La historia tras el secuestro del exalcalde Montoya: explotación sexual infantil, videos, torturas y millones en efectivo
Esta madrugada finalizaron las negociaciones que permitieron la liberación del exalcalde de Macul, quien estuvo secuestrado desde el jueves en la noche. La policía investiga el video que hizo llegar a su entorno solicitando un rescate por 20 millones de pesos.
Pocos minutos faltaban para el mediodía de este viernes 27 de junio cuando Andrea Montoya, hermana del exalcalde de Macul, Gonzalo Montoya Riquelme (en el pasado militante de los extintos partidos Comunes y Progresista), llegó hasta el cuartel Curauma, de la PDI de Valparaíso, desesperada pidiendo ayuda.
La mujer refirió de inmediato que el exjefe comunal había sido secuestrado por una banda de extranjeros, quienes le estaban pidiendo dinero, y que, si no pagaba por el rescate, Montoya perdería la vida. Desde el jueves en la noche que la familia del ingeniero civil no sabía de su paradero. Sin embargo, eso no fue lo que alertó a sus cercanos, ya que era habitual en él ese tipo de comportamiento, sino que fue un audio el que determinó que el caso llegara a manos de la justicia.
A las 9.52 horas de ese viernes, la mujer recibió un audio de su hermano en que Montoya le decía: “Andrea, llámame urgente, urgente”.
Tras esto, fue una llamada la que confirmó que no se trataba de una “pitanza” cualquiera o “cuento del tío”, sino de una situación de la más alta gravedad: quien perdiera la alcaldía de Macul en las pasadas elecciones, en una disputa con el republicano Eduardo Espinoza, estaba retenido y en manos de una peligrosa banda integrada por delincuentes venezolanos.
En la llamada, según quienes tuvieron conocimiento del testimonio de la hermana de Montoya ante la PDI, se habría develado por primera vez una doble vida en la que estaba inmerso y que lo habría expuesto a ser blanco de este secuestro extorsivo.
Montoya: “Me van a matar, tienen fotos y videos míos con prostitutas colombianas, mujeres de vida alegre, hagan lo que les piden, consigan US$ 50.000″.
“Lo vamos a matar”
En una hora fueron varias las llamadas de ese tipo que recibió la mujer, también un video en que se le veía atado de manos y pies, con evidentes signos de haber recibido una golpiza por parte de sus captores.
La angustia, a esas horas, fue creciendo, y ya no solo en el núcleo familiar de Montoya, quien tiene esposa e hijos, sino también entre sus amigos.
Esto, ya que los mensajes extorsivos comenzaron a llegar a más personas. Ahí se sostenía que si no se aseguraba un pago a distintas cuentas de Banco Global 66 (una empresa de servicios financieros que facilita el envío y recepción de dinero, tanto nacional como internacional), no volverían a ver al exalcalde con vida.
Poco antes de denunciar ante la PDI, el interlocutor cambió. La llamada que recibió Andrea Montoya ya no fue de su hermano, sino que de un sujeto que supuestamente sería colombiano.
Desconocido con acento caribeño: “Señora, usted no está cooperando, así que lo vamos a matar”.
Equipo antisecuestro
Una vez que se recibió la denuncia de la hermana de Montoya, el viernes al mediodía se activó el Equipo de Crimen Organizado y Homicidios (ECOH) de la Fiscalía y un grupo especialista en negociación de rehenes y secuestros de la Brigada de Investigaciones Policiales Especiales de la policía civil.
El principal objetivo era la reserva, ya que en estos casos lo vital -según fuentes conocedoras de las pesquisas- es que los captores no se sientan amenazados. Además, en este tipo de secuestros extorsivos, que se han incrementado en los últimos meses en el país, las primeras 48 horas son claves para mantener a la víctima con vida.
En tiempo récord, los investigadores pudieron dar con testimonios de cercanos de Montoya que dieron luces de lo que podía estar pasando.
Lo primero fue descartar que el delito tuviera motivaciones políticas, ya que fue lo primero que se tuvo sobre la mesa, teniendo en cuenta su perfil. A poco andar, fue -justamente- un amigo cercano del exalcalde de Macul quien entregó una serie de antecedentes que apuntarían más bien a un delito común. De paso se develó una especie de doble vida de quien estaba en manos de los extorsionadores.
“Él me contó que se había metido a una juerga con colombianas, donde me grabaron en situaciones sexuales con menores de edad”, habría declarado un cercano a Montoya. Este también contextualizó a la policía que la vida del ingeniero estaba “muy movida”, ya que tenía una relación extramarital secreta con una mujer venezolana, con quien además tenía un hijo, y que esto le habría traído complicaciones. “Andaba con miedo”, expresó el testigo.
Una vez desestimado el móvil político, los fiscales y la PDI se enfocaron en rescatarlo con vida y establecer quienes podrían ser los secuestradores.
Y si bien Montoya apareció la madrugada de este domingo con vida, tras el pago de una suma aún indeterminada de dinero, el Ministerio Público realiza intensas diligencias para dar con el paradero de una estructura criminal importante que estaría detrás de todo lo ocurrido.
¿Dinero en efectivo?
Hay un dato que manejaban los captores de Montoya y que para los investigadores ha sido relevante. Junto al presunto nexo de la exautoridad con actividades de explotación sexual infantil, las que también deben investigarse, hay otra hebra que se debe despejar, sostienen fuentes policiales.
Y es que el ingeniero tenía una gran cantidad de dinero en efectivo en su casa, lo que -según explican conocedores del caso- lo habría puesto en una situación aún más riesgosa debido a sus conductas. Pero más allá de eso, ¿por qué manejaba millones en efectivo en su casa? Es una de las preguntas que deberá responder una vez que pueda declarar.
Pasadas las 3 AM y tras las intensas negociaciones del equipo antisecuestros, Montoya pudo contactarse con la policía. Apareció semidesorientado en la comuna de Padre Hurtado y -según quienes lo vieron- con una serie de golpes en la cara y quemaduras. Esto último sería parte de torturas desplegadas por los secuestradores.
Ahora el exalcalde se encuentra bajo resguardo policial, mientras equipos especiales de la PDI van tras los pasos de quienes mantuvieron retenido por más de 48 horas a quien fuera hasta hace unos años una importante figura alcaldicia en el país.
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