
El semestre al rojo del rector del INBA
Cuando llegó al liceo emblemático, el objetivo de Gonzalo Saavedra era disminuir los hechos de violencia y darle normalidad al internado. Nada de eso, dicen sus críticos, se ha cumplido: lo responsabilizan de las alzas en hechos violentos y de liderar un colegio donde se fuma marihuana en el patio. Cercanos al director lo defienden: dicen que sus principales colaboradores no lo ayudan.
Gonzalo Saavedra regresó al INBA el 13 de abril de 2025. Lejos de las circunstancias de su primera salida como rector del internado en 2022, esta vez volvió ratificado por Mario Desbordes: el alcalde RN electo casi cinco meses atrás en Santiago. Saavedra se plantó delante de cerca de 80 profesores en la sala de docentes del primer piso para presentarse. Allí, dicen quienes presenciaron el acto, muchos profesores ya lo conocían y corrieron a abrazarlo. Otros sólo sabían de él por noticias o rumores.
También sabían otra cosa: era un director que fue designado como interino, a diferencia de lo usual tanto en el INBA como en la comuna, que es llegar a esos cargos a través de una postulación por Alta Dirección Pública.
En esa charla, luego de responder algunas preguntas, uno de los docentes le preguntó cuál era el plan que traía para el INBA.
-Yo no traigo ningún plan -dijo Saavedra-. Ustedes tienen que hacer lo que saben hacer.
La frase caló hondo en el profesorado y sigue resonando como un mantra del estilo de Saavedra.
El rector, con un pasado como profesor de Educación Física, veía una nueva oportunidad en el liceo emblemático donde estudió, pero, también, desde donde salió hacia fines de 2022, luego de un período de 11 meses como cabeza del establecimiento, que terminó con una abrupta salida. Bajo la administración de Irací Hassler, Saavedra fue golpeado por encapuchados, enfrentó quema de micros y una guerrilla entre los overoles blancos que salían de los baños de su liceo para enfrentar al batallón de Ingenieros del Ejército, cuyo muro colinda con el del INBA.
Luego de salir del internado en 2022 al no ganar el concurso público, trabajó como director en un colegio pequeño llamado Escuela Villa Independencia, de educación básica, en Puente Alto. Allí, Saavedra repetía constantemente una frase con molestia: ‘Acá yo soy el papá pitufo. Me preguntan todo lo que tienen que hacer’. Eso, dicen integrantes del círculo de Saavedra, es considerado por Saavedra como una cultura negativa del trabajo, que convierte toda la gestión en algo muy largo y engorroso.
Pero Saavedra, ya de vuelta en el INBA, también debía presentarse ante el cuerpo directivo. Para eso, lo acompañó Humberto Garrido, el director de Educación Municipal. Entre esas nueve personas había inspectores generales y directivos del internado, que hoy tiene cerca de 70 alumnos que pernoctan allí.
Las caras de los directivos no eran las mejores, dicen esas fuentes.
Por eso, la respuesta de Garrido fue tajante: si a alguien no le gustaba la idea de que Saavedra fuera el rector, podía conversar en la DEM personalmente y solicitar un traslado.
Este aterrizaje, con una fuerte voz de mando -dicen profesores en reserva- fue chocando con una comunidad que aún estaba convulsa por la tragedia de octubre del 2024, donde 35 alumnos terminaron quemados.
A los pocos días que Saavedra llegó, hubo una toma del INBA, “sin petitorio”, según consta en un registro de la DEM. Luego, el 2 de mayo, empezaron las salidas de encapuchados. Todas las fuentes consultadas para este reportaje coinciden en que son un puñado de alumnos los que salen cada vez. El problema es que fueron subiendo en intensidad. Incluso, terminaron con una quema de micro el pasado 13 de junio.
Según cifras de la Dirección de Educación Municipal entregadas a La Tercera durante 2024, período en que estaba a cargo la exrectora María Alejandra Benavides, quien llegó a ese cargo a través de concurso por Alta Dirección Pública, se registraron “33 incidentes”. En tanto, en lo que va de este 2025, incluyendo el período de Saavedra, se registran “16 incidentes” hasta el día 10 de julio.

Esto contrasta con el último período de Benavides. Según cifras que aportó en noviembre pasado el entonces DEM, Rodrigo Roco, para un reportaje de este diario, el año 2024, hasta la explosión del 23 de octubre solo se registraron tres “incidentes menores”.
Hay lecturas distintas sobre eso.
El día 17 de julio se celebró un consejo escolar en el INBA, a propósito de la quema de la micro: un hecho que no se veía hace al menos dos años en el liceo. Allí, participaron distintas instituciones y autoridades de educación. Entre ellas, la seremi de Educación, Raquel Solar. Respecto a lo que ella escuchó en esa reunión, envió un oficio a la DEM de Santiago.
En él, expuso que le preocupaban los hechos de violencia en el INBA: “De manera específica -escribió- se informó que durante los últimos meses se han registrado 27 situaciones de violencia al interior del establecimiento, las cuales no fueron reportadas ni al Departamento Provincial de Educación Santiago Centro ni a la Superintendencia de Educación”.
Solar sigue con esta idea.
“Esta omisión reviste especial gravedad, ya que impide activar los mecanismos de apoyo interinstitucional y dificulta el ejercicio de las funciones de supervisión y acompañamiento que corresponden a los órganos competentes”.
Saavedra desconoce ese número.
-Esas cifras no responden a la realidad -dice el rector-. No ha habido 27 situaciones de violencia al interior del establecimiento este año. En esa cifra se contabilizan “paros de lápices”, asambleas que se han generado en recreos y oportunidades en que los alumnos sacan las sillas de las salas de clases. Lo que hemos reportado son 14 hechos en el primer semestre. Cifra que sigue siendo muy alta.
Descoordinaciones
El estilo de Saavedra en su primer período al mando del INBA también había sido criticado.
La directora saliente, Alejandra Benavides, no quiso participar de este reportaje. Sí lo hizo Rodrigo Roco, ex DEM de Santiago bajo Irací Hassler y superior de Benavides.
El doctor en Educación recuerda que luego de que Saavedra salió y llegó María Alejandra Benavides, la mayoría de los indicadores educativos retomaron una tendencia positiva, lo que se vio empañado por la tragedia de 2024.
-Los hechos verificables son: que la cantidad de eventos de violencia venía significativamente a la baja entre 2022 y 2024 y que el calendario escolar se estaba cumpliendo -dice Roco por escrito-. Los estudiantes con asistencia crítica, o sea, bajo el 50% anual, pasaron de un 25,1% en 2022 a un 5,5% en 2024. Es decir, pasamos de un INBA donde uno de cada cuatro estudiantes estaba en total riesgo de deserción, a un INBA donde esa cifra disminuyó a uno de cada 18.
Roco entrega más datos: el año 2022 se registraron más de 50 episodios de ataques de encapuchados. En ese número se cuentan también aquellos al Regimiento de Ingenieros. Luego, en 2023, esa cifra bajó a 13.
Ese fue el escenario en el que Saavedra tomó el INBA. Luego de eso, los incidentes se dispararon. El estilo de Saavedra no cayó bien en el Centro de Estudiantes del INBA. En junio, publicaron su petitorio en redes sociales como Instagram. Allí, el primer punto se llamaba precisamente “Destitución del actual director subrogante”. Ese apartado describe que desde que Saavedra tomó el cargo, se ganó el descontento de los estudiantes. Entre las razones, se señala que el rector no se presentó a los estudiantes. También mencionan el audio sobre los estudiantes TEA.
Desde el grupo cercano a Saavedra tienen otra lectura de por qué hay tantos hechos violentos.
Fuentes cercanas a la dirección argumentan, en reserva, que el grupo de inspectores generales, que llegaron al INBA con la antigua rectora y fueron leales a ella, no tiene coordinación con Saavedra, y aún no aceptan la salida de Benavides. Esto es parte esencial del problema, ya que los inspectores son los que vigilan los patios y los baños. De hecho, explican, cada uno tiene un patio asignado. Por ende, todo esto lleva a una falta de respaldo a las medidas que Saavedra ha querido aplicar.
Esto tiene consecuencias, explican. Lo que empezó a pasar -dicen esas fuentes cercanas a la dirección- es que la actitud de los inspectores es “despachar por todo”. Es decir, que sus inspectores, apenas hay un amago o se produce una salida de encapuchados, envían a todos los alumnos a su casa. Incluso si no es lo que Saavedra quería.
Roco dice que la tesis de la falta de fiato no le hace sentido.
-Un argumento así no se sostiene por ninguna parte. Los directores con oficio están acostumbrados a trabajar con las personas que ya están en cada comunidad. Justamente, su rol es liderar los equipos y las dotaciones que ya existen -dice-. Además, una tesis así chocaría con el respaldo que el actual alcalde le ha dado a Saavedra.
Roco se refiere a que el mismo alcalde Desbordes le dio un espaldarazo a Saavedra luego de la filtración del audio donde se refiere como “huevones con TEA” a estudiantes del INBA que eran parte del espectro autista. Esto pasó la primera semana de mayo, a menos de un mes de asumir el cargo.
“Fue rector, lo hizo estupendo, es exalumno del INBA. No pusimos a cualquiera, pusimos a una persona que ya tuvo una exitosa gestión”, sostuvo el edil en Radio Pauta después del episodio.
Según fuentes cercanas a Saavedra, el audio fue grabado con anterioridad a que el profesor de Educación Física tomara el liceo. Fue enviado a un grupo de 19 exalumnos del INBA de la generación de la cual Saavedra salió de cuarto medio. Uno de ellos reenvió el audio.
Roco critica la falta de plan de Saavedra. Dice que esa es una razón por la cual van al alza los hechos delictivos.
-Si tú tienes directoras y directores competentes, con liderazgo y oficio, y de un momento a otro los sacas y los cambias por personas sin capacidades ni liderazgo, todo lo que se haya logrado retrocede.
Roco extiende su argumento revelando algo más: Gonzalo Saavedra no logró entrar a la terna final en su proceso por ADP el 2022. Por eso llegó Benavides al cargo.
-Gonzalo Saavedra no pasó la evaluación externa que realizó el Servicio Civil. Por ende, quedó fuera del concurso. Y si eres calificado como “no idóneo” para el cargo, no te entrevistan, por lo que no existe ninguna posibilidad de llegar a la “terna final”.
A pesar de que Saavedra sí tiene apoyos entre ciertos profesores del INBA, hay docentes que miran con recelo al equipo con el que se ha rodeado.
-Los inspectores generales en vez de hacer el trabajo que hacían el año pasado -dice uno de ellos- ahora preguntan todo el tiempo qué hay que hacer. Cuando hay salidas de overoles, por ejemplo, se quedan parados en vez de acercarse a llamarles la atención a los encapuchados. Tampoco se les ve en las canchas cuando salen los encapuchados por ese lado hacia la calle.
Alexis Silva es presidente del comunal Santiago del Colegio de Profesores. Entrega una idea sobre este punto. Dice que no es recomendado que los inspectores se expongan al riesgo.
-Los equipos directivos, con sus inspectores generales, tienen sus propios funcionamientos y sus propias reuniones de coordinación. Pero esos roles y funciones deben ir en conformidad de la ley. Y si alguna dirección ordena a algún trabajador hacer una acción que no está en la ley, está cayendo en una falta -dice-. Como Colegio de Profesores comentamos que son peligrosos esos hechos de violencia. Porque nuestros seguros laborales no se activan en ese contexto.
Joselyn Espinoza (40) es madre de un menor que cursa segundo medio en el INBA. Dice que no quiere defender ni a Benavides ni a Saavedra. Tampoco respalda la tesis de bandos pro o contra el director. Lo que siente es que el colegio se mueve por inercia hace meses.
-Esta es una comunidad que estaba afectada por esa explosión. Y, luego, el audio generó una situación hostil. Se vio poco profesional. Uno espera que quien llegue, después de lo que vivimos, venga con un plan claro para recomponer el proyecto educativo. Pero eso no lo vemos en él, y aún no hay ninguna reparación. Las confianzas están quebradas.
El oficio de la Seremi de Educación toca la inercia del INBA con preocupación.
“Se expuso (en el Consejo Escolar) el alto consumo de marihuana al interior del establecimiento”. “Se tomó también conocimiento de que las horas de clase no se estarían impartiendo con la duración mínima de 45 minutos”, y que “los representantes estudiantiles manifestaron que existe una comunidad educativa profundamente fracturada y marcada por la desconfianza entre sus distintos estamentos”.
Cercanos a la dirección aseguran que están conscientes del consumo de marihuana, sobre todo en el baño ubicado en el “patio verde” del establecimiento. Y que han notado que los alumnos incluso queman cuadernos para disimular el olor. Los inspectores, señalan, no pueden entrar, ya que los alumnos los encaran. Por ende, se les dio la instrucción de solo entrar cuando se quemen objetos.
Según Saavedra, a diferencia de las críticas, sí hay estrategias para mitigar los hechos violentos.
El oficio de la Seremi de Educación expuso que el 19 de junio Saavedra solicitó por correo electrónico “abordar la problemática de violencia” de cara al segundo semestre con dos soluciones: reducir las horas de clase, “sin señalar -dice la Seremi- en cuánto ni cómo aquello aportaría a abordar la problemática señalada”. La segunda es implementar clases mixtas. Es decir, cada semana una parte de los alumnos iría al colegio, mientras que la otra tendría clases online.
Otra de estas estrategias la señala para esta nota: ejecutar los protocolos de seguridad y el Reglamento Interno de Convivencia Escolar (RICE). Alertar a su equipo, resguardar a los estudiantes, llamar a las autoridades, a Carabineros, ambulancias, bomberos y a la municipalidad.
El director se mantiene firme en la postura que optó cuando llegó: no innovar.
-En general, se trata de las mismas medidas que vienen desde el año pasado.
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