
“No aceptamos que se instale donde se protegen bosques”: proyecto eólico desata pugna con científicos y vecinos de Chiloé
La Fundación Senda Darwin acusa que existe un grave riesgo ante la llegada del Parque Eólico Coloane, el que, dicen, podría amenazar el estudio de la biodiversidad, el cambio climático y la conservación del ecosistema endémico en Ancud.

En un sector rural de Ancud, al norte de la isla de Chiloé, la instalación de un parque eólico está generando conflictos con científicos que estudian el cambio climático y organizaciones que resguardan la biodiversidad del sector. Un proyecto de energía limpia estaría, paradójicamente, alterando la conservación del ecosistema.
Según acusa la Fundación Senda Darwin, existe un grave riesgo ante la llegada del proyecto “Parque Eólico Coloane”, que actualmente está en evaluación por el Servicio de Evaluación Ambiental (SEA). Esto, porque indican que la instalación de aspas generadores de energía limpia podrían afectar la continuidad de investigaciones científicas de largo plazo en la Estación Biológica Senda Darwin (EBSD), además de la estabilidad hídrica del río Huicha y la conservación de uno de los pocos remanentes de bosque nativo antiguo del norte de la Isla Grande de Chiloé.
“Nosotros no estamos en contra de la energía limpia. Lo que no aceptamos es que estos proyectos se instalen en lugares donde se están protegiendo los bosques, los ríos. Llevamos más de 30 años conservando más de 100 hectáreas”, declara Aline Hodges, administradora de la Estación Biológica Senda Darwin. El proyecto eólico, que fue presentado en 2023, estaría instalada junto al terreno de la Fundación Senda Darwin. Esto también preocupa a científicos que llevan décadas estudiando el cambio climático en dicho sector.
Desde agosto de 2013 el Instituto de Ecología y Biodiversidad (IEB) instaló una torre en la mitad del sitio -llamada Eddy Covariance-, que tiene 42 metros de alto y mide entre otras cosas el flujo de dióxido de carbono que intercambia el bosque con la atmósfera. “Es el primero que se instaló y uno de los pocos que hay en Sudamérica, y que justamente apunta a ver cómo está reaccionando el bosque frente al cambio climático”, explica el investigador del IEB y académico de la Universidad de Chile Jorge Pérez Quezada.

Asimismo, detalla que la instalación de estas turbinas eólicas estaría justo en la dirección de donde viene el viento. “Y entonces va a distorsionar las mediciones que tenemos”, comenta el científico. Otro punto importante que menciona Pérez Quezada es que todo el instrumental científico que ahora está en riesgo fue obtenido mediante fondos públicos y bordean los 1.000 millones de pesos.
El área en cuestión es de alta sensibilidad ecológica, según defienden, e incluye fragmentos de bosques de 450 años de antigüedad, donde habitan especies endémicas y en categoría de conservación, tales como el zorro y la ranita de Darwin, el huillín y la guiña, además de aves como el carpintero negro, el traro, vari, águila mora, peuco, becacina, entre otras.
Conflicto científico-ambiental
¿Qué dicen los responsables de estos generadores de energía en cuestión? El Parque Eólico Coloane, impulsado por la empresa Tikuna, contempla la instalación de dos turbinas eólicas en el norte de Chiloé, con una capacidad de generación de hasta 9 megawatts. Originalmente el proyecto abarcaba 43 mil metros cuadrados, pero terminaría siendo menos porque se redujo de tres a dos turbinas. Según su representante legal, Roberto Mayol, se trata de un “proyecto chico” que proporcionaría energía “directamente a la red de distribución, con los mismos postes que uno ve en la calle de media producción”.
La energía generada se inyectaría principalmente al alimentador local, aunque también podría llegar a la subestación y, eventualmente, al sistema de transmisión nacional. Cuenta con una inversión estimada de 16 millones de dólares y debido a que no es un proyecto de grandes dimensiones, solo fue ingresado ante el Servicio de Evaluación Ambiental (SEA) mediante una Declaración de Impacto Ambiental (DIA), lo que hoy está en evaluación. En cambio, las organizaciones que reclaman la llegada de estas turbinas eólicas cuestionan la medida y exigen que se realice una Evaluación de Impacto Ambiental, donde se considere también la opinión de las comunidades colindantes y otros grupos de interés que puedan tener conflictos con el proyecto.

“No se puede avanzar hacia una transición energética sacrificando ciencia pública, bosques antiguos y comunidades locales. Es hora de que el Estado defienda el conocimiento y los territorios frente a una lógica de desarrollo fragmentada y sin diálogo”, comenta Juan Luis Celis, profesor de la PUCV e investigador de Fundación Senda Darwin y el IEB.
Ante las críticas recibidas por la instalación de este proyecto, el representante de estas turbinas eólicas afirma haber intentado sin éxito establecer contacto con la Fundación Darwin y el resto de las instituciones implicadas. “Por nuestra parte siempre hemos estado dispuestos a conversar con ellos para hacer colaboraciones y que los proyectos puedan coexistir en el tiempo. Creemos que tenemos objetivos comunes, considerando que ellos hacen investigaciones para combatir el cambio climático y nosotros hacemos lo mismo desde otro punto de vista”, asevera Mayol.
Sin embargo, desde Senda Darwin retrucan que el acercamiento solo se ha dado con el objetivo de entrar al lugar y levantar información, pero no para conocer el parecer de ellos o entablar un punto medio a la hora de estudiar el impacto de las turbinas eólicas. “Les pedimos cómo va a ser la metodología de monitoreo, nos lo compartieron y era muy baja la información. Tampoco agregaron en la agenda complementaria que se publicó a principios de mes sobre el tiempo que llevamos protegiendo el ecosistema”, sostiene Hodges.
Además, la administradora recuerda que el cruce con Tikuna “ni siquiera fue un acercamiento para explicar el proyecto, sino era netamente un beneficio para ellos, para tomar antecedentes y monitoreo que querían hacer”.
A pesar de las tensiones, desde Tikuna reiteran su disposición al diálogo. “Tuvimos y seguiremos teniendo las puertas abiertas para conversar, especialmente con la fundación y con los investigadores que participan”, dice Mayol. Incluso, aclaran estar dispuestos a ofrecer insumos para contrarrestar los contratiempos que puedan implicar al cuidado del ecosistema y al estudio del cambio climático.
Pero las organizaciones que cuestionan el proyecto creen que lo mejor sería que las turbinas eólicas se reubiquen en otro sitio. Incluso, desde Tikuna expresaron que podrían estar dispuestos a analizar la opción de reubicar los generadores si es que la convivencia entre todos los proyectos se hace irreconciliable. Eso retrocedería en varios pasos la evaluación e instalación de los artefactos.
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