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Polémica por “vigilancia genética” en EE.UU.: Autoridades de inmigración recopilan información de ADN de niños en base de datos criminal

Según la revista Wired, que fue la primera en reportar esta práctica, habría más de 133 mil niños y adolescentes migrantes cuyo ADN ha sido recolectado y subido a una base de datos gestionada por el FBI.

Funcionario del FBI analizando muestras de ADN. Foto: Archivo

La toma de datos genéticos en Estados Unidos, antes reservada solo a los criminales, parece haberse extendido ahora a migrantes, independiente de su edad. De acuerdo a documentos del gobierno revelados recientemente, las autoridades migratorias de ese país están subiendo la información del ADN de inmigrantes a una base de datos criminal, y esto incluye los registros de miles de niños.

Esta base de datos incluye el ADN de personas arrestadas o condenadas por un delito, que las fuerzas del orden utilizan para buscar coincidencias con el ADN recolectado en distintas escenas del crimen. Sin embargo, la mayoría de las personas cuyo ADN ha sido recolectado por la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos (CBP, por sus siglas en inglés), la agencia que publicó los documentos, no figuran como acusadas de ningún delito grave. Así, Estados Unidos estaría incluyendo a criminales y migrantes en el mismo registro, e incluso, vigilando tan intensamente a unos como a otros.

Con estos datos, la CBP está creando un perfil de ADN detallado de los migrantes, que permitirá rastrearlos si cometen delitos en el futuro, en lo que distintos expertos consideran una masificación importante de la “vigilancia genética”. La información del ADN se almacena en una base de datos gestionada por el FBI, denominada Sistema de Índice Combinado de ADN (CODIS), que utilizan las fuerzas del orden locales, estatales y federales de todo el país para identificar a sospechosos de delitos mediante sus datos de ADN.

Funcionario del FBI tomando muestras de ADN. Foto: Archivo

La revista Wired fue la primera en reportar esta práctica y la existencia de estos documentos, y estima que habría más de 133 mil niños y adolescentes migrantes cuyo ADN ha sido recolectado y subido a CODIS.

Los datos incluyen el perfil genético de al menos un niño de 4 años. Si bien la política del Departamento de Seguridad Nacional (DHS) generalmente exime a los menores de 14 años de la recolección de ADN, los agentes de campo pueden operar con base en su propia evaluación. De los menores de 14 años registrados, solo cinco fueron identificados como vinculados a cargos criminales; el resto fueron etiquetados como “detenidos”.

Al respecto, el gobierno estadounidense se defiende: “Para asegurar nuestras fronteras, la CBP está dedicando todos los recursos disponibles a identificar quién ingresa a nuestro país. No permitimos que traficantes de personas, explotadores sexuales de menores de edad y otros delincuentes entren en las comunidades estadounidenses”, declaró Hilton Beckham, comisionado adjunto de asuntos públicos de la CBP, a Wired en un comunicado.

“Con este fin, la CBP recolecta muestras de ADN para su envío al Sistema de Índice Combinado de ADN del FBI… de personas bajo custodia de la CBP que son arrestadas por cargos penales federales, y de extranjeros detenidos bajo la autoridad de la CBP que están sujetos a la toma de huellas dactilares y no están exentos del requisito de recolección”, detalló Hilton.

Migrantes en la frontera entre México y Estados Unidos. Foto: Archivo Eugene Garcia

La explicación, de todos modos, no convence a quienes creen que vigilar el ADN de los migrantes viola el derecho a la privacidad. Un estudio del Centro de Privacidad y Tecnología de la Universidad de Georgetown reveló que la CBP habría tomado el ADN de casi todos los migrantes detenidos, sin un criterio en particular.

La agencia ha añadido más de 1,5 millones de perfiles de ADN a CODIS desde 2020, un aumento del 5.000% en tan solo tres años, según el informe.

Se trata de una “expansión masiva de la vigilancia genética y una invasión injustificada de la privacidad”, según una de las autoras del informe, Emerald Tse. “El programa refuerza narrativas dañinas sobre los inmigrantes, e intensifica las prácticas policiales existentes dirigidas a las comunidades inmigrantes y racializadas, lo que nos hace a todos menos seguros”, declaró Tse en un comunicado.

El senador demócrata por el estado de Oregon, Ron Wyden, también se mostró en contra de esta recopilación de datos, y exigió al gobierno de Donald Trump explicaciones sobre por qué expandió su colección de datos genéticos en un 5.000%.

Al respecto, indicó que en estos casos los agentes del DHS no notifican claramente a los inmigrantes que se les está tomando ADN, “no siguen las propias políticas del departamento y a menudo amenazan a las personas con arresto o cargos criminales si se niegan a dar su ADN”, indicó el legislador en un comunicado.

“Los gobiernos que ejercen una facultad tan amplia para recolectar y retener ADN involuntariamente son regímenes autoritarios represivos que también cometen graves violaciones de derechos humanos, como genocidio, limpieza étnica, tortura y más”, escribió Wyden en una carta a la secretaria del Departamento de Seguridad Nacional, Kristi Noem.

“De hecho, el gobierno de Estados Unidos ha condenado la recolección involuntaria de ADN por parte de la República Popular China y ha sancionado a las entidades que participan en esta práctica; sin embargo, esta parece continuar en nuestro propio territorio”, denunció.

Migrantes esperan para abordar un bus del gobierno estadounidense tras cruzar la frontera de Ciudad Juárez, México, a El Paso, el 12 de diciembre de 2022. Foto: Archivo Christian Chavez

Por esto mismo, distintos grupos han demandado al Departamento de Seguridad Nacional por estas acciones, e incluso desde el gobierno de Joe Biden se habían solicitado registros sobre la cantidad de personas que se habían perfilado en el FBI.

El Centro Hastings por la Bioética se pronunció sobre los riesgos de tener la información genética de tanta gente. “La recolección rutinaria de ADN de niños migrantes para el control migratorio plantea importantes preocupaciones legales y éticas. A diferencia de las huellas dactilares o las fotos, el ADN contiene información profundamente personal sobre nuestra salud, predisposición a enfermedades y relaciones familiares íntimas; datos que van mucho más allá de la identidad básica. Esta información, sobre todo si se utiliza indebidamente, podría tener consecuencias a largo plazo no solo para estos niños, sino para toda su familia”, advirtió el instituto de investigación bioética independiente y no partidista con sede en Garrison, Nueva York.

Desde el Proyecto de Supervisión de Tecnología de Vigilancia (S.T.O.P.), su director de comunicaciones Will Owen mostró su rechazo categórico a la iniciativa. “La CBP decidió que hasta las células de los niños de cuatro años no están fuera de su jurisdicción. “Nadie, a ninguna edad, debería ser sometido a un rastreo de ADN de por vida, y esta es una aterradora escalada de vigilancia genética a escala nacional. Su único propósito es criminalizar tanto a niños como a adultos que no han hecho nada malo, lo que refuerza la persecución ilegal de la administración Trump contra las comunidades inmigrantes”, declaró Owen en un comunicado.

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