
La encrucijada de CorreosChile: cómo la empresa estatal quedó rezagada frente a la era digital
Tras anunciar despidos masivos este lunes, la empresa estatal con más de 170 años, enfrenta la presión de modernizar sus servicios para no perder terreno en comparación a la competencia más digitalizada de encomiendas y envíos.

Ubicada en pleno corazón de Santiago, a un costado de la Municipalidad, CorreosChile ha sido por más de 170 años una de las empresas más emblemáticas del país. Fundada en 1747, es considerada la institución pública más antigua en funcionamiento. Y no es menor. Sus carteros se convirtieron en parte de la memoria cotidiana de generaciones y su edificio, en la Plaza de Armas, es un símbolo urbano.
Sin embargo, la compañía atraviesa hoy una crisis no menor. Este lunes oficializó el despido de más de 600 trabajadores, equivalente al 15% de su dotación total, en un proceso de reestructuración que busca salvarla de pérdidas millonarias y de la creciente presión competitiva del comercio electrónico.
El ajuste responde a un escenario que venía incubándose hace tiempo. En la interna sostienen que a fines de 2024 los balances ya daban cuenta de un deterioro grave. El primer semestre de 2025 cerró con pérdidas por más de $ 692 mil millones, triplicando el déficit del mismo período de 2024.

Y es que el negocio tradicional de las cartas y documentos dejó de ser sostenible y la paquetería, motor de la industria, exigió una capacidad logística que Correos tardó en desarrollar.
Todo, mientras que los competidores privados ganan espacio en encomiendas. Por ejemplo, Mercado Libre levantó un sistema de distribución propio y Blue Express se expandió con inversión de Copec.
Fue en ese contexto en el cual el directorio de la empresa, compuesto por cinco expertos, acordó una reorganización que comenzó en mayo, la salida de altos ejecutivos y la reestructuración de gerencias.
En regiones, en tanto, se cerraron o fusionaron agencias pequeñas, reduciendo la histórica capilaridad de la red. Pero la notificación masiva de despidos a 600 trabajadores marca la fase más dura del proceso.
Según quienes conocen de la interna, todas las áreas de la estatal fueron revisadas bajo criterios de desempeño y de rediseño de funciones. Y es que muchas de las labores desaparecieron y no son reconvertibles, pues hoy pueden realizarse con tecnología.
El proceso ha sido seguido de cerca por el Sistema de Empresas Públicas (SEP), que reúne a los ministerios de Hacienda, Transportes, Economía, y Corfo. Allí se discutió la estrategia y se descartó la opción de inyectar recursos fiscales para sostener empleos.
La lectura fue que se trataba de funciones obsoletas y que prolongarlas con aporte estatal solo significaría financiar un modelo agotado.
Pero la reestructuración no ha sido solo humana, sino también se ha traducido en recortes en transporte, proveedores e informática. Y tocó incluso al histórico edificio en Plaza de Armas. Hoy los pisos superiores, que permanecían sin uso, fueron entregados en comodato a la Municipalidad de Santiago para actividades culturales, mientras el primer piso continuará operando como siempre, con ventanillas abiertas para actividades diarias y otras como la entrega de cartas para el Viejo Pascuero en diciembre.
El inmueble seguirá siendo de Correos, pero su mantención recaerá en el municipio santiaguino.
La reacción sindical
La decisión generó una fuerte ofensiva gremial. “Todo chileno recuerda al cartero de su barrio. Hoy lo que hace Correos es un golpe a esa memoria”, acusa Juan Riquelme, presidente de la Federación de Trabajadores de Correos de Chile, quien califica la medida como “una barbaridad” y emplaza al gobierno a intervenir.
Alan Meza, presidente del Sindicato Nacional de Trabajadores de Correos, apunta a la responsabilidad del Estado: “Aquí hay una muy mala administración pública y un abandono del correo. No puede ser que el hilo siempre se corte por lo más delgado: los trabajadores”.
Desde el Sindicato Nacional de Carteros, Hernán Martínez recuerda que los gremios habían pedido un plan de egreso incentivado. “Había mucha gente interesada en acogerse, por edad o salud. Habría sido una salida menos traumática, con dignidad. En cambio, se notificaron despidos masivos, sin criterios claros, solo para ahorrarse costos”, cuestiona.
La crítica viene, según sostienen desde el sindicato, en que en Correos aún trabajan funcionarios con más de medio siglo de servicio, e incluso uno que ostenta un Récord Guinness como el cartero más antiguo del mundo, con 63 años de trayectoria.
“Ese es el perfil de quienes hoy salen por la puerta chica”, lamenta Martínez.
El eco político
La tensión escaló al Congreso. El diputado Jaime Mulet (FRVS) anuncia que como titular de la cartera que se vincula con Correos, citará al ministro de Transportes, Juan Carlos Muñoz, a la Comisión de Transportes para dar explicaciones. “En lugar de un plan de egreso se recurre al artículo 161 del Código del Trabajo, lo que es tremendamente hostil”, cuestiona.

El presidente de la misma comisión, Carlos Bianchi (Ind.), confirma que la sesión se realizará la próxima semana. “No solo sorprende, sino que inquieta saber cuál es la estrategia para haber desvinculado a más de 600 personas. Queremos saber si habrá un proceso de automatización, si se precarizará este servicio histórico y si podrá seguir entregándose como lo conocemos”, dice. Para él, la situación es “una alerta roja” y el Ejecutivo debe sincerar si existe un plan detrás de una medida tan drástica.
Desde el círculo de la estatal aseguran que no hay nuevos recortes masivos contemplados, pero en privado no descartan ajustes adicionales en el futuro.
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