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Los detalles de cómo Trump dio luz verde al ataque contra Irán

La decisión de enviar a los bombarderos se produjo después de semanas de deliberaciones en la Casa Blanca, preparativos militares bajo estricta vigilancia y coordinación directa con el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, quien había lanzado un ataque repentino similar contra Irán una semana antes.

JD Vance junto a Donald Trump. Foto: @WhiteHouse

Durante días, el Presidente estadounidense Donald Trump se mostró reacio a dar a conocer sus planes de atacar a Irán, y señalaba que aún no había tomado una decisión. Sin embargo, mientras se encontraba en su club de golf en Nueva Jersey dio el visto bueno para el ataque.

“El objetivo era crear una situación inesperada para todos”, afirmó al diario The Wall Street Journal un alto funcionario de la administración.

La cadena CNN, señaló que la noche del viernes, mientras Trump se paseaba en su club de golf no mostraba señales de preocupación por haber autorizado los ataques aéreos contra las instalaciones nucleares iraníes de Fordow, Natanz y Isfahan.

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, se dirige a la nación, junto con el vicepresidente J.D. Vance (izq.), el secretario de Estado Marco Rubio (segundo por der.) y el secretario de Defensa Pete Hegseth (der.), desde la Casa Blanca, el 21 de junio de 2025, tras el anuncio del bombardeo de instalaciones nucleares en Irán. Foto: AFP CARLOS BARRIA

En cuestión de horas, bombarderos B-2 estadounidenses penetraron el espacio aéreo iraní y lanzaron media docena de bombas antibúnker sobre la instalación nuclear subterránea iraní de Fordow. Submarinos de ataque estadounidenses lanzaron misiles de crucero Tomahawk contra emplazamientos en Isfahán y Natanz.

Un funcionario estadounidense dijo a The Wall Street Journal que la administración Trump se había comunicado con Irán para dejar en claro que el ataque fue un ataque único y no el comienzo de una guerra de cambio de régimen.

Las discusiones sobre posibles opciones de ataques estadounidenses contra Irán comenzaron formalmente entre Trump y su equipo de seguridad nacional durante un retiro de fin de semana en Camp David, a inicios de junio, donde el director de la CIA, John Ratcliffe, informó al presidente sobre evaluaciones de inteligencia que indicaban que Israel estaba listo para iniciar ataques de forma inminente.

Donald Trump aparece con miembros de su administración, incluyendo a la jefa de Gabinete de la Casa Blanca, Susie Wiles (segunda izq.), el jefe del Estado Mayor Conjunto, general Daniel Caine (centro), el vicepresidente J.D. Vance (al fondo, centro) y el secretario de Estado, Marco Rubio (der.), en la Sala de Crisis de la Casa Blanca, el 21 de junio de 2025. en Washington. Foto: AFP -

Las opciones para que Trump se uniera a la campaña israelí ya habían sido elaboradas en los meses anteriores, y sus asesores habían resuelto previamente sus diferencias sobre las alternativas que el mandatario tendría para decidir.

La decisión de atacar, dijo el periódico, se produjo después de semanas de deliberaciones en la Casa Blanca, preparativos militares bajo estricta vigilancia y coordinación directa con el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, quien había lanzado un ataque repentino similar contra Irán una semana antes.

Trump parecía tener dudas sobre si proceder con la operación durante la última semana. Sus asesores también temían verse involucrados en un conflicto en Medio Oriente, a pesar de las frustraciones generadas por la vía diplomática para lograr que Irán detuviera su enriquecimiento de uranio, añadió el diario.

CNN indicó que Trump llegó a las conversaciones secretas sobre el ataque a Irán con dos preocupaciones principales: que el ataque estadounidense fuera decisivo para eliminar los sitios altamente fortificados y que cualquier acción no arrastrara a EE.UU. a una guerra prolongada y mortal, justo el tipo de conflicto que prometió evitar como candidato.

Sobre el primer punto, los funcionarios confiaban en la capacidad de las bombas perforadoras de búnker de EE.UU. para penetrar las instalaciones, aunque nunca antes se había puesto a prueba en ese contexto.

En cuanto al temor de una guerra prolongada, los funcionarios no podían garantizar al presidente que las represalias de Irán -que podrían incluir ataques a activos o personal estadounidense en la región- no terminaran involucrando a EE.UU. en un nuevo conflicto prolongado.

“Como lo ha dejado claro el presidente, esto no es de ninguna manera una operación abierta o indefinida”, dijo el secretario de Defensa, Pete Hegseth, el domingo. “Pero eso no limita nuestra capacidad de responder. Lo haremos si es necesario”.

Esta imagen satelital proporcionada por Maxar Technologies, tomada el 22 de junio de 2025, muestra los daños tras los ataques estadounidenses a la planta de enriquecimiento nuclear de Isfahán, en el centro de Irán. Foto: AFP -

The Wall Street Journal indicó que fue en una reunión el martes en la Sala de Situaciones de la Casa Blanca, que Trump aprobó los planes de atacar a Irán, pero retuvo una orden final, dando tiempo para evaluar una vez más si Irán estaría dispuesto a terminar por completo su enriquecimiento de combustible nuclear.

“Hubo un debate serio a principios de semana sobre qué debíamos hacer”, dijo al diario el alto funcionario. “Pero Trump indicó el martes que se inclinaba por seguir adelante, así que eso lo cambió todo”.

Trump también quería generar incertidumbre sobre sus intenciones y su cronograma. La Casa Blanca anunció el jueves que Trump daría a Irán hasta dos semanas para demostrar su interés en una solución diplomática a la crisis. Solo un día después, insinuó que se le estaba agotando la paciencia.

“Vamos a ver cuál es ese período de tiempo, pero les estoy dando un plazo, y diría que dos semanas sería el máximo”, dijo a los periodistas, añadiendo que todavía se consideraba un pacificador.

Trump tomó la decisión de seguir adelante con la operación después de que Irán siguió rechazando su demanda de abandonar su enriquecimiento de uranio e Israel allanó el camino con más de una semana de ataques contra la infraestructura nuclear y las defensas aéreas de Irán.

En su discurso del sábado por la noche, Trump dijo que su objetivo eran los tres principales sitios nucleares de Irán (Fordow, Natanz e Isfahán) y que no estaba dirigido a los líderes de Irán.

Cuando los bombarderos furtivos B-2 despegaron de Estados Unidos la madrugada del sábado, Trump y su vicepresidente se encontraban lejos de la Sala de Crisis: el presidente en su club de golf de Nueva Jersey, JD Vance en el aire, regresando de California. La continuidad de sus viajes programados para asistir a eventos de recaudación de fondos en costas opuestas contribuyó aún más a la disminución de la sensación de urgencia entre los observadores, sostuvo The Washington Post.

Bombardero B-2. Foto: Archivo Tech. Sgt. Patrick Evenson

Tras regresar de Nueva Jersey a primera hora de la tarde, Trump entró en la Casa Blanca justo cuando los B-2 y los aviones de apoyo entraban en el espacio aéreo iraní. El presidente se dirigió desde la residencia hacia el Ala Oeste, y en 40 minutos, los bombarderos ya estaban sobre sus objetivos. A las 19:50, 20 minutos después de que los bombarderos abandonaran el espacio aéreo iraní, Trump y sus asesores publicaron un anuncio en su sitio web Truth Social alertando al mundo del ataque.

El jefe del Pentágono, Pete Hegseth describió el domingo la operación como una que “implicó desorientación y la más alta seguridad operacional”, diciendo que “meses y semanas” de preparación habían permitido a Estados Unidos atacar cuando lo hizo.

Entre quienes estuvieron en la Sala de Situación con Trump y Vance el sábado -el equipo que había sido informado de la operación secreta días antes- se encontraban Hegseth; la directora Nacional de Inteligencia, Tulsi Gabbard; el enviado a Medio Oriente, Steve Witkoff; el secretario de Estado Marco Rubio; el jefe del Estado Mayor Conjunto, Dan Caine; la jefa de Gabinete de la Casa Blanca, Susie Wiles; el asesor legal de la Casa Blanca, Dave Warrington; el director de la CIA, John Ratcliffe, y James Blair, subjefe de Gabinete de Trump para asuntos legislativos.

La secretaria de prensa de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, y Dan Scavino, asesor de Trump desde hace mucho tiempo y quien gestiona muchas de sus publicaciones en redes sociales, también estuvieron en la sala y se familiarizaron con la estrategia desde el principio, indicó el Post.

Los funcionarios de Defensa y de Estado trabajaron para garantizar que los activos y los estadounidenses en la región estuvieran lo mejor protegidos posible, mientras que las fuerzas estadounidenses allí estaban “minimizadas”, según un alto funcionario de la administración.

Un importante miembro del gobierno afirmó a The Washington Post que “no hubo un momento” en el que Trump tomara su decisión final. Se basó en una “intuición” del presidente al darse cuenta de que la diplomacia no conduciría a un resultado aceptable.

Vance admitió en televisión el domingo por la mañana que no estaba del todo claro en qué momento Trump estaba totalmente de acuerdo.

“No sé si ninguno de nosotros sabía exactamente cuándo el presidente tomó la decisión, excepto el propio presidente”, dijo Vance en “Meet the Press”. Añadió que Trump tomó la decisión “justo antes -y hablo de minutos- de que cayeran las bombas” el sábado por la noche.

“Con el tiempo, él mismo decidió que esto era necesario”, señaló Vance. “Pero, por supuesto, tuvo la capacidad de suspender este ataque hasta el último minuto”.

Hegseth, por su parte, afirmó que hubo un momento de claridad, pero se negó a dar detalles sobre cuándo fue.

“No diré el momento en particular”, dijo Hegseth. “Sin duda, hubo un momento en el que se dio cuenta de que debía tomar una acción específica para minimizar la amenaza para nosotros y nuestras tropas”.

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