó.
Casi el 90% de la población cubana vive en extrema pobreza, y el 70% no come al menos una vez al día, según el Observatorio de Derechos Sociales, un centro de estudios que realizó un mes de encuestas el verano pasado. Para más del 70% de los cubanos, sus principales preocupaciones son la falta de alimentos y los constantes apagones, que pueden durar 18 horas o más al día en algunas regiones. El observatorio reveló que el 78% tiene intención de huir de la isla.
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