Opinión

El FES, la FECH, la U. de Chile y su rectora

El FES, la FECH, la U.de Chile y su rectora

Me disculpo por un tema tan poco estético. Sucede que todo lo que tiene que ver con universidades ahora último desvía la atención y no se hace cargo de lo que verdaderamente importa en educación superior. Semanas atrás, la noticia se centró en la ocupación de las rectorías de la UCH y la USACH con riesgo de ser arrasadas o, en efecto, vandalizadas por alumnos. Los motivos, los de siempre: medir hasta qué punto las autoridades son chantajeables. En Cartas al Director de un matutino de la capital, se informa que lo que hoy pasa por “investigación académica seria” es una mascarada y un negociado. Era hora. Se sabe desde el “Escándalo Sokal” de 1996 que las revistas y artículos indexados con los que se mide el ranking universitario, conforme a la producción industrial de papers, nadie los lee y son de dudosa calidad, aunque autoridades y acreditadores han seguido con la farsa. A su vez, Trump chantajea a Harvard y Columbia mediante el financiamiento estatal de la investigación para que no sigan promoviendo ideologías progresistas que afectan el pluralismo, una acusación válida.

Así y todo, nuestros rectores de instituciones tradicionales y públicas parecieran estar en otra. Viendo cómo eliminar el CAE y sustituirlo por el FES, para que el gobierno tenga algo que mostrar antes de irse. Típico de este “gobierno FECH”—como llama Pablo Ortúzar al de Boric y del FA— cargarles la mano a estudiantes de las carreras más rentables y a quienes se reciban a tiempo, con costos mayores que a los estudiantes subsidiados de carreras menos lucrativas. Por supuesto, condicionando el financiamiento estatal a ciclos fiscales y, de paso, arruinando universidades privadas.

Cuestión que a Rosa Devés no parece afectarla según se desprende de entrevista en este diario (LT 23/10/25). A diferencia de distinguidos predecesores en el cargo de rector, preocupados por el sistema educacional nacional como un todo, ella plantea el asunto en términos de una oposición sectorial, dialéctica e insalvable. Entre instituciones públicas y privadas, dispuestas o no a someterse a regulaciones estatales invasivas que limitan su autonomía, habiendo financiamiento público. Obvio que sí. Pero ¿por qué instituciones universitarias de cualquier índole tendrían que someterse a gobiernos de turno? ¿Desde cuándo la UCH es una dependencia fiscal? ¿Y a ello se debe que sus autoridades sean tan obsequiosas con La Moneda?

El anterior rector fue nombrado embajador en Roma por Boric. Desde el inicio, Devés ha acogido al movimiento estudiantil como funcionaria de rectoría bajo Pérez y Vivaldi. Hoy es incondicional, siente orgullo por estos exdirigentes y, ante la duda de si no han sido ineptos al gobernar, responde: “Necesitamos más jóvenes con poder para cambiar las cosas”. Evidentemente, es más que una afinidad lo suyo.

Por Alfredo Jocelyn-Holt, historiador

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