
El fin de la diplomacia fenicia

En tiempos normales, la diplomacia fenicia, aquella que pone por delante intereses esencialmente comerciales, podía rendir frutos. A través de un amplio conjunto de TLC, Chile por ejemplo accedió a los principales mercados del mundo.
Ahora bien, el sistema de reglas bajo el cual ese desarrollo fue posible ha dejado de existir. A punta de “órdenes ejecutivas”, la segunda administración Trump está enterrando el orden de 1945. El unilateralismo ha sustituido al multilateralismo, el proteccionismo al comercio libre, la fuerza al derecho.
Frente a las amenazas de Trump la reacción predominante ha sido la cautela basada en la idea de que frente a un Presidente que no conoce de límites ni de buenas maneras es mejor guardar silencio y no moverse. Posición comprensible que sin embargo se ha revelado inútil. Sin excepción todos los principales países o bloques de países han sido golpeados con alzas unilaterales de aranceles. Por cierto, China, pero también los dos principales socios comerciales de EE.UU., México y Canadá, los 27 de la Unión Europea, India, Japón y Corea del Sur. Ni Milei le evitó a Argentina ser golpeada por el alza de aranceles al acero y aluminio. El caso de Brasil es el más grave. No se trata aquí de un aumento de aranceles. Es una sanción por la actuación de un Poder Judicial que no se dejó amedrentar y abrió juicio a un expresidente por intento de golpe de Estado. Por su parte, Chile tampoco se salvó y está amenazado con un arancel del 50% a las exportaciones de cobre.
La conclusión es clara. El sálvese quien pueda no dio resultado. Esa estrategia tenía una falla mayor: Trump desprecia a los débiles. Por lo demás, el mismo se encargó de explicitar su opinión, irreproducible por grosera, sobre quienes se apresuraron a intentar negociar individualmente.
Sin duda, en una situación tan delicada se recomienda prudencia. Pero esta no excluye la firmeza en la defensa de principios básicos. Es cierto, Chile no tiene como “retaliar”, pero no tiene el grado de dependencia de EE.UU. que hace décadas atrás. El margen de maniobra es mayor. Nada sirve quedarse de brazos cruzados esperando la conmiseración de Trump. Hay que buscar aliados. Al interior de los EE.UU. las empresas que consumen cobre chileno podrían movilizarse para defender sus intereses. En el exterior, sin estridencias pero con convicción, Chile debiera alentar la constitución de una gran coalición en defensa del multilateralismo y el sistema internacional de comercio que agrupe al Sur Global pero también a muchos países del Norte Global, de América, Europa y Asia afectados por la unilateralidad norteamericana.
En este sentido, la Cumbre del próximo 21 de julio que reunirá a los presidentes de los dos países más grandes de América del Sur, Brasil y Colombia, junto a los de Uruguay y España es una ocasión propicia para avanzar ideas sobre la defensa de la democracia y del multilateralismo, la lucha contra las desigualdades y la desinformación.
Vasta agenda que incorpora desafíos inescapables de esta nueva época y sobre los cuales tiene que pronunciarse cualquier país que pretenda ser oído y respetado en el mundo.
Por Carlos Ominami, pdte. del Foro Permanente de Política Exterior
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