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“No queremos que piensen que somos flojos”: la denuncia por maltrato laboral que remece a la Corte de Valparaíso

Jueces de primera instancia que integran el Tribunal Oral en lo Penal de Quillota presentaron un escrito contra el ministro Rafael Corvalán y la ministra Silvana Donoso por maltrato verbal y acoso laboral. El asunto derivó en un sumario que indaga la responsabilidad de los magistrados.

Fue el 20 de marzo de 2024 cuando se abrió una grieta entre el Tribunal del Juicio Oral en lo Penal de Quillota y la Corte de Apelaciones de Valparaíso. Una fisura que, hasta ahora, no ha podido ser soslayada.

Ese día la fiscal regional de Valparaíso, Claudia Perivancich, realizó una presentación ante el ministro Rafael Corvalán, quien por ese entonces presidía la Corte de Apelaciones de Valparaíso, quejándose de que solo estaba funcionando una de las dos salas del Tribunal Oral en lo Penal (TOP) de Quillota. Según alegó la persecutora, esa falencia provocaba el reagendamiento de juicios y retrasos no contemplados en las audiencias, sobre todo de casos considerados como no prioritarios.

Ese mismo día Corvalán reprendió a una de las juezas de ese mismo tribunal penal -la magistrada Leticia Morales- en medio de un juramento. En su reprimenda el ministro le enrostró la queja que había recibido del Ministerio Público. “No me vengan a decir que esto es por la pandemia”, le habría dicho. En esa ocasión además le señaló que se acababan las suplencias y los permisos, y que una forma de solucionarlo era haciendo juicios los sábados.

Esa situación llevó a una serie de desencuentros entre seis jueces del TOP de Quillota y los ministros de la Corte de Apelaciones de Valparaíso Rafael Corvalán y Silvana Donoso, que derivaron en una queja formal.

Los jueces que presentaron el escrito acusando maltrato verbal y acoso laboral en septiembre de este año son Genoveva Matteucci, Leticia Morales, Carolina Encalada, María Luisa Ríos, Mónica Oliva y Lino Godoy. Los magistrados se quejan de que los han tratado de “flojos”, los han denostado públicamente y han sufrido daños psicológicos con esta situación.

“Busque reemplazo para sus vacaciones”

En el escrito presentado por los jueces, al cual tuvo acceso La Tercera, se relatan una serie de hechos que a juicio de los denunciantes serían constitutivos de malos tratos.

Corvalán, quien llegó a esa corte en octubre de 2020, tras desempeñarse en el mismo tribunal de Iquique, puso como ejemplo su antigua jurisdicción donde realizaron turnos sábados por medio para superar los atrasos. En todo caso, su paso por ese tribunal no estuvo exento de polémicas. En 2019 se abrió un sumario en su contra por una denuncia por presunto acoso sexual por hechos ocurridos entre 2017 y 2018. Sin embargo, el ministro fue sobreseído por la Corte Suprema.

La idea de trabajar los fines de semana, que comenzó a implementarse, no cayó bien en los jueces orales en lo penal. “A esa fecha llevábamos cuatro meses trabajando con una carga bastante más alta que la habitual y esperada”, dice el escrito.

Esa sobrecarga llevó a que, dice el texto, seis jueces realizaran ocho juicios diarios. En ese contexto, la jueza Matteucci denunció otra situación ocurrida en mayo de 2024. Según la jueza, Corvalán la llamó por teléfono para preguntarle si se había conseguido suplente para sus vacaciones, señalándole que “cómo pretendía salir de vacaciones y dejar el tribunal sin alguien que la reemplace”.

No solo eso: cuando la secretaria del Juzgado de Letras de Limache, Francisca Cortés, aceptó hacer ese reemplazo, Corvalán le habría dicho: “Tenga cuidado, porque en Quillota se deniega la justicia”.

Asimismo, los jueces señalaron en su escrito que tampoco se respetaban sus días libres y que debían responder llamados. Producto de los atrasos se abrieron dos sumarios, contra los jueces y contra el administrador del tribunal, que ya fueron cerrados sin sanciones.

Tensa visita

El 4 de septiembre de 2024 el ministro Corvalán, la ministra Donoso y la relatora de pleno Pamela Peralta realizaron una visita extraordinaria al tribunal penal de Quillota que, a medida que avanzaba, se volvía cada vez más áspera.

Allí los ministros intentaron explicar las medidas que estaban realizando para superar los atrasos, pero no resultó como esperaban. “Los ministros señalaron que las medidas que estábamos tomando no eran suficientes, sin escuchar los antecedentes que quisimos plantear sobre el real funcionamiento del tribunal. De hecho, todos los jueces intentamos intervenir para explicar nuestra situación, pero el señor Corvalán, alzando la voz, dijo que no venían a escucharnos, que nosotros debíamos escucharlos a ellos”, se lee en el texto.

En un momento de esa visita la magistrada Morales pidió la palabra y señaló: “Sus señorías, con todo respeto, no queremos que piensen que somos flojos”. Sin embargo, plantea la denuncia, la ministra Donoso habría levantado “los brazos hacia atrás y con un evidente ánimo despectivo, riendo con sorna, indicó: '¡Ja! Eso ya lo pensamos’”.

“En esa oportunidad entendimos que había una animadversión o antipatía hacia nuestra parte y una visión sesgada de nuestra realidad”, dice el escrito.

En esa misma visita, cuando el magistrado Godoy quiso hablar sobre la complejidad de buscar ellos mismos los reemplazos para las vacaciones, la denuncia relata que Corvalán lanzó: “¿Es usted a quien le interesa salir de vacaciones, o no?”.

Allí también los ministros comenzaron a revisar los libros de horarios, donde se les dijo: “¿Ustedes creen que con el atraso que hay esa es la hora de irse?”. “Supongo que a ustedes les gusta su trabajo y quieren seguir trabajando en el Poder Judicial”, les habrían dicho los magistrados de la corte que son los superiores de los jueces denunciantes.

A eso de las 13.00, durante esa misma reunión, la magistrada Oliva preguntó cuánto más tardaría el encuentro porque debía ir a buscar a su hijo al colegio, ubicado a tres cuadras de la corte. Pero Corvalán respondió que estaba en “horario laboral”.

El momento más tenso según la denuncia se produjo luego de eso, cuando la magistrada Ríos intentó explicar que los jueces no intervienen en la distribución de causas. Fue ahí cuando Corvalán expresó: “Cállese”. Tras ello, la magistrada habría sufrido un “desborde emocional”, según plantea el escrito.

Si quieren, denúncienme”, fue la despedida de Corvalán. La situación, dicen los jueces, ha provocado “detrimento en salud física y mental”.

La queja de los seis jueces penales derivó en la apertura de un sumario. “La Corte de Apelaciones de Valparaíso informa que se encuentra en desarrollo una investigación disciplinaria instruida por el pleno del tribunal de alzada, a partir de los hechos denunciados por magistrados del Tribunal de Juicio Oral en lo Penal de Quillota, y conforme al procedimiento establecido en el Acta N° 108-2020 de la Excelentísima Corte Suprema", afirmaron por escrito desde el Poder Judicial.

“Debido a que se trata de una investigación interna, el contenido de la indagatoria tiene carácter de reservado”, añadieron. Conocedores del caso indican que el sumario se encuentra en etapa de investigación y que se están tomando declaraciones.

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