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Primer mes de invierno en la capital se consolida como el menos lluvioso desde la megasequía de 1998

De acuerdo con los registros de precipitaciones, el centro de Santiago solo ha recibido 10 milímetros de agua desde que comenzó la estación. Según afirman expertos, eso sí, el escenario aún está lejos de generar preocupación como la experiencia de años anteriores.

Primer mes de invierno en la capital se consolida como el más seco desde la megasequía de 1998. Foto: Aton. JAVIER SALVO/ATON CHILE

El primer mes de este invierno se cumplió con un registro que bordea los años más complejos de la escasez hídrica. Desde el 21 de junio y hasta antes de las lluvias que podrían caer este lunes, solo se han registrado 10 milímetros de agua caída, según lo que marca la estación de Quinta Normal de la Dirección Meteorológica de Chile. Si eso se posiciona con años anteriores para esta misma época del año, no se había visto un inicio de invierno así de seco desde 1998, cuando se pasó por una megasequía.

Ante esto, el climatólogo de la Universidad de Santiago Raúl Cordero advierte que este patrón de precipitaciones escasas y temperaturas inusualmente altas en pleno invierno refuerza la tendencia que ha marcado los últimos años: inviernos cada vez más secos.

Las precipitaciones registradas el primer mes del invierno anterior muestran 72,8 milímetros de agua caída, casi ocho veces más de lo que ha llovido durante este periodo. En 2019, en tanto, cayeron 147,8 mm sobre la ciudad, marcando el primer mes de invierno más lluvioso del último tiempo. Por el contrario, en 1986 y en 1998 no se registraron lluvias.

Este mes ha estado extraordinariamente seco, al igual que el año pasado, comenta el investigador. Esto es atribuible principalmente a la acción del anticiclón del Pacífico, y también a la oscilación antártica en valores positivos. ¿Qué quiere decir esto? Cordero detalla que el valor positivo de la oscilación antártica usualmente significa que una tormenta tienen pocas opciones de escapar del sur del país y moverse hacia la zona central.

“Ese fue el caso de 2024 y ha vuelto a ser el caso este 2025″, afirma. Por ejemplo, el climatólogo comenta que el valor máximo de la oscilación antártica a inicios de julio fue +3, el valor más alto registrado al menos en el último año de la oscilación. “Cuando está tan positiva, significa que las posibilidades de que nos alcancen precipitaciones, que un sistema frontal escape desde latitudes patagónicas y alcance la de la zona central, son más bajas. Y ese ha sido el caso al menos durante los últimos 30 días”, agrega el académico.

JONNATHAN OYARZUN/ATON CHILE

Pero ese periodo ya pasó. Ahora la oscilación antártica está en valores negativos, según cuenta Cordero. Eso significa que aumentan las probabilidades de que se escape una tormenta y afecte la zona central. Y eso es justamente lo que está pasando, y por eso se espera que las precipitaciones vuelvan a la zona central durante la madrugada del lunes.

Eso sí, el climatólogo advierte que aunque puedan venir lluvias durante el resto del invierno y la primavera, la falta de lluvias en julio hace que este año probablemente termine en una situación de déficit hídrico.

Pero estos déficits en la capital aún están lejos de alcanzar niveles críticos, al menos por ahora. A pesar de que julio ha sido muy seco, Cordero enfatiza que el déficit hídrico se mantienen en alrededor de un 25%, el cual es más bien moderado. “Y, por lo tanto, si las precipitaciones en agosto se acercan a valores típicos, tal vez cerremos el año con déficit pero no con sequía que ponga en riesgo la provisión de agua para las grandes ciudades”, comenta.

Las reservas de agua en Chile dependen poderosamente de las lluvias, pero también de la precipitación nival. Y, a pesar de que julio ha sido muy seco, las precipitaciones de nieve en julio fueron suficientemente abundantes, según el climatólogo. “No tuvimos superávit, pero se acercaron a valores típicos y eso explica por qué es poco probable que tengamos problemas en las reservas de agua”, dice.

Lo que juega en contra, eso sí, es que además se han registrado altas temperaturas durante este mes, con dos olas de calor en julio. “Y, a pesar de eso, el riesgo de racionamiento desapareció en la zona central”, afirma.

¿Se espera que los meses de julio hacia el futuro sigan siendo secos, o esto es más bien una anomalía? Según Cordero, se proyecta que con el pasar de los años los inviernos sean cada vez más secos. “Y eso no significa que no haya ninguna precipitación, pero lo más probable es que los años sean menos lluviosos”.

La falta de lluvias durante este mes no es algo que Cordero vea con mucha preocupación. De hecho, afirma que usualmente en la zona central es junio el mes más lluvioso –coincidiendo con el último mes de otoño–. Y, además, aunque haya sido seco hasta la fecha, hay optimismo en la primavera y se verá si el riesgo de racionamiento ya desapareció.

“El año pasado fue un año bueno, el 2023 también fue un año bueno. Este lo más probable es que ya no va a ser bueno en términos de precipitaciones. Hay que recordar que hace poco sí hubo riesgo de racionamiento en las grandes ciudades de la zona central, porque llegamos a tener déficits superiores al 50% y al 60%”.

Eso es poco probable que suceda durante este año. Pero, aun así, ¿qué se espera a futuro? “Lo más probable es que en el futuro existan más años de déficit que de superávit”, concluye el especialista.

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