
“No ganaron nada con esta guerra”: la confrontacional reaparición del ayatola Jamenei en medio del aumento de la represión en Irán
El líder supremo de Irán, de 86 años, quien supuestamente estuvo escondido en un búnker, amenazó con volver a bombardear bases de EE.UU. en Medio Oriente y dijo que Trump "exageró" el impacto de los ataques contra las instalaciones nucleares iraníes.

En las horas previas a su reaparición este jueves, mucho se había especulado sobre el destino del líder supremo de Irán. “El ayatola Alí Jamenei no ha sido visto públicamente ni se ha sabido nada de él en casi una semana. Esta ausencia ha sorprendido y desconcertado a todos, desde los círculos políticos hasta el público en general”, apuntaba The New York Times, mientras la BBC señalaba en un artículo: “Se cree que se encuentra refugiado e incomunicado por temor a ser asesinado por Israel. Al parecer, ni siquiera altos funcionarios del gobierno han tenido contacto con él”. Y la cadena británica agregaba: “Cuando el líder supremo de Irán salga de su escondite, encontrará una nación muy diferente”.
Pero lo cierto es que a la luz de las declaraciones efectuadas por Jamenei, de 86 años, la visión del líder supremo iraní no cambió mucho después de la guerra con Israel, la cual habría pasado oculto en un búnker. En su primera declaración desde que entró en vigor el martes un alto el fuego que puso fin a 12 días de hostilidades, no solo celebró la “victoria” de su país en el conflicto, sino también amenazó con bombardear más bases de Estados Unidos en Medio Oriente si Teherán vuelve a ser atacado por Washington.
“Quiero felicitar a la gran nación iraní: antes que nada, por su victoria sobre el régimen sionista”, declaró Jamenei en un comunicado escrito publicado por la agencia oficial de noticias Irna. El líder supremo iraní señaló que Estados Unidos “intervino directamente en la guerra, convencido de que su negativa a involucrarse conduciría a la destrucción total del régimen sionista”. “No ganaron nada con esta guerra”, juzgó sobre Washington, añadiendo que “la República Islámica salió victoriosa, y en represalia infligió una bofetada contundente” a Estados Unidos. También dijo que Israel “casi colapsó” por los ataques que recibió de su país.
Igual de enfático, Jamenei afirmó en un video difundido por la televisión estatal que “la República Islámica tiene acceso a importantes bases estadounidenses en la región y puede actuar contra ellas cuando lo considere necesario”. “Puede volver a ocurrir en el futuro; si se produce un ataque, el costo para el enemigo y el agresor será sin duda elevado”, añadió.
El líder supremo de Irán insistió en que Estados Unidos “no ha ganado nada con esta guerra”, señalando que los ataques norteamericanos “no hicieron nada significativo” en las instalaciones nucleares de Irán. “El Presidente estadounidense exageró los acontecimientos”, dijo Jamenei, para quien el impacto de los bombardeos de la Operación Martillo de Medianoche contra los sitios nucleares de Natanz, Isfahán y Fordow “no fue importante”.
La Casa Blanca acusó este jueves al ayatola Alí Jamenei de intentar “salvar las apariencias” después de que el líder supremo iraní minimizara el impacto de los ataques estadounidenses contra tres instalaciones nucleares de la República Islámica.
“Vimos el video del ayatola, y cuando se tiene un régimen totalitario, hay que salvar las apariencias”, declaró la portavoz Karoline Leavitt en conferencia de prensa, después de que Jamenei dijera que el Presidente estadounidense, Donald Trump, “exageró” el impacto de los ataques.
Trump aseguró que las instalaciones iraníes bombardeadas quedaron “totalmente destruidas”. Y este jueves el mandatario estadounidense afirmó que Irán no pudo sacar nada de las instalaciones nucleares antes de los bombardeos. “¡Hubiera llevado demasiado tiempo, sería demasiado peligroso, pesado y difícil de mover!”, aseguró en su plataforma Truth Social.
Según expertos, es posible que Irán evacuara parte de sus 400 kilos de reservas de uranio altamente enriquecido antes del ataque y las escondiera en algún lugar de su vasto territorio. De acuerdo a un documento clasificado estadounidense, publicado por la cadena CNN, el ataque no destruyó componentes claves del programa nuclear iraní, cuyo desarrollo se habría retrasado en algunos meses y no décadas como dijo Trump.
La Casa Blanca reconoció que el documento publicado por CNN es auténtico, pero “totalmente erróneo”. El jefe del Pentágono, Pete Hegseth, insistió este jueves en que los ataques estadounidenses en Irán fueron un “éxito histórico” y arremetió contra los medios de comunicación por cuestionarlo. “El presidente Trump ha creado las condiciones para poner fin a la guerra. Diezmando, aniquilando, destruyendo -elijan la palabra- las capacidades nucleares de Irán”, recalcó Hegseth en conferencia de prensa. “Por buscar constantemente escándalos, (...) se están perdiendo momentos históricos”, dijo, en un ataque directo a periodistas.
En declaraciones el miércoles al término de una cumbre de la OTAN en La Haya, Trump afirmó que Estados Unidos sostendrá conversaciones con Irán “la próxima semana”. “Podríamos firmar un acuerdo, aún no lo sé”, aseguró el mandatario estadounidense en relación al programa nuclear iraní.
El Ejército israelí consideró que la guerra supuso un “golpe duro” para el desarrollo atómico de Irán, pero señaló que es “todavía pronto para evaluar los resultados de la operación”, afirmó su portavoz Effie Defrin.
En la misma línea, el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), una agencia de la ONU, considera imposible calcular los daños y pidió poder acceder a los tres recintos. La entidad “perdió la visibilidad” sobre las reservas de uranio enriquecido “desde que comenzaron las hostilidades”, afirmó su director general, el argentino Rafael Grossi.
El Consejo de Guardianes de Irán, órgano encargado de revisar que la ley se ajuste a la Constitución, ratificó este jueves un proyecto de ley que suspende la cooperación de Teherán con el OIEA, informó AFP.
Aumento de la represión
“¿Podrán el ayatola Jamenei y la teocracia iraní sobrevivir a esta guerra?”, se preguntó The New Yorker. “El futuro de la República Islámica puede estar determinado más por la cultura y la política del país que por la destreza militar de sus oponentes”, comentó la revista estadounidense.
“Es difícil estimar cuánto tiempo más podrá sobrevivir el régimen iraní bajo una presión tan significativa, pero esto parece el principio del fin”, afirmó la profesora Lina Khatib, investigadora visitante de la Universidad de Harvard. “Es probable que Alí Jamenei se convierta en el último ‘líder supremo’ de la República Islámica en el sentido pleno de la palabra”, afirmó a la BBC.
Pero, desde la Revolución de 1979, la República Islámica ha logrado resistir los duros golpes de sus enemigos, tanto extranjeros como nacionales. En 1981, el joven régimen sobrevivió a dos atentados masivos perpetrados por los Muyahidines-e Khalq, o Guerreros del Pueblo, que acabaron con la vida de un presidente, un primer ministro, un jefe de la judicatura, 27 parlamentarios y decenas de otros funcionarios.
Tras la invasión de Irak por el entonces presidente Saddam Hussein en 1980, Irán resistió durante ocho años, incluso mientras la administración de Ronald Reagan proporcionaba a Bagdad información de inteligencia que utilizaba para matar a decenas de miles de soldados iraníes con armas químicas. Irán aceptó a regañadientes un alto el fuego de la ONU en 1988, pero el régimen se vengó apoyando y armando a grupos de oposición chiita que ahora son actores importantes en el Irak pos-Saddam, recuerda The New Yorker.
Irán ha sobrevivido, aunque con crecientes dificultades, a más de 1.500 sanciones estadounidenses, que, según se informa, han costado cientos de miles de millones de dólares en pérdidas de ingresos. Y ha logrado reprimir protestas esporádicas a nivel nacional: el levantamiento estudiantil de 1999, el Movimiento Verde tras las elecciones presidenciales de 2009, las protestas económicas por el aumento de precios desde 2017 y el movimiento “Mujer, Vida, Libertad” en 2022. “Muerte al dictador” ha sido un cántico común en todas ellas.
Según la BBC, durante las últimas dos semanas los iraníes enfrentaron sentimientos encontrados: la necesidad de defender a Irán frente a un profundo odio contra el régimen. Se movilizaron por el país, no para defender al régimen, sino para cuidarse mutuamente.
“Habrá un ajuste de cuentas”, dice a la cadena británica el profesor Alí Ansari, director fundador del Instituto de Estudios Iraníes de la Universidad de St. Andrews, ubicada en Escocia. “Es evidente que existen grandes desacuerdos dentro del liderazgo y también un gran descontento entre la gente común”.
Y tras la guerra con Israel, el régimen de Teherán parece haber retomado la senda. Las autoridades iraníes están pasando de un alto el fuego a intensificar la represión de la seguridad interna en todo el país con arrestos masivos, ejecuciones y despliegues militares, particularmente en la conflictiva región kurda, según funcionarios y activistas.
A los pocos días de los ataques aéreos israelíes, que comenzaron el 13 de junio, las fuerzas de seguridad iraníes iniciaron una campaña de arrestos generalizados, acompañada de una intensificación de la presencia callejera en torno a los puestos de control.
Algunos israelíes y grupos de la oposición en el exilio esperaban que la campaña militar, dirigida contra la Guardia Revolucionaria y las fuerzas de seguridad interna, así como contra instalaciones nucleares, desencadenara un levantamiento masivo y el derrocamiento de la República Islámica.
Si bien numerosos iraníes expresaron su enojo con el gobierno, aún no se han registrado protestas significativas contra las autoridades, señala Reuters.
Sin embargo, un alto funcionario de seguridad iraní y otros dos altos funcionarios, informados sobre cuestiones de seguridad interna, afirmaron que las autoridades estaban centradas en la amenaza de posibles disturbios internos, especialmente en las zonas kurdas.
Las unidades paramilitares de la Guardia Revolucionaria y Basij fueron puestas en alerta y la seguridad interna pasó a ser la prioridad, según el alto funcionario de seguridad.
El funcionario indicó que las autoridades estaban preocupadas por los agentes israelíes, los separatistas étnicos y los Muyahidines-e Khalq, un grupo opositor en el exilio que en su día fue designado como organización terrorista por Estados Unidos y Reino Unido.
Los activistas en el país mantienen un perfil bajo. “Estamos actuando con extrema cautela en este momento porque existe una preocupación real de que el régimen pueda usar esta situación como pretexto”, declaró un activista de derechos humanos en Teherán, quien fue encarcelado durante las protestas masivas de 2022.
El activista afirmó conocer a decenas de personas que habían sido citadas por las autoridades y arrestadas o advertidas contra cualquier expresión de disidencia.
La organización iraní de derechos humanos HRNA declaró el lunes que había registrado el arresto de 705 personas por cargos políticos o de seguridad desde el comienzo de la guerra.
Muchos de los arrestados han sido acusados de espiar para Israel, según HRNA. Los medios estatales iraníes informaron que tres fueron ejecutados el martes en Urmia, cerca de la frontera con Turquía, y el grupo de derechos humanos iraní-kurdo Hengaw afirmó que todos eran kurdos.
“Esta represión era inevitable”, declaró el miércoles a NBC News Sanam Vakil, directora del programa para Medio Oriente y el Norte de África del centro de estudios Chatham House, con sede en Londres.
“Creo que será bastante extensa y prolongada”, afirmó, añadiendo que es “un resultado relativamente predecible” para un régimen que “sigue siendo fuertemente represivo”.
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