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“Unidad ahora o derrota mañana”: La apuesta de Arce para conformar un bloque único de izquierda antes de las elecciones en Bolivia

El mandatario busca crear una coalición para enfrentar a los partidos de “derecha”, justo cuando hay dos aspirantes de la oposición que están bien posicionados en las encuestas de cara a los comicios presidenciales del próximo 17 de agosto. Evo Morales cuestionó el llamado de Arce.

El presidente boliviano, Luis Arce, presenta a sus partidarios su informe sobre cuatro años de gestión frente al palacio de gobierno en La Paz, el 8 de noviembre de 2024. Foto: Archivo Claudia Morales

En un clima electoral marcado por la fragmentación y la crisis, el presidente de Bolivia, Luis Arce, convocó a todos los partidos de izquierda a una reunión para conformar un bloque único con el objetivo de hacer frente a los partidos de “derecha”, de cara a las elecciones generales del 17 de agosto, cuando cerca de 7,9 millones de bolivianos renovarán presidente, vicepresidente y a sus representantes en el Parlamento.

Lo hizo el jueves pasado, cuando afirmó en un mensaje desde la Casa de Gobierno, en La Paz: “Queremos plantear a todos los partidos de izquierda que nos reunamos, que nos unamos (...) para evaluar juntos la situación política coyuntural y poder, a partir de esta iniciativa, conformar un bloque de izquierda”.

El mandatario boliviano no dio detalles sobre dónde ni cuándo se llevará a cabo ese encuentro, cuando falta menos de un mes para la elección.

El Presidente también manifestó que su primer llamado a la unidad fue el 18 de enero, pero que su intento “sufrió sabotajes internos y externos” que impidió su consolidación. Entonces, Arce se perfilaba como postulante del oficialista Movimiento Al Socialismo (MAS), una candidatura a la que declinó tras su bajo desempeño en las primeras encuestas. Luego fue inscrito como candidato a primer senador por La Paz, pero también renunció a esa postulación.

El presidente de Bolivia, Luis Arce Catacora (C), habla junto al ministro de Defensa, Edmundo Novillo (I), y el ministro de Gobierno, Roberto Ríos, durante una conferencia de prensa el 11 de junio de 2025, en la Casa Grande del Pueblo en La Paz. Foto: Arhivo HANDOUT

En estas elecciones, las propuestas de los candidatos giran principalmente en torno a cuestiones económicas y van desde pedir préstamos a organizaciones internacionales hasta cerrar empresas estatales o privatizar la importación de combustible, uno de los factores que ahonda la crisis, según indica el medio Infobae.

En junio pasado, el Tribunal Supremo Electoral de Bolivia (TSE) informó que son nueve los candidatos presidenciales que están habilitados para las elecciones generales. El presidente del TSE, Óscar Hassenteufel, afirmó que en total hay 1.180 candidaturas habilitadas para los comicios para elegir presidente y vicepresidente, así como asientos del Senado y de la Cámara de Diputados, según informó la cadena CNN.

El TSE habilitó cinco alianzas políticas, cinco organizaciones políticas y dos organizaciones indígenas. De ellos, los partidos de izquierda habilitados son el oficialista Movimiento al Socialismo (MAS), que impulsa la candidatura del exministro de Gobierno (Interior) Eduardo del Castillo; Alianza Popular, que promueve al presidente del Senado, Andrónico Rodríguez; y el Movimiento de Renovación Nacional (Morena), de la alcaldesa de El Alto, Eva Copa.

Arce dijo que su propuesta busca que el “gobierno nacional” se convierta en “una especie de catalizador” de las fuerzas políticas de izquierda “para poder conformar ese bloque”.

El exministro del Interior de Bolivia, Eduardo del Castillo, el 20 de diciembre de 2024. Foto: Mario Téllez / La Tercera MARIO TELLEZ

Llamado de Arce y respuesta de Evo

El planteamiento del jefe de Estado se da cuando falta menos un mes para las elecciones y luego de que todas las encuestas de intención de voto situaran a dos políticos de oposición en los primeros lugares de preferencia electoral.

En ese contexto, Arce indicó que su intento de unificar el bloque popular de izquierda surge como una opción después de observar las encuestas que evidencian un “crecimiento paulatino” de las personas que “no están optando por las candidaturas de derecha”.

Este domingo, Arce insistió con su intento de reunificar al bloque progresista para evitar un duro revés electoral el próximo 17 de agosto. A través de una carta difundida en redes sociales, lanzó una contundente advertencia a la izquierda de Bolivia de cara a las elecciones: “Antes que sea tarde: la unidad ahora o la derrota mañana”.

“Con unos habrá más afinidad táctica, con otros, mayor compatibilidad estratégica, pero si unos y otros no nos unimos, no hay victoria táctica ni mucho menos estratégica”, señaló, reafirmando la necesidad de superar barreras personales y políticas.

En el caso de Andrónico Rodríguez, presidente del Senado y figura central de la corriente renovadora del MAS, la aceptación a una eventual unidad vino matizada por condiciones claras. Su portavoz, Carlos Solá, estableció que la convergencia solo sería viable si se reconocía la candidatura presidencial de Rodríguez como eje articulador.

Eva Copa, alcaldesa de El Alto y cara visible del Movimiento de Renovación Nacional (Morena), optó por la cautela. Su entorno advirtió que cualquier acercamiento debía ser evaluado previamente por el Comité Político de su organización, subrayando la exigencia de resultados concretos antes que simples gestos de unidad, destacó Infobae.

Como era de esperarse, el rechazo frontal vino desde el “evismo”. Evo Morales, expresidente y líder tradicional del MAS, desestimó la convocatoria y lanzó duras críticas contra el dirigente del MAS arcista Grover García, a quien calificó abiertamente de “trucho” y “delincuente”.

Morales denunció que la iniciativa era, en realidad, un llamado desesperado de sus adversarios internos, restando legitimidad al actual liderazgo del partido. Además, aprovechó para cuestionar la independencia y capacidad de Andrónico Rodríguez, acusando a antiguos colaboradores y analistas afines de haber “destrozado” el vínculo entre ambos.

En un mensaje en la red X, Morales señaló que el gobierno de Arce no tiene “derecho” a llamar a la unidad y enumeró una serie de razones por las que considera que la propuesta del jefe de Estado se da en el marco de lo que considera fue una “traición”.

“Los que robaron al Estado no tienen moral para hablar de unidad. Los que tienen presos a un centenar de campesinos tienen las manos manchadas de sangre indígena y no pueden convocar a la unidad. Los que robaron nuestra sigla no son nuestros compañeros y no puede haber unidad con ellos”, argumentó.

Según las últimas encuestas, la preferencia electoral la lidera el empresario Samuel Doria Medina, de Unidad, seguido por un margen estrecho del exmandatario Jorge “Tuto” Quiroga (2001-2002), cada uno con porcentajes alrededor del 20%. Andrónico Rodríguez, el aspirante de izquierda con mayor proyección, está en el tercer lugar con un porcentaje que varía entre el 8% y el 14%.

En tanto, el candidato del oficialismo y exministro de Gobierno, Eduardo Del Castillo, se ubica entre los últimos tres lugares -de nueve- y con menos del 2% de preferencia, al igual que Eva Copa, también política de izquierda.

Sin embargo, la elección se perfila aún abierta porque el voto residual -compuesto por blancos, nulos e indecisos- bordea el 30% en los sondeos de opinión.

Samuel Doria Medina, exministro y candidato presidencial de Bolivia. Foto: Facebook

Al respecto, Arce señaló que en los días recientes notó que existe una “madurez política” de distintos líderes de izquierda que hicieron llamados a la unidad del bloque popular, lo que hace pensar que dicho propósito “es posible” para, en las elecciones, “poder dar una opción verdadera de gobierno al pueblo boliviano”.

El presidente boliviano no especificó si dicha convocatoria incluye al exmandatario Evo Morales (2006-2019), quien lidera el bloque Evo Pueblo, el cual no está reconocido como partido político al no haber iniciado los trámites de su personería jurídica.

Renuncia a la candidatura

En mayo pasado, el mandatario Arce declinó la candidatura que había oficializado solo pocas semanas atrás. “Honrando la memoria de héroes y mártires, hoy doy a conocer al pueblo mi decisión de declinar mi candidatura a las elecciones. No seré un factor de división del voto popular ni facilitaré un proyecto de derecha fascistoide, que quiere destruir el modelo que hemos construido”, señaló en la parte central de su mensaje televisado.

En ese entonces, Arce justificó su decisión por razones ideológicas, sin aludir al hecho de que su poco atractivo electoral (el economista enfrentó protestas en medio de una severa crisis económica por la escasez de dólares y combustibles) le había impedido realizar una reunión del Movimiento al Socialismo (MAS), donde debían aprobarse los nombres de su vicepresidente y de los postulantes a los cargos parlamentarios.

Según destacó en esa ocasión el diario español El País, las organizaciones sociales que constituyen el núcleo del MAS no deseaban competir con Arce a la cabeza.

El presidente de Bolivia, Luis Arce, pronuncia un discurso al dar actualizaciones sobre las reservas de litio del país, en el Salar de Coipasa, en Oruro, el 20 de julio de 2023. Foto: Archivo CLAUDIA MORALES

Al mismo tiempo, el mandatario planteó desde ya “la más amplia unidad de la izquierda” para buscar un solo candidato que compita con la derecha, apelando directamente al expresidente Morales, con quien mantiene un abierto enfrentamiento que ha dividido al partido de gobierno, con acusaciones mutuas de golpismo.

“Desde aquí lanzo un desafío al expresidente Evo Morales de no insistir en ser candidato a la presidencia: constitucionalmente no puede y la división solo favorece a la derecha”, advirtió en esa ocasión.

Estas elecciones generales de agosto podrían ser las primeras en las que el oficialismo se presente dividido, con los bloques del MAS, el senador Rodríguez y la alcaldesa Copa, de pasado oficialista, además del sector de Morales. De hecho, para varios analistas, estos comicios pueden marcar el fin de un ciclo político y de un modelo económico en un país que fue gobernado por casi 20 años por el mismo partido y que enfrenta una profunda crisis económica.

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