Opinión

Kast: una candidatura peligrosa

Kast: una candidatura peligrosa Andres Perez Andres Perez

La celebración del clásico encuentro de empresarios en Enade tuvo, este año, aspectos muy preocupantes. La capacidad de Susana Jiménez, inteligente y empujadora, no fue suficiente para sortear situaciones patéticas. Mientras el Presidente Boric, desde Roma, hacía el ridículo citando al Papa como si fuera el mensajero de la desesperanza de los pobres, Jeannette Jara mostró una vez más la ausencia de un proyecto integrador y claro. Kast, muy de mala gana, simuló arrepentimiento luego de meses de agresiones contra Evelyn Matthei. En lo que importaba -los proyectos para Chile- la aguja no se movió un milímetro. Es que, en efecto, las presentaciones no contribuyeron a despejar las dudas que una parte importante de los ciudadanos sienten sobre lo que podría depararles el futuro.

La pregunta acerca de quién ganará no es un dilema que concierna a las posibilidades de Jeannette Jara (es evidente que no las tiene), sino a la confrontación entre Matthei y Kast. El resultado de las elecciones es completamente incierto, pues a la suma de nuevos votantes hay que agregar que existirá sufragio obligatorio, lo que no ocurrió en la elección que llevó a Boric al poder. El fracaso de éste ha sido de tal entidad que al final entregará un país agobiado por la inseguridad de las personas y por la decadencia en el crecimiento económico. Puesto que ambas son nidos en que se desarrolla la angustia, el estrés, el desamparo y, al final del día, la ira, ciertamente quien resulte elegido Presidente/a deberá hacerse cargo de inmediato de proporcionar soluciones para contenerla y en definitiva resolverla. Si hay algo que llevará al poder a Matthei o a Kast no es el entusiasmo ni la abundancia, sino la existencia de severas carencias.

En este contexto, a nuestro juicio, resulta peligroso que Kast y sus asesores más cercanos pretendan cosechar intención de voto como portavoces de la furia ciudadana o como quienes encarnan la expectativa de venganza. El mejor y más reciente ejemplo se encuentra en la columna titulada “Los parásitos”, cuya autoría material corresponde al señor Cristián Valenzuela. Con una violencia brutal e inusitada, atribuye al Estado y a los funcionarios públicos (a quienes llama un cuerpo hinchado, podrido, un ecosistema perfecto de mediocres bien pagados), la responsabilidad de haber privado a las personas de medios que debieron ir en su beneficio. Por desgracia, el columnista no es más que un emisario. Kast aseguró que, de haberla escrito él, incluso habría sido más duro. El presidente del Partido Republicano, a su turno, afirmó que la columna es directamente proporcional a la indignación de los chilenos. Estas expresiones, como muchas otras, no corresponden al fragor de una sana contienda política, sino que dejan ver graves riesgos para Chile.

El candidato José Antonio Kast y sus asesores aspiran al poder prometiendo ser el cauce del rencor y la rabia. Por experiencia sabemos que la agitación social como estrategia de gobierno es el peor escenario para el futuro. No nos merecemos un proyecto vengativo sino una democracia estable e integradora.

Por Álvaro Ortúzar, abogado

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