
Continuidad insostenible: los detalles tras la salida del director de Gendarmería por faltas a la probidad
Haber autorizado el traslado de su hermano gendarme fue la decisión que gatilló la salida definitiva de Sebastián Urra del cargo. Eso sí, en medio de la determinación afloraron episodios anteriores que también habían puesto en entredicho su manejo de la institución.

La jornada del miércoles 9 de julio Sebastián Urra Palma se tomó su última fotografía oficial como director nacional de Gendarmería.
Lo hizo en el marco de la inauguración del encuentro anual de la Red de Academias Penitenciarias (RAP) -integrada por 20 países de América Latina y Europa-, y sabiendo que horas más tarde tendría que abandonar el cargo que ocupó por poco más de tres años y dos meses.
Y es que en medio de los cuestionamientos que enfrentaba por haber visado el traslado de su hermano gendarme, el sargento primero Marcos Urra Palma, a primera hora fue citado a una reunión de urgencia en el Ministerio de Justicia.
Así, antes de encabezar el citado encuentro penitenciario, Urra debió comparecer ante sus superiores, el ministro Jaime Gajardo y el subsecretario Ernesto Muñoz, instancia donde reconoció su error, puso su cargo a disposición y se acordó que al final de la jornada se comunicaría su renuncia.
Esto, porque a pesar de que en jornadas anteriores ya se había abordado el asunto, se determinó que lo mejor era que diera un paso al costado, porque Gendarmería, dicen fuentes consultadas por este medio, no podía estar a cargo de una persona cuyo compromiso con la probidad estuviese en tela de juicio.
Las primer alarmas en el ministerio se encendieron el jueves 3 de junio. Luego de las consultas de este medio a la repartición, el subsecretario Muñoz convocó a Urra, pero como no había denuncia formal al respecto, se acordó que se recabarían los antecedentes.
Conocida la noticia, eso sí, y una vez que los cuestionamientos públicos estallaron, el entonces director nacional fue nuevamente requerido. De hecho, tuvo que retrasar su asistencia a la ceremonia con que conmemoraron el Día del Suboficial Mayor, para atender el llamado que le hicieron tanto el ministro como el subsecretario.
En ese momento se le dieron 12 horas de plazo para informar sobre lo ocurrido, y aunque respondió durante la misma jornada, dando cuenta de que se había iniciado un sumario, el asunto siguió escalando.
Durante la jornada del lunes se definió que el sumario correspondiente estaría a cargo de la defensora nacional Verónica Encina y que ahí se zanjaría si hubo o no irregularidades. A esas alturas trascendía que habría existido un error con la firma electrónica del decreto que formalizaba el traslado.
Pese a ello, y estimando que el ruido interno en la institución penitenciaria no daba tregua, se decidió que la permanencia del director en el cargo era insostenible. Por lo mismo es que se le convocó a la reunión de ayer miércoles, y luego se definió quién tomaría su puesto.
En medio de las ponderaciones realizadas, en todo caso, también se recordaron otros episodios donde Urra fue reprochado por su manejo. Y es que también, aseguraron fuentes conocedoras de su trabajo, se entendió esta última polémica como la gota que rebalsó el vaso.
Se trajeron a colación, por ejemplo, las críticas esbozadas contra Urra por el manejo de casos de corrupción, el trabajo con los inhibidores de señal telefónica, las gestiones realizadas a propósito del “motín” de reos en la Cárcel de Máxima Seguridad, las fugas de internos y también situaciones de amenazas vividas, entre otros, por Manuel Monsalve.
La voz del ministerio
Luego de reunirse por alrededor de 20 minutos con el director subrogante de la institución penitenciaria, el coronel Rubén Pérez Riquelme, el ministro Gajardo abordó la renuncia y afirmó que esta se aceptó con miras a no perjudicar la gestión institucional.
“Él efectivamente habría estado o habría participado en los actos administrativos sobre los cuales se determinó el traslado de su hermano. Y como esto tiene una prohibición expresa en la Ley Orgánica General Base de la Administración del Estado y también en el Estatuto Administrativo, el coronel consideró necesario poner su cargo a disposición para que la institución pudiera seguir desempeñando sus funciones de forma normal, sin mayores inconvenientes”, sostuvo.
Confirmó, de todas maneras, que el sumario dispuesto seguirá su curso y que como este se inició antes de que el coronel renunciará, igualmente podría haber sanciones.
Por su parte, el director subrogante reconoció la labor de su antecesor y afirmó que seguirá adelante con las políticas que se han venido implementando. “La consigna y la convocatoria para nuestros funcionarios y funcionarias a lo largo del territorio nacional son dedicarnos a trabajar como siempre, con abnegación, disciplina, responsabilidad, porque eso finalmente es lo que nos valida frente al país”, mencionó.
Descartó, eso sí, evaluar las actuaciones del exdirector “toda vez que hay un proceso administrativo en desarrollo y le asisten las garantía del debido proceso. Él tendrá que defenderse y, por lo tanto, sería una imprudencia de mi parte referirme”.
Respecto al traslado de Marcos Urra, se informó que este ya se materializó, aunque podría dejarse sin efecto en el marco del sumario o revisado por el director subrogante.

Decisión correcta
Consultado respecto a la renuncia de Sebastián Urra, Tulio Arce, quien comandó Gendarmería entre 2015 y 2016, comentó a este medio que se trata de una determinación correcta.
“Dentro de la administración pública, la probidad administrativa es uno de los ejes fundamentales. Por lo tanto, cuando esto se transgrede, se debe sancionar a los funcionarios. En el caso de los cargos superiores, corresponde que se presente la renuncia”, dijo.
En el mismo sentido, agregó: “Él trabajó muy solo, muy encerrado. Tuvo un grupo muy pequeño que lo asesoró, tanto que a mí como exdirector nunca me quiso recibir ni siquiera un llamado o alguna sugerencia sobre la institución, a pesar de que nosotros veíamos que había ciertas inconsciencias. Fue débil en su administración”.
Por su parte, el diputado Juan Manuel Fuenzalida (UDI), quien presentó un requerimiento en Contraloría para que se indagase la situación, manifestó que lo que había hecho Urra era “inaceptable”, por lo que insistió en que correspondía su salida.
Eso sí, calificó la determinación como tardía y reprochó al Ejecutivo por su “inmovilismo” para presionar su salida. “No podemos aceptar que un director de Gendarmería no dé el ejemplo con sus determinaciones. Tarde, pero por lo menos ha llegado esta decisión y espero que el gobierno nombre a una persona idónea”, complementó.
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