Por Juan Pablo AndrewsAsí se gestó el golpe a la mafia china que dominaba el comercio ilegal en Meiggs
Un grupo de delincuentes de origen asiático solían atacar a víctimas de la misma nacionalidad con lo que se aseguraban que no denunciaran los actos criminales. El secuestro a un comerciante chileno abrió su giro delictual y permitió a los policías ir atando cabos.

En el cronograma policial, a mitad de año hubo una pista que permitió ir encuadrando una investigación contra ciudadanos chinos que realizaban una serie de delitos violentos, principalmente en barrio Meiggs.
Se trató de un sujeto, identificado como Haifeng Tang, quien comenzó a disparar al aire con motivos desconocidos con una subametralladora en cercanía de un edificio residencial de esa zona.
Con ese antecedente los investigadores pudieron conocer que los sujetos chinos que estaban siendo seguidos desde hacía tres años contaban con un arsenal de fuego que no era menor. Por esos días de julio, Tang, un sujeto que cumplía un rol de liderazgo en una suerte de mafia china, fue detenido junto a otras 10 personas de la misma nacionalidad. Esa vez se les encontraron armas y drogas.
Cinco meses más tarde, la Policía de Investigaciones (PDI) asestó un duro golpe contra la mafia china que tiene su centro de operaciones en Meiggs. El batatazo más fuerte contra esta agrupación oriental, dicen quienes han seguido su pista. El miércoles, los efectivos policiales detuvieron a 30 personas, 27 chinos, dos chilenos y una boliviana. Entre esos dos chilenos, hubo un carabinero identificado como Gonzalo Hernández Salinas.
Según explicó el fiscal Alfredo Cerri, el carabinero, que pertenecía a la 2° Comisaría de Santiago y que fue dado de baja por la institución, cumplía con un rol fundamental para el libre ejercicio de los delincuentes orientales. Entregaba “información de procedimientos que se iban a ejecutar en locales comerciales”. Por ello, recibía una compensación económica por parte de los chinos.
De acuerdo a conocedores de la investigación, el carabinero detenido también habría tenido algún vínculo con los 13 uniformados detenidos de la misma Comisaría a mitad de año por el delito de cohecho: esos sujetos ofrecían seguridad a comerciantes del popular barrio capitalino.

Cómo operaba la mafia
A los chinos, que serán formalizados este viernes al mediodía, se les imputan varios giros delictuales: tráfico de drogas, secuestros, homicidio frustrado, comercio sexual, contrabando, delitos tributarios, falsificaciones, entre otros.
En total, son 17 hechos violentos los que pesan sobre estos sujetos que, acorde al Ministerio Público, eran liderados por Huan Tao, un chino que en Chile adoptó informalmente el nombre de Víctor. Tal como en otras bandas, la estructura contaba con distintos roles y funciones. Eso sí, no había un solo líder, sino que al menos tres. Otro de ellos, fue detenido en Copiapó.
Entre esos secuestros, los sujetos raptaron al menos a dos personas: un chino y un comerciante chileno. De hecho, según fuentes policiales, ese secuestro al chileno fue la primera vez que los sujetos comenzaban a involucrar a víctimas que no fueran otros chinos, lo que encendió las alarmas de los investigadores.
De hecho, para los investigadores, que los chinos atacaran solo a otros chinos servía para mantener su “bajo perfil delictual”, ya que las víctimas no efectuaban denuncias y así los secuestros extorsivos no tenían mayor repercusión mediática. “La comunidad china es más bien encapsulada. El perfil de las víctimas estaba ahí. Muchos secuestros quedaban como cifra negra, porque no se denuncian”, explicó Cerri.

En medio de los operativos fueron decomisados $600 millones. Según indicaron los policías, los detenidos utilizaban el “Hawala”, un sistema informal de transferencia de dinero fuera de la banca tradicional, para traspasarse dinero. Se investiga si parte de esos fondos salió de Chile con destino a China. Pese al monto incautado, la cifra de platas ilícitas sería superior.
Para el director nacional de la PDI, Eduardo Cerna, esta agrupación se trata de una “inmensa, peligrosa y complicada estructura criminal de origen chino”.

Por su lado, el ministro de Seguridad, Luis Cordero, además de destacar el trabajo de la Fiscalía y la PDI, abordó la situación en barrio Meiggs, donde además de la mafia china, últimamente se han registrado varios ilícitos. “¿El éxito de esta investigación penal, de haber abordado la complejidad de una organización criminal como esta, es suficiente para recuperar el barrio Meiggs? La respuesta es no. Lo que el país tiene como desafío es la identificación de que ciertos tipos de barrios requieren de intervenciones múltiples”, dijo Cordero.
En el marco de una serie de hilos que ha seguido la policía surgió otro antecedente ocurrido hace algunas semanas. A mediados de noviembre un ciudadano chino fue encontrado muerto tras caer de un edificio, en lo que inicialmente se investigó como un suicidio, pero que abrió dudas respecto a su motivación. Para el fiscal, de momento, ese hecho no está conectado con algún tipo de intervención de la mafia china.
Eso sí, comentan fuentes policiales, habría una tercera parte de la investigación con nuevos blancos de interés que estarían por sobre los detenidos de esta semana.
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