Opinión

ChatGPT: Una victoria inesperada con mi hija

Ilustración.

Esa noche estaba haciendo mi mejor esfuerzo, ese que a veces parece digno de un premio, intentando aplicar todas las lecturas sobre crianza respetuosa para convencer a mi hija de tres años de lavarse los dientes. Agotadas las negociaciones, los cuentos y hasta la paciencia, hice lo que cualquier persona del siglo XXI hace en un momento de desesperación: saqué mi celular.

No busqué un video: abrí ChatGPT. Le pedí contarle a mi hija una historia convincente sobre la importancia del cepillado. En segundos mi teléfono narró un breve y eficaz cuento con voz empática. Mi hija, que se había resistido a todas mis tácticas, escuchó atenta y al terminar me dijo: “¡Vamos, mamá! Tengo que lavar mis dientes ahora”. Un triunfo inesperado, cortesía de la inteligencia artificial.

Este pequeño episodio doméstico, real y trivial, es la mejor prueba del fenómeno que celebramos hace unos días. El 30 de noviembre se cumplieron tres años desde que ChatGPT salió de los laboratorios de OpenAI, reescribiendo el curso de la tecnología moderna. Lo que presenciamos fue la liberación de un modelo conversacional capaz de dialogar y reconocer errores. Pasó de ser un experimento a un fenómeno cultural que en solo dos meses alcanzó más de 100 millones de usuarios.

Su alcance hoy supera los 800 millones de usuarios semanales y ha obligado a gigantes a reformular estrategias para no quedarse atrás. Pero la verdadera razón de mi emoción no está en las cifras de la industria, sino en la democratización del conocimiento que ha inaugurado esta era.

El ejemplo de mi hija ilustra que esta tecnología es para todos, asistiéndonos desde temas cotidianos hasta los más complejos. Nunca antes habíamos tenido un acceso tan universal y a tan bajo costo a una herramienta tan disruptiva.

En mi opinión, este fenómeno genera tres principales efectos: una mayor escala de aprendizaje; una vara más alta para la humanidad al enfrentarnos al conocimiento, y la producción de ideas y capacidad para activar datos, pasando de la mera analítica descriptiva a la analítica predictiva y prescriptiva.

Me entusiasma pensar cómo serán las nuevas generaciones que crezcan con esta capacidad al alcance de su mano.

Por Laura Flores, gerenta general iProspect.

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