
Olas de calor en invierno se han triplicado en 40 años: cómo se explican las temperaturas proyectadas para este jueves
Ante las inusuales temperaturas elevadas en la zona norte y central del país, expertos apuntan que este tipo de eventos está ocurriendo con mayor frecuencia con el pasar del tiempo. Además, explican cuáles son los motivos y consecuencias de este calor en el mes más frío del año.

Las inusuales altas temperaturas que se hicieron presente en gran parte del país esta semana son cada vez más frecuentes. Si bien el clima de estos días se ha sentido más agradable que durante las recientes olas de frío, esto conllevaría a dramáticas consecuencias para el resto del año, según aseguran expertos en la materia.
Cabe destacar que de acuerdo al Centro Europeo de Previsiones Meteorológicas a Plazo Medio, una dorsal cálida se posó sobre gran parte del país, lo que favoreció el ingreso de aire subtropical desde el norte. Esto se tradujo en temperaturas superiores a lo esperado para este mes entre las regiones de Atacama y O’Higgins.
“Esta intrusión de aire tropical en el pasado era menos frecuente”, comenta el climatólogo y académico de la Usach, Raúl Cordero. Por su parte, la directora del Observatorio Climático de la U. San Sebastián, Paula Santibáñez, detalla que esto se debió a la entrada de un sistema de alta presión que inhibe la formación de nubes, y además favorece cielos despejados y genera subsidencia del aire, “lo que provoca un aumento significativo de las temperaturas, incluso en pleno invierno”.

A esto se suman vientos cálidos provenientes del este que descienden desde la cordillera, conocidos como vientos terrales o de caída, que comprimen y calientan el aire al bajar. “Este tipo de condiciones puede verse intensificado por el contexto de cambio climático, que ha incrementado la frecuencia, intensidad y duración de eventos extremos en todas las estaciones del año, haciendo que fenómenos como las olas de calor en invierno ya no sean episodios excepcionales, sino parte de una nueva realidad climática”, remarca la investigadora.
En la Región de Atacama, la máxima en Copiapó alcanzó los 29 °C este miércoles, mientras que San Felipe y Los Andes alcanzaron los 26 °C. En la Región Metropolitana, por su lado, las máximas de este miércoles llegaron a 23 °C y se espera que durante este jueves sean similares o superiores.
¿Cuándo saber que estamos bajo una ola de calor, sea invierno o verano? Según la Dirección Meteorológica de Chile, se determina ola de calor cuando se registran tres o más días consecutivos con temperaturas máximas iguales o superiores al percentil 90 de la climatología de referencia. Es decir que, en esta época, tres días consecutivos con temperaturas superiores a los 21,2 °C en Santiago se considera como ola de calor invernal. En verano, en cambio, se necesitan tres días consecutivos con temperaturas superiores a los 32 °C para decretar ola de calor.
“Pero es malo tener olas de calor en ambas épocas”, sostiene Cordero.
Los daños del calor
En el verano las olas de calor tienen efectos nocivos sobre la salud, sobre todo en personas mayores. Y en invierno tienen una serie de efectos que muchas veces no se aprecian a simple vista, pero que tiene grandes consecuencias en el ecosistema.
Santibáñez cuenta al respecto que en lo ambiental estas olas de calor invernales suelen producir un estrés térmico en ecosistemas que esperan condiciones más frías y húmedas, afectando especialmente a especies sensibles o endémicas. En lo agrícola, puede alterar los ciclos fenológicos de cultivos y frutales, adelantando floraciones o interrumpiendo procesos de dormancia que son claves para la productividad.
Además, en zonas urbanas aumenta el consumo energético por el uso de climatización, y se deteriora la calidad del aire. También se incrementa el riesgo de incendios forestales, incluso en pleno invierno. Cabe mencionar que durante el miércoles se decretó alerta ambiental en cuatro ciudades del país, y en otras cinco localidades se decretó preemergencia ambiental por el exceso de concentración de material particulado MP2.5.

Por otra parte, las olas de calor en invierno afectan considerablemente también en la disponibilidad de agua. “Buena parte de la nieve que cayó hace un par de semanas se va a perder en los próximos tres días como consecuencia”, anticipa Cordero.
Esto se explica porque al nivel donde se suele almacenar nieve en la cordillera, entre los 2.600 y 2.700 metros de altura sobre el nivel del mar, la temperatura estará por sobre los 15 °C. “Y eso es veneno para la nieve”, enfatiza el climatólogo.
Asimismo, Cordero menciona la importancia de que la nieve que cae en invierno persista hasta la primavera y verano, como reservorios naturales de agua dulce. “Y desgraciadamente eso está sucediendo cada vez menos, justamente por el aumento extraordinario en la frecuencia de eventos como el de estos días. Estas olas de calor invernal se han triplicado en Chile durante los últimos 40 años, según nuestros estudios”, problematiza.
Todos los años, las temperaturas más bajas en el país ocurren durante julio. Pero Cordero comenta que si bien puede haber nuevas heladas durante las próximas semanas, “igual la nieve ya se fue. Entonces, el daño que hace una ola de calor invernal es muchas veces irreparable, a menos que tengamos otro evento de nieve”.
Santibáñez, por su lado, comenta que la persistencia de condiciones cálidas durante los primeros días de julio puede incidir en los balances térmicos del mes y modificar parcialmente las proyecciones climáticas estacionales. “Aunque es probable que hacia la segunda quincena se retomen condiciones más típicas del invierno, este tipo de anomalías puede afectar la trayectoria e intensidad de los sistemas frontales, así como la distribución de las precipitaciones. De hecho, los pronósticos indican que julio presentaría temperaturas levemente por sobre lo normal en gran parte del país, lo que refuerza la necesidad de un monitoreo continuo, especialmente en sectores sensibles como la agricultura y la gestión de recursos hídricos", cierra.
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