
Gastón Soublette: Cliente frecuente

Yo no tenía idea quién era Gastón Soublette. Lo conocí sin proponérmelo el 2013, año en el que me fui a vivir a Limache con quien en ese entonces era mi mujer y nuestro recién nacido hijo Manuel.
En un arranque poético, decidimos criar alejados del vértigo de la capital y pusimos una colorida cafetería vegetariana frente al parque Brasil. En una pared al interior del boliche había una gran pizarra donde, en vez del menú, se me ocurrió escribir nombres de vegetarianos célebres.
Poco tiempo después de haber inaugurado, una mañana cualquiera Gastón entró a nuestro distinguido cafecito. Andaba solo, recorriendo a pie la ciudad, como después supe, era su costumbre.
Se sentó y pidió una sopa. Mientras esperaba se puso a preguntar por los nombres de la pizarra. A varios los conocía, pero muchos otros no. Luego saboreó su sopa con gran entusiasmo (eran muy ricas nuestras sopas), pagó, dio las gracias y se fue.
A partir de ese día y por un tiempo, sus visitas se hicieron frecuentes. Cada vez que iba pedía su sopa y conversábamos sobre los nombres de la pizarra. Con amabilidad, con curiosidad, con respeto, con simpatía y gran sentido del humor. Él me hablaba de Buda, yo le hablaba de Coetzee. Él me hablaba de Da Vinci, yo le hablaba de Björk. A veces solo se sentaba a leer el diario y comentaba las noticias. Así se alargaron inolvidables esas mañanas limachinas, en conversaciones distendidas y bucólicas.
Todo esto para decir que para mí Gastón no es el sabio de la tribu (mote que, por cierto, me produce gran incomodidad) ni el maestro de generaciones, ni ninguno de esos apodos rimbombantes con los que se le ha endiosado.
Antes que cualquier cosa, para mí no es más (pero tampoco menos) que el cliente más entrañable de ese fugaz emprendimiento familiar. Con eso se ganó mi cariño y mi gratitud para siempre.
Después con mi amigo Patricio González Ríos hicimos un documental sobre su vida. Pero esa es otra historia que ya no cabe aquí.
Por Felipe Ossandón E., periodista, escritor, codirector del documental El lugar al que llego.
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