Torres del Paine después de la tragedia que dejó a cinco turistas muertos
A casi tres semanas del fatal 17 de noviembre, sobrevivientes, expertos y la comunidad de Puerto Natales buscan respuestas sobre qué falló en la cadena de seguridad del Parque Nacional Torres del Paine, mientras avanzan tres investigaciones oficiales. El cierre del circuito de la “O”, la falta de guardaparques, el debate por guías obligatorios y nuevas alertas climáticas marcan un periodo de duelo, cambios y definiciones pendientes.

“Ha sido un momento increíblemente difícil para todos”, reconoce Christian Aldridge desde Reino Unido. Él, junto a cuatro de sus amigos se encontraron con la tragedia aquel 17 de noviembre en el Parque Nacional Torres del Paine. En esa jornada, cinco turistas fallecieron mientras realizaban el circuito conocido como la “O”, entre ellos, Victoria Bond, su amiga entrañable y compañera de aventuras.
A casi tres semanas de ese día, Aldridge comenta que el dolor y el impacto de lo sucedido les ha afectado a cada uno de diferentes maneras. “Desde que regresamos nos hemos apoyado mutuamente lo mejor que hemos podido: hablando, conectándonos, caminando, llorando e intentando procesar todo con calma”, dice.
En estos días, tanto los sobrevivientes, como también los administradores del recinto -que recibe 350 mil turistas al año-, y la opinión pública, aún se preguntan qué falló, por qué el grupo de excursionistas fue envuelto en esta tragedia de un momento a otro, sin que nadie se los pudiese advertir.
Hasta ahora existen tres investigaciones en curso para esclarecer las responsabilidades del caso. En paralelo, el Ministerio Público, la Contraloría General de la República y la Conaf buscan entender qué falló en la acción que provocó la tragedia.
Estas indagaciones han hecho que de momento el tramo donde ocurrió el accidente se encuentre cerrado para turistas. Solo está disponible el tramo de la “W” y la ruta que lleva a la base de las torres que le dan el nombre al parque nacional, además de otros panoramas realizables en un día.
Sin embargo, poco a poco se han empezado a ver acciones para evitar que este tipo de accidentes vuelvan a ocurrir.
En los últimos días se ha intensificado el sistema de monitoreo y de alertas al interior del parque, especialmente frente a condiciones climáticas como fuertes rachas de viento y lluvias, fenómenos habituales en la zona. A diferencia de lo que ocurría antes, cuando solo se informaba de estas condiciones, ahora se ha optado por aplicar cierres preventivos de algunos sectores y miradores mientras dura el evento climático.
Por ejemplo, esta semana las autoridades regionales informaron el cierre temporal de los Miradores Salto Grande, Cuernos y Cóndor por las rachas de viento que alcanzaron los 100 km/h. Estos cierres, en todo caso, son acotados y una vez que se normalizan las condiciones los espacios vuelven a habilitarse.
Esta mayor frecuencia de alertas ha generado sorpresa entre quienes conocen el comportamiento habitual del parque, ya que muchas de las áreas donde se aplican las medidas no corresponden a zonas de alta montaña. No obstante, quienes conocen del funcionamiento del parque sostienen que se ha reforzado la comunicación ante cualquier cambio climático relevante, como ocurre en sectores expuestos a vientos intensos.
Aún así persiste la inquietud entre trabajadores del parque, operadores turísticos y senderistas por la incertidumbre respecto del cierre del tramo del circuito Macizo Paine, conocido como “la O”. Todavía no existen fechas claras sobre una eventual reapertura, lo que debería ser anunciado por Conaf. Esto, por cierto, genera dificultades en la planificación de algunas actividades.

Así, parte de los visitantes han optado por reprogramar sus recorridos o adaptar sus itinerarios hacia alternativas como el circuito de la W extendida, u otros tramos disponibles en la zona.
Sebastián Segovia, habitante de Puerto Natales y tour leader de las Torres del Paine, dice que luego de la tragedia ha notado un cambio en la comunidad.
A pesar de estar a una hora y media de distancia, el parque y todas sus actividades relacionadas son uno de los principales sustentos de la comunidad natalina. La gente de la ciudad magallánica ha estado atenta para ver si el accidente provoca temor en los turistas y al mismo tiempo comentan que han tenido una preocupación especial por los sobrevivientes. Muchos de ellos no tenían dónde alojar en los días siguientes al rescate, y desinteresadamente se les ofreció techo y alimentación para subsanar de alguna manera lo vivido aquel 17 de noviembre.
Otra de las cosas que Segovia menciona es que se ha notado una disminución del flujo de turistas. No necesariamente en las reservas de hoteles y refugios al interior del parque -que se realizan con meses de anticipación-, sino que en actividades o recorridos que se pueden hacer por el día, y que estarían declinando llevar a cabo por temor a revivir lo ocurrido hace unas semanas.
Por otro lado, la gerenta de la Cámara de Turismo de Puerto Natales, Adriana Aguilar, asegura que el flujo de visitantes en la zona se ha mantenido positivo, pese al accidente. La temporada alta comenzó a principios de septiembre y ha estado impulsada por importantes eventos deportivos y de promoción internacional. Todo esto no es posible de confirmar con cifras oficiales actualizadas, ya que los datos de visitantes al parque los entrega Conaf con un desfase cercano a dos meses.
Posibles responsabilidades
Hasta ahora se sabe que el día de la tragedia no había guardaparques en el refugio, porque en la jornada anterior salieron a excusarse de votar en la primera vuelta presidencial. Su relevo no llegó hasta el lunes en la tarde. También se conoce, por la declaración de los sobrevivientes, que el personal de la empresa que administra el refugio Vértice les habría dicho que no había problemas con continuar el recorrido. Todo esto es materia de investigación que lidera la Fiscalía de Magallanes.
“Hay que analizar los protocolos existentes antes de la tragedia, pero también no debemos olvidar cómo se actuó una vez que se producen los hechos, si existían esos protocolos y si se utilizaron o no”, dijo el fiscal Cristián Crisosto una vez terminados los peritajes en el lugar del accidente. Aún no es posible descartar ninguna hipótesis.

Pero, más allá de toda culpabilidad, otro de los aspectos apunta a las condiciones que deben enfrentar los guardaparques de Conaf, con equipamiento y presupuesto limitado. Álvaro Aguilar, presidente del sindicato de guardaparques de la institución, comenta lo difícil de la situación. Muchas veces los guías no cuentan con instrumentos de comunicación ni geolocalización, y su equipamiento en varias ocasiones es más precario que el de los mismos turistas.
“La gente asocia que todos los guardaparques están capacitados para hacer rescate, y no es así, porque les faltan implementos, faltan capacitaciones, y sobre todo porque falta el equipamiento. El gobierno, a raíz del desastre que ocurrió no ha reaccionado. Nosotros hemos visto los esfuerzos de Conaf para buscar presupuestos, y la respuesta siempre es no, porque las prioridades están en otro lado”, acusa.
Ante esto, Segovia agrega que hace unos años apoyó una movilización de los guardaparques de Torres del Paine, quienes recibían solo $ 3.000 diarios para alimentación. A esto se suma una nueva incertidumbre debido al cambio de Conaf hacia el Servicio de Biodiversidad y Áreas Protegidas (SBAP) que será el nuevo encargado de los parques a nivel nacional.
Ante esto, el director del SBAP, Aarón Cavieres, dijo entender las inquietudes y reiteró que el proceso de transición incorpora el concepto de turismo ambientalmente responsable, “lo que sitúa al uso público como un elemento clave de la gestión. En este contexto, lo que plantean los guardaparques es fundamental, y requiere altos estándares de operación, seguridad y soporte para ellos y los visitantes”.
¿Más seguridad?
Otra de las opciones que se barajan para aumentar la seguridad en estas zonas del parque con alta dificultad es que se decrete la obligatoriedad de hacer estos circuitos junto a un guía certificado.
Andrés Moreno, presidente de la Asociación Gremial de Guías Locales de Puerto Natales, señaló que se trataría de una medida que se traduciría en protocolos más estrictos, especialmente al inicio y al término de la temporada estival, cuando aún persisten condiciones de riesgo por deshielos y nieve. Cristián Gutiérrez, director de la Federación de Guías Turísticos, complementó que ya se implementa la obligatoriedad de guías, pero solo en invierno. Una buena medida, según él, sería que esto se ampliara hasta fines de noviembre, cuando se regularizan las condiciones climáticas.
Un guía certificado debe validar sus conocimientos en un curso que usualmente dura alrededor de un año. Esa validación es permanente, pero Gutiérrez también explica que existen otros cursos que los guías van incorporando en sus conocimientos para complementar una mejor entrega de sus servicios. Entre ellos está el de primeros auxilios en zonas remotas, el cual se debe renovar cada dos años. Cabe destacar que los servicios de un guía certificado cuestan aproximadamente 100 mil pesos por día, para grupos de máximo seis personas.
Más allá de esto, Conaf debería informar próximamente sobre cómo procederá al menos durante el próximo domingo, en la segunda vuelta presidencial, para que los refugios no queden sin guardaparques. También está pendiente cuándo reabrirán el circuito de la “O”.
En esta etapa, Aldridge menciona que tanto su enfoque como el del resto de sus amigos sobrevivientes está completamente centrado en el duelo, la recuperación y la cooperación con la investigación oficial: “No estamos discutiendo acciones legales. La policía y el Ministerio Público nos han tomado declaraciones detalladas y confiamos en que las autoridades llevarán a cabo una investigación exhaustiva”.

“Lo que más nos importa es que se aprendan lecciones. No para culpar a nadie, sino para ayudar a prevenir otra tragedia. Una comunicación más clara y consistente sobre las condiciones climáticas, la presencia de guardabosques y la disponibilidad de refugios marcaría una gran diferencia para los excursionistas, especialmente para aquellos extranjeros que no comprendan del todo la rapidez con la que el clima patagónico puede cambiar. Victoria amaba la aventura, y si algo positivo puede surgir de esta tragedia sería garantizar que el parque sea aún más seguro para futuros visitantes”, concluye el excursionista británico.
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