
Sondeos en boca de urna dan un empate técnico en las presidenciales en Polonia
El resultado de estas elecciones podría tener consecuencias de largo alcance para el lugar del país en Europa.

Los candidatos centristas y nacionalistas en las elecciones presidenciales polacas del domingo se proclamaron vencedores tras un empate a boca de urna. Se esperaba que el lunes se conociera el conteo de votos definitivo.
“Ganamos... por un pelo”, declaró a sus simpatizantes el alcalde de Varsovia proeuropeo, Rafal Trzaskowski, tras la estrecha ventaja del 50,3% en la encuesta. “Estos resultados muestran lo increíblemente reñidas que han sido las elecciones. Y creo que la primera tarea del presidente será tender la mano a aquellos que no me votaron”, añadió.
El historiador nacionalista Karol Nawrocki, con el 49,7%, declaró en su mitin la noche de las elecciones: “Esta noche ganaremos. Ganaremos y salvaremos a Polonia”.
Trzaskowski cuenta con el apoyo de la Plataforma Cívica, coalición del primer ministro Donald Tusk, que ganó las elecciones parlamentarias de 2023. Nawrocki cuenta con el apoyo del partido opositor Ley y Justicia (PiS), que estuvo en el poder durante los ocho años anteriores.
Aunque el jefe de Estado no tiene competencias de gobierno, posee un arma fundamental: el poder de veto en el proceso legislativo. El resultado de estas elecciones podría tener consecuencias de largo alcance para su lugar en Europa: ya sea consolidando el escaño que tanto le costó conseguir en la mesa principal de la UE o anunciando el regreso a tiempos mucho más complicados.

Un triunfo de Trzaskowski, de 53 años, podría dinamizar el gobierno liberal del primer ministro Donald Tusk. Además, podría permitir al gobierno la aprobación de las uniones civiles entre personas del mismo sexo y una flexibilización de la prohibición casi total del aborto que rige en Polonia.
Nawrocki, un político de 42 años, admirador del presidente estadounidense Donald Trump, ha expresado su rechazo a la adhesión de Ucrania a la OTAN y denuncia las ayudas acordadas a los refugiados ucranianos en Polonia.
Muchos seguidores de Nawrocki quieren mayores controles a la inmigración y defienden los valores conservadores y una mayor soberanía frente a la UE. “No deberíamos ceder a la presión europea”, comentó a la agencia AFP Agnieszka Prokopiuk, un ama de casa de 40 años, antes de la votación.
Pero muchos simpatizantes de Trzaskowski apoyan una mayor integración a Europa y la aceleración de las reformas sociales.
Según los analistas, una eventual victoria de Nawrocki podría conducir a nuevas elecciones legislativas en este miembro de la UE y la OTAN, cuyo crecimiento económico figura entre los mejores de Europa.
Anna Materska-Sosnowska, analista política, calificó –en conversación con la agencia AFP– esta elección como un “choque de civilizaciones”, en referencia a las grandes diferencias en temas como el aborto o los derechos de las comunidades LGTB.
Si bien en teoría los presidentes polacos tienen una influencia limitada sobre la política exterior, una victoria de Nawrocki, respaldado por el PiS, inevitablemente –y, a la larga, significativamente– limitaría las ambiciones europeas de Polonia, dicen los analistas.
“No nos referimos tanto a consecuencias políticas directas”, dijo a The Guardian Piotr Buras, del grupo de expertos del Consejo Europeo de Relaciones Exteriores. “Pero si Trzaskowski, el candidato de Tusk, pierde, el mensaje es que los polacos lo rechazan a él y a su gobierno”.
En este contexto, a Tusk le costaría mucho desempeñar el importante papel que ha empezado a desempeñar en la UE, declaró Buras. “Su gobierno se debilitará y su margen de maniobra se reducirá. Se trata de la capacidad de Polonia para desempeñar un papel importante en el escenario de la UE”, añadió.

La victoria electoral de Tusk hace dos años marcó el inicio del retorno de Polonia al redil europeo después de dos mandatos conflictivos de gobierno nacional-conservador populista durante los cuales Varsovia se enfrentó repetidamente con Bruselas por cuestiones relacionadas con el Estado de derecho.
El PiS también provocó regularmente peleas innecesarias con Alemania, y en muchos debates de la UE se puso del lado del gobierno iliberal húngaro del primer ministro Viktor Orbán, el principal disruptor del bloque, alejando aún más a Polonia de la corriente principal europea.
El regreso de Tusk, elegido con la promesa de deshacer la mayoría de las reformas de la era del PiS, condujo a un cambio radical en las relaciones, y la UE desbloqueó rápidamente más de 100.000 millones de euros de fondos que había congelado en represalia por el retroceso de Polonia en las normas democráticas.
Impulsada por una economía próspera, una creciente prosperidad y su importancia estratégica en la resistencia a la guerra de Rusia contra Ucrania, Varsovia se ha transformado en dos cortos años en una de las capitales más influyentes de la UE, la mejor amiga de Berlín y París.
Pero su retorno pleno a la UE solo podrá concretarse si Tusk puede llevar adelante aquellas reformas clave –en particular, revertir la politización del sistema judicial por parte del PiS– que hasta ahora han sido bloqueadas por el presidente saliente alineado con el PiS, Andrzej Duda.
Nawrocki respaldaría el enfoque del gobierno del PiS de “construir alianzas alternativas en la UE”, por ejemplo con Hungría y Eslovaquia, “como la forma más efectiva de promover los intereses de Polonia”, dijo a The Guardian Aleks Szczerbiak, de la Universidad de Sussex.
Szczerbiak añadió que Nawrocki seguramente también priorizará el mantenimiento de vínculos estrechos con Estados Unidos, que según él es el único garante creíble de la seguridad de Polonia, y “se opondrá al desarrollo de una capacidad de defensa europea fuera de las estructuras de la OTAN”.
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