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Sigue la tensión en Las Condes por externalidades del Claro Arena: concejales acusan a Cruzados de “mirar para el lado”

Los vecinos del recinto deportivo, que ha comenzado a recibir más recitales que antes de su remodelación, se han quejado porque principalmente estos colapsan el barrio San Carlos de Apoquindo. Los ediles piden una reunión con la concecionaria, que se defiende.

La alcaldesa de Las Condes, Catalina San Martín.

“Mi tema favorito”. Así empezó la exposición del concejal Richard Kouyoumdjian (ind.-RN) en el pasado concejo municipal de Las Condes para dar inicio a un tema que hace rato tensiona a la comuna liderada por Catalina San Martín: la reapertura del estadio, ahora conocido como Claro Arena, en el barrio San Carlos de Apoquindo.

Y es que el motivo de la molestia ya no apunta a la planificación de la obra ya inaugurada, sino que ahora al funcionamiento del estadio donde ejerce como local la Universidad Católica, pero que tras su remodelación tuvo un fuerte giro también como recinto para albergar recitales musicales. Ahí, la principal queja de los concejales es la molestia que, dicen, les han traspasado los vecinos, principalmente por los recitales que generan ruidos, masividad de gente, pero principalmente la falta de estacionamientos.

Ello implica, suman, dos problemas para los vecinos: por un lado, mucha gente que acude a los recitales estaciona cerca de sus casas, lo que impide que los propios vecinos puedan salir de manera expedita de sus casa, o incluso bloqueos de sus propias entradas.

En el concejo, Kouyoumdjian sostuvo que “vienen los Fabulosos Cadillac, ya estuvo Miranda!, y yo creo alcaldesa, tal como se lo mandé en una carta a los vecinos de San Carlos después de que (la concejal) Francesca (Gorrini) y otras personas se metieron a un entretenido chat que existe en San Carlos de Apoquindo, hay que reconocer el trabajo que está haciendo la Dirección de Tránsito y la Dirección de Seguridad, pero estamos llegando a un punto en que ya hay un límite de lo que podemos hacer“.

Y siguió: “Ojo con unos que han pasado piola hasta ahora, que son el Club Deportivo Universidad Católica, que es el dueño del terreno donde está ubicado el estadio y que no sé si miran para el lado o miran para otra parte, pero como que no se hace responsable tampoco de la externalidades que todo esto significa”.

El estadio Claro Arena.

Agregó que “necesariamente tenemos que pensar dónde encontramos 1.000 estacionamientos más, o la solución pasa por buses de acercamiento, aumentar la frecuencia del transporte público y una serie de otras cosas. A veces estamos tentando un poco la suerte o la paciencia de los vecinos del sector con la realización de eventos casi todos los fines de semana. Desde septiembre a la fecha venimos a un ritmo de cuatro por mes”.

Fue así que el concejal le pidió a la alcaldesa gestionar una reunión con el directorio de la concesionaria del club. “Creo que necesariamente Cruzados se va a tener que meter la mano al bolsillo”, dijo.

Al abordar el tema, San Martín planteó que “las observaciones que en su oportunidad hizo la Dirección de Obras Municipales (DOM) precisamente respecto de los estacionamientos tenían un sentido, una razón de ser. Que la Seremi haya aprobado y aceptado que los estacionamientos podían ser compartidos cuando nuestra DOM -recordó que en su momento se dijo- que eso iba va a ser complejo, los estacionamientos probablemente no van a estar disponibles cuando se requiera. Bueno, se advirtió. Ocurrió y estamos viviendo las consecuencias y los vecinos también”.

En ese sentido, defendió que “los esfuerzos que está haciendo hoy día la Dirección de Tránsito, la Dirección de Seguridad, de verdad son pero sobrehumanos. Lo que está ocasionando hoy día mayor problema son los eventos musicales más que los deportivos, producto de que en los deportivos la gente ya está entendiendo dónde tiene que estacionar o no estacionar”.

Desde Cruzados y Claro Arena aseguran que, durante estos primeros meses de funcionamiento del recinto, la relación con el entorno ha sido activa. En una declaración escrita enviada a La Tercera, ambas entidades señalan que “han mantenido una comunicación permanente con los vecinos, comercios y actores cercanos al recinto”, y que los días de eventos se habilita un centro de control de operaciones junto a la municipalidad y Carabineros para supervisar accesos, tráfico y desplazamientos. En ese contexto, reconocen, se han recibido algunos comentarios por ruidos, “principalmente durante los conciertos”.

Para abordar los reclamos vinculados al ruido, la administración del estadio afirma haber implementado nuevas medidas de mitigación. Entre ellas, la instalación de “una membrana protectora adicional en el sector norte del estadio (Tribuna Prieto)”, y mejores técnicas de aislación sonora, dado que los principales comentarios provienen del barrio ubicado directamente al norte, en el sector de San Francisco de Asís.

El concesionario sostiene que los comentarios negativos han sido puntuales y acotados a sectores inmediatos al estadio, principalmente de las avenidas Honduras, Las Flores y El Alba. El tema es que este diario pudo comprobar que, por ejemplo, el día del concierto de Miranda!, la música se escuchaba hasta Plaza Egaña, al a varios kilómetros, en el límite entre La Reina y Ñuñoa. “Nunca hemos recibido comentario o reclamo alguno desde la comuna de La Reina ni de otras comunas”, aclaran desde Cruzados y agregan que incluso en espectáculos recientes, como el concierto de Los Fabulosos Cadillacs, “los comentarios bajaron considerablemente”.

También recordaron que, tanto en partidos como en conciertos, el aforo autorizado del recinto es de 20 mil personas para espectáculos musicales.

Desde Las Condes explican que corresponde a Cruzados el conseguir los estacionamientos, pero que se han hecho procedimientos para ayudar a los vecinos, como poniendo vallas para resguardo público, o planteando soluciones como buses de acercamiento, o crear lugares de recogida de personas. Además, existe un plan operacional del estadio que revisa la situación individual de cada evento. En el municipio comentan que han visto avances, pero también, dicen, son conscientes de que a corto plazo no se solucionaría la situación.

Los reclamos

Los reclamos de vecinos del sector volvieron a surgir tras los últimos conciertos realizados en el recinto. Camila Romero, residente en Avenida La Plaza, afirma La Tercera que la situación ha empeorado con los años. “Originalmente era para 10 mil personas, pero ahora es para 20 mil”, comenta, apuntando a que la infraestructura no se ajustó al aumento de aforo.

Según relata, la falta de estacionamientos provoca que los asistentes se instalen en cualquier parte y que, en días de evento, los residentes opten por no salir de sus casas. “Uno, como vecino, el día del evento se tiene que encerrar”, acusa.

Romero también cuestiona las medidas de tránsito que se implementan en el perímetro del recinto. Explica que en algunas calles cercanas se instalan conos que impiden estacionar incluso a quienes viven allí, lo que ha derivado en partes cursados a residentes. “Uno tiene que vivir en función del evento”, asegura, y agrega que en las noches los ruidos, gritos y aglomeraciones afectan directamente el descanso del barrio. A su juicio, el recinto “está pensado como un estadio, pero se vive como un recinto para conciertos”, lo que se traduce en autos llegando en horarios nocturnos y calles colapsadas.

El concejo de Las Condes.

Otros vecinos explican que, ante esta situación, algunos han organizado turnos informales para vigilar el barrio cada vez que hay un concierto o espectáculo masivo. “Me toca hacer un turno cada vez que hay un evento”, relata uno de ellos. Eso, dice, implica sacrificar horas de descanso para cuidar que no ocurran incidentes en el sector.

En una carta al director publicada en El Mercurio, el vecino Carlos Andonie relató que, al salir a buscar a su hijo de 14 años, quedó atrapado por más de 30 minutos en una sola cuadra sin poder avanzar, esperando a que se despejara la salida del estadio. “Llegué tarde a mis compromisos”, escribió, advirtiendo que en esas condiciones “ni pensar si debía tomar un vuelo o si alguna persona con emergencia necesitara llegar a una de las dos clínicas del sector”. En su mensaje, apuntó además a que los residentes “deben asumir todas las externalidades negativas”, desde la obstrucción de accesos a sus casas por falta de estacionamientos hasta despertar al día siguiente con el barrio sucio.

Los asistentes tampoco han quedado fuera del debate. Usuarios que fueron al concierto de Miranda! y a otros eventos recientes han reportado en redes sociales largas demoras para salir del recinto, en algunos casos de más de una hora, y dificultades para acceder al transporte público, lo que, según los vecinos, confirma que la capacidad actual del entorno está sobrepasada.

En tal sentido, Cruzados y Claro Arena argumentan que se trata de un proceso de adaptación progresiva, justificando como “natural” que el público que va a los conciertos no es un visitante frecuente por lo que planifica menos su viaje. En todo caso, subrayan que el estadio opera “con todos los permisos necesarios”.

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