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Trump y sus seis meses en la Casa Blanca: El turbulento retorno del republicano a Washington en ojos de expertos de EE.UU.

Cumpliendo con sus promesas de campaña, el presidente ha iniciado guerras arancelarias, tomado medidas enérgicas contra la inmigración y recortado drásticamente el gasto federal. “Los primeros seis meses serán conocidos por su disrupción y caos”, señalan los analistas.

El presidente Donald Trump llega a la celebración del Saludo a América, el 3 de julio de 2025, en el recinto ferial estatal de Iowa, en Des Moines, Iowa. Foto: Casa Blanca/Daniel Torok Daniel Torok

“A la gente le puede resultar difícil de creer, pero no vimos al ‘verdadero Trump’ en su primer mandato (…). Bueno, vamos a ver a un Trump sin frenos esta vez”. El 19 de enero pasado, un día antes de que Donald Trump asumiera la presidencia de Estados Unidos por segunda vez, el periodista y editor en jefe de la revista Americas Quarterly, Brian Winter, resumía así a La Tercera lo que esperaba del mandatario en su retorno a la Casa Blanca.

A seis meses del inicio del segundo mandato, el vaticinio de Winter no parece haber sido exagerado. La revista The Atlantic sintetiza así el turbulento arranque del líder republicano. “A menos de seis meses de su nuevo mandato, el Presidente Donald Trump ha cumplido muchas de sus promesas de campaña. Ha recortado impuestos, iniciado guerras comerciales, frustrado a antiguos aliados internacionales, tomado medidas enérgicas contra los cruces fronterizos y recortado drásticamente el gobierno federal. Aplastó a la oposición, incluyendo a miembros de su propio partido, para impulsar en el Congreso una legislación costosa y de gran alcance, que abarca casi toda su agenda nacional”, destacó la publicación, haciendo alusión al “gran y hermoso” proyecto de ley presupuestario de Trump.

Los balances hechos en julio de 2017, cuando Trump cumplía sus primeros seis meses en el poder tras su desembarco en la Casa Blanca, dejan evidencia del cambio de tono con su actual mandato. “Ha sido un debut irregular para el ejecutivo corporativo y estrella de realities convertido en comandante en jefe, marcado sobre todo por enfrentamientos con rivales políticos y la prensa, una promesa incumplida de derogar y reemplazar Obamacare y la persistente filtración de nuevos detalles sobre la interferencia rusa en las elecciones de 2016”, analizaba por entonces CNN.

El presidente Donald Trump y la primera dama Melanie Trump observan el espectáculo de fuegos artificiales del Día de la Independencia sobre el National Mall desde el balcón de la Sala Azul, el 4 de julio de 2025. Foto: Casa Blanca/Daniel Torok Daniel Torok

“El presidente intentó ser agresivo en 2017, pero aún tenía que aprender a dominar sus propias facultades, tuvo dificultades para cubrir puestos clave en su administración, se enfrentó a una mayoría demócrata pequeña y hostil, y en pocas semanas se enfrentó a los preparativos para un juicio político. Quizás, sobre todo, había perdido el voto popular”, comenta a La Tercera John Zogby, analista político estadounidense y fundador de la encuestadora John Zogby Strategies.

John Pitney, profesor de Política Estadounidense en el Claremont McKenna College, ve algunos paralelos entre ambos inicios de mandato del republicano. “En ambas ocasiones, Trump tomó medidas contra la inmigración. En 2017, prohibió la inmigración procedente de países musulmanes. Ahora, las deportaciones han aumentado”, comenta a este medio. A su juicio, “la mayor diferencia radica en la planificación. Trump realmente no esperaba ganar las elecciones de 2016 y tenía pocos planes concretos sobre lo que haría en el cargo. Esta vez, tuvo años para reflexionar sobre cómo vengarse de sus enemigos. Sus partidarios elaboraron planes detallados de política pública”.

Pero más allá de ciertos paralelos, William Allen, decano emérito y profesor de la Universidad Estatal de Michigan, ve diferencias profundas entre ambas administraciones republicanas. “El inicio de la actual presidencia de Trump es uno de los más dramáticos y efectivos en la historia de Estados Unidos. Es comparable al de Franklin Roosevelt, y es mucho más global, ya que las iniciativas de Roosevelt se centraron inicialmente en la recuperación financiera”, comenta el académico a La Tercera.

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, desciende del helicóptero presidencial Marine One. Foto: Casa Blanca Harrison Koeppel

Un análisis con el que coincide Zogby. “Los primeros seis meses serán conocidos por su disrupción y caos. El presidente ha utilizado su victoria mayoritaria para cumplir promesas de campaña en materia de inmigración, presupuesto y gasto, y política económica. La amplitud y profundidad de su programa solo tiene dos paralelos en la historia moderna de Estados Unidos: el New Deal de Franklin Roosevelt (1933-36) y la Gran Sociedad de Lyndon Johnson (1964-67)”, afirma el encuestador.

Al respecto, recuerda que “Trump cuenta con la mayoría en el Congreso y la Corte Suprema, a diferencia de su primer mandato, y ha aprendido a usar las órdenes ejecutivas”. “La lista de acciones es larga: redadas del Servicio de Control de Inmigración y Aduanas (ICE), despliegue de tropas federales y federalizadas en Los Ángeles, recortes drásticos a programas federales, incluyendo algunos populares y necesarios, como Medicaid y la educación pública. Ha lanzado una ola de amenazas arancelarias, plazos extendidos, aumentos, retrocesos. En resumen, existe temor a sus políticas, porque miles de personas han sido despedidas y los precios están subiendo de nuevo. Pero, sobre todo, hay confusión. Confusión entre el público, entre algunos de sus partidarios y entre los líderes mundiales”, destaca.

El presidente Donald Trump asiste a la ceremonia de firma de la Ley HALT Fentanyl, el 16 de julio de 2025, en la Sala Este de la Casa Blanca. Foto: Casa Blanca/Molly Riley Molly Riley

Allen también enumera algunas de las iniciativas que el republicano ha priorizado en su segundo mandato. “El Presidente Trump está presionando para lograr un amplio reequilibrio financiero y económico internacional, la seguridad fronteriza en Estados Unidos, la expulsión de un gran número de migrantes no procesados, la reestructuración de las prácticas administrativas, el recorte del exceso de gasto público, la introducción de la disciplina en la educación superior y la investigación científica, y la reducción del fenómeno de la ‘oligarquía de los ingresos públicos’ que hizo metástasis a través de las ONG y las supuestas organizaciones benéficas privadas, cuyos ingresos principales fueron las asignaciones públicas”, detalla.

“Eso es mucho por hacer, y Trump ha intentado todo esto en los primeros seis meses. Al mismo tiempo, ha hecho importantes intentos de reclamar el respeto por el poder y la influencia de Estados Unidos a nivel internacional. Reanudando los esfuerzos de su primer gobierno, por fin ha llevado a la OTAN y a la Unión Europea a tomar en serio el llamado a estar a la altura de la plena responsabilidad compartida por su seguridad y prosperidad”, añade.

Pitney, por su parte, tiene claros los principales hitos que marcan el arranque del segundo mandato de Trump, tanto en política internacional como doméstica. “El principal hito en política exterior fue el bombardeo de Irán. El principal hito en política interior fue la aprobación de la ‘Gran y Hermosa Ley’”, dice a La Tercera. “Pero en ninguno de los dos casos sabemos cómo resultarán las cosas a largo plazo. Trump afirmó que habíamos ‘destruido’ las instalaciones nucleares de Irán. Aún no sabemos si eso es cierto. Asimismo, desconocemos todos los efectos de la ley de impuestos y gastos, excepto por una cosa: aumentará considerablemente la deuda federal de Estados Unidos”, advierte.

El presidente Donald Trump pronuncia un discurso sobre un acuerdo de colaboración con U.S. Steel y Nippon Steel en la planta de U.S. Steel Corporation-Irvin Works en West Mifflin, Pennsylvania, el 30 de mayo de 2025. Foto: Casa Blanca/Daniel Torok Daniel Torok

“Creo que este es claramente un Donald Trump mucho menos comedido y más puro. Es más popular y está rodeado de personas afines que durante su primer mandato. Incluso, sus acciones más controvertidas, como los aranceles, no han tenido consecuencias negativas significativas que lo obliguen a moderarse”, indica Brian Winter en declaraciones a La Tercera.

La visión de América Latina

Hasta hace poco, la política migratoria era un punto fuerte de Trump. Sin embargo, el índice de aprobación pública del presidente en esta materia cayó en las últimas semanas al 41%, su nivel más bajo desde su regreso a la Casa Blanca, debido a la desaprobación de los estadounidenses ante las tácticas de mano dura, según el último sondeo de Reuters/Ipsos. El mismo porcentaje de encuestados en el sondeo (41%) afirmó aprobar el desempeño general de Trump como presidente, lo que coincide con el dato del 21 al 23 de junio, que marcó el nivel más bajo de su segundo mandato hasta la fecha.

“Desde marzo, las encuestas suelen mostrar que la mayoría de los estadounidenses desaprueba el desempeño de Trump. Parte de este patrón se debe a la polarización”, señala Pitney. Y Zogby añade: “Obtiene peores calificaciones en economía, política exterior, Israel-Palestina e inflación. Su único punto positivo, la inmigración, ahora está patas arriba”.

El presidente Donald Trump se reúne con el presidente argentino Javier Milei en el Gaylord National Resort & Convention Center en Oxon Hill, Maryland, el 22 de febrero de 2025. Foto: Casa Blanca

“La política antimigratoria fue central en la campaña presidencial de Trump y está cumpliendo con su promesa de forma rápida y brutal. El Congreso, dominado por el Partido Republicano, acaba de aprobar un monto récord para el ICE, algo con grandes implicancias hacia el futuro, no solo para la política migratoria, sino para el ‘law enforcement’ en EE.UU. en general”, comenta a La Tercera Cynthia Arnson, profesora adjunta en la Escuela de Relaciones Internacionales de la Universidad Johns Hopkins. “Lo notable es que la opinión pública está cambiando frente a las tácticas agresivas de la administración. Por ejemplo, los casos de deportación de gente con décadas en EE.UU., con niños ciudadanos y raíces en sus comunidades, que no tiene un registro criminal”, destaca.

Las deportaciones masivas de Trump han desatado conflictos diplomáticos en América Latina. Pero la compleja relación del mandatario con la región en su segunda administración ha ido más allá de la migración. “El Presidente Trump ha tenido varias confrontaciones con gobiernos latinoamericanos hasta la fecha y, según su evaluación, las ha ganado todas. Logró una mayor cooperación en seguridad fronteriza con México, el gobierno panameño accedió a retirar los intereses chinos de las inmediaciones del canal, y Colombia cedió rápidamente en enero tras rechazar brevemente las deportaciones. Esto representa riesgos para otras naciones latinoamericanas, ya que Trump parece haber ‘aprendido’ que puede ganar estas batallas con un costo mínimo o nulo para los intereses estadounidenses, debido a su asimetría”, señala Winter.

Vuelos de deportación del Servicio de Control de Inmigración y Aduanas (ICE) mediante un puente aéreo militar en Fort Bliss, Texas, el 7 de febrero de 2025. Foto: Archivo SGT. GRIFFIN PAYNE

Y añade: “Así que ahora vemos al Presidente Trump confrontando a Brasil de una manera mucho más amplia y agresiva de lo que esperaba, apuntando no a jueces individuales, sino a todo el país con amenazas arancelarias. Lo hace, en parte, porque cree que Brasil es un objetivo de bajo costo, sin un gran impacto negativo en la economía estadounidense. Es posible que mire a otros países de la región y del mundo de la misma manera”.

En ese sentido, Arnson repara en el trato que Trump ha exhibido con líderes regionales, como el brasileño Luiz Inácio Lula da Silva o la mexicana Claudia Sheinbaum. “Lo que no deja de sorprender es la hostilidad hacia aliados democráticos, no solo en América Latina, sino en otras partes del mundo. La administración Trump obviamente cree que puede obtener mayores beneficios a través de las amenazas y medidas de castigo, como los aranceles, que a través de la diplomacia”, señala.

“Dicho esto, detrás de las amenazas hay equipos de negociación intentando buscar soluciones. Lo curioso, en el caso de Brasil, es que EE.UU. tiene un superávit comercial, y la imposición de aranceles invita a medidas reciprocas. Lo cierto es que, a nivel interno, las amenazas de Trump han beneficiado a Lula y Sheinbaum, dado el rechazo e indignación que estas provocan en la ciudadanía. Pero el potencial daño económico esta allí, tanto para México y Brasil como para los consumidores en EE.UU.”, añade.

Y tras sus primeros seis meses en la Casa Blanca, ¿qué se puede esperar de Trump? Winter se atreve con un vaticinio: “Creo que continuará con su agenda: la recuperación de una clase media estadounidense que ha sufrido el estancamiento de los salarios y el nivel de vida durante más de 40 años. También seguirá siguiendo sus instintos, que a menudo entran en conflicto con alianzas de larga data, incluso en Latinoamérica. No creo que Chile esté actualmente en su radar, aunque hay algunos temas, como el cobre, los minerales raros y el conflicto entre Israel y Gaza, que podrían dificultar la relación bilateral. Consideremos cómo la cumbre de los Brics puso a Brasil en el centro de la atención del Presidente Trump recientemente, lo que desencadenó una serie de acontecimientos. Nunca se sabe qué le llamará la atención”.

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